Suave plaza milenaria

OURENSE

La Voz entrega mañana a los lectores la última lámina de la colección «Ourense feito arte»

08 dic 2014 . Actualizado a las 05:25 h.

Celebrar 45 años de actividad periodística en Ourense con unas láminas preciosas solo se le ocurre a unos jabatos agudos, capaces de mantener como cuarto periódico de una gran nación el diario informativo de una comunidad pobre y esquinada. Extramuros, ¡chapó!

La lámina de mañana, última (¿por qué no más?), soñada y dibujada por Valquiria Isabell es una hermosa recreación de la calle Fornos donde se percibe, al fondo, la plaza de Los Suaves, según su placa, «poetas do amor do desencanto e da vida que dende Ourense compuxeron rock para todo o mundo». Hace cuarenta y tantos años, cuando iba a comisaría a denunciar la desaparición de la documentación de un camión, me atendía un madero rarísimo con pelambrera afro; ¡era el gran Yosi! Pues bien, Los Suaves se dejaron de gaitas y colocaron Ourense en el mundo haciendo un trío con Euterpe y Terpsícore.

Ourensana Seidel dibujó, recreó la vida, la gente, las flores en los balcones. Detente un momento y escucha; se oye el hablar de los vecinos sentados en la terraza; el de la derecha invita a su amada a ir a darse un chapuzón a Oira. Hace calor. Se ven, a la izquierda, el Bar Pérez, el Alpendre, la Taberna do Perico, O Furancho, nombres nuestros, «made in» paisano, porque el primer curso de márketing se dio en Ourense en 1970; hasta ahí fuimos autodidactas. Somos una ciudad furancho, de cosecha propia y vida placentera, despaciosa, lenta; para vivir sin molestar, amodiño. Ciudad comercial, administrativa, antaño rústica, hoy burocrática. De crecimiento perezoso. Auria entre ríos, Miño, Loña, Barbaña; con aguas termales, As Burgas, O Tinteiro, As Caldas, Reza.

En esta perspectiva que conduce a la plaza de los Suaves se observa como la ciudad antigua se construyó de forma «empoleirada» aprovechando las curvas de nivel del terreno. Hay constancia de que en ella han vivido ourensanos los últimos 2.000 años, primero con los romanos, a continuación, con los suevos y, desde hace XV siglos, con los curas. A la derecha de la lámina (¿por qué, Señor, siempre a la derecha?) se ubica la Iglesia Catedral. Imponente edificio con un bellísimo Pórtico del Paraíso, centro de transmisión de cultura y poder milenarios. Hoy, venidos a menos. ¿A quién acudimos? ¿Quién nos ayuda para que en la plaza de los Suaves siga habiendo ourensanos mil primaveras más? Urge hacer una Carta Puebla para transformar la mansedumbre y el conformismo en pasión y compromiso de futuro. Si aquí no nacen, que vengan de fuera, los haremos ourensanos internacionales de corazón, los integraremos, desde la sabiduría que da el haber recorrido el mundo tras da roda afilando la chispa de la vida.