Medio siglo del año que cambió la música pop

EXTRA VOZ

CEDIDA

En 1966 el pop se hizo poderoso. La música  empezó una transformación que culminaría en los dos años siguientes, y se materializó en un puñado de obras maestras

08 feb 2016 . Actualizado a las 22:12 h.

Sí, todos los discos que circundan este texto vieron la luz en 1966. No son excepciones seleccionadas con mimo de una producción convencional. Ese mismo año también se editaron álbumes como Freak Out de Frank Zappa & The Mothers Of Invention, Takes Off de Jefferson Airplane, The Psychedelic Sounds of... de 13th Floor Elevators, Again de Them o los homónimos elepés de debut de Small Faces y Buffalo Springfield. Todo ello sin adentrarnos en los territorios del soul, donde James Brown, The Supremes, Sam & Dave u Otis Redding no cesaban de accionar el  play de su máquina de hits. Y también, sin mentar a grandes llegados de la era anterior, como Nina Simone o Frank Sinatra (este ni más ni menos que editando Strangers In The Night). 

Todo esto pone de manifiesto que 1966 resultó un año excepcional. No solo por la incuestionable calidad de las obras citadas, sino porque lo que ellas suponía dentro de esa, entonces muy joven, expresión artística. Lo recuerda Bob Stanley en Yeah!, Yeah! Yeah!, su historia del pop editada en castellano el año pasado: «Es el año en que por primera vez supo advertirse la importancia cultural y artística de la música popular moderna».

No ocurrió solo por la avidez de los periodistas y cronistas del momento, sino porque esa poderosa bola de emoción juvenil había alcanzado territorios fascinantemente creativos, innovadores en el mejor sentido y rutilantes en su acabado final. La irrupción del LSD, la consciencia del disco como formato, los desafíos a la moral del momento... y todo ello con un puñado de canciones memorables. 

Se impone, por tanto, un viaje 50 años atrás. Orejas abiertas. La fascinación se volverá a repetir. Seguro.

1.The Beatles: «Revolver»

Un caleidoscopio en donde hay sitio para la dulzura de Here, There And Everywhere, la psicodelia pasada de rosca de la visionaria Tomorrow Never Knows, el barroquismo orquestado de Eleanor Rigby o los dibujos en espiral de She Said, She Said. Hito de inicio a fin.

2.Beach Boys: «Pet sounds»

La revista Uncut lo acaba de coronar como el mejor álbum de la historia. El talento de Brian Wilson brota aquí como una alucinada, tierna y maravillosa obra de arte, que abría una puerta desconocida hasta el momento. Estamos ante la Capilla Sixtina del pop.

3.Bob Dylan. «Blonde on blonde»

Si Dylan fue el artista que le puso cerebro al rock, con este álbum lo asentó plenamente. Ciego de confianza, combinó blues, folk y poesía. Los puso al servicio de los aspavientos de su voz y marcó ese punto y aparte en lenguaje que  dos años antes apenas balbuceaba.

4.Rolling Stones. «Aftermath»

El  favorito de su clientela más sixtie, el cuarto capítulo de los Stones incluye esa gemas de perfecto acabado como la soulera Out Of Time, la folkie Lady Jane o la r&b Under My Thumb. Pero también desarrollos de blues como Goin' Home de 11 minutos, algo insólito entonces.

5.The Kinks. «Face to face»

Otra metamorfosis crucial de 1966 la sufrieron The Kinks. Dejaron su gusto por el riff garagero, en favor de medios tiempos costumbristas como Sunday Afternoon. Adiós a la urgencia guitarrera, bienvenidos los retratos sociales de Ray Davies que tanto influirían a posteriori.

6.The Byrds. «Fith dimension»

El puente entre The Beatles y Bob Dylan se subió a la alfombra de la psicodelia sin pensárselo dos veces. Y, mostrando los nuevos mundos conquistados, lo llamaron La quinta dimensión. De esa mezcla de melodías perfectas y guitarras alteradas surgió el éxtasis musical.

7.Simon & Garfunkel. «Sounds of silence»

Sounds Of Silence iba camino de convertirse en otra pieza folk perdida en el olvido... hasta que el productor Tom Wilson le agregó electricidad en su recta final. La hizo inmortal. Y marcó totalmente el sonido electroacústico del dúo que entregaba aquí su primer gran trabajo.  

8.The Who. «A quick one»

Tal y como recoge la portada, el sonido anfetamínico de My Generation se abría en múltiples direcciones de color. See My Way se tira a la lisergia. I Need You enrarece en lado dulce de The Kids Are Allright. Y So Sad About Us termina perfilándose como un himno. 

9.Cream. «Fresh cream»

El debut del power trío por excelencia se abre con una declaración de principios: I Feel Free. Embarcaban de este modo la tradición de un blues que veneran con toda transparencia en el futuro de la psicodelia. Una demostración de libertad que sigue impresionando.  

10.The Doors. «The Dorrs»

Este trabajo lo posee todo. Garra y caricia. Concreción melódica y delirios progresivos. Sexo y muerte. Provocación y contenido. Un líder en estado de gracia y tres músicos bien plantados. Y, además, acoge a The End, una cumbre definitiva en la historia del rock.