La ciudad se rindió a la música

A. Mahía. / R. Iglesias / A.?M.?C.

A CORUÑA

16 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Para todos los gustos, edades y oídos. A Coruña se convirtió ayer en un gran escenario, al aire libre y de entrada ídem. Gratis. Y el público respondió. En la playa, el Noroeste fue más rock y citó sobre la arena a miles de pares de pies con ganas de moverse y saltar. Fue poco después de que en María Pita la clásica volviese a sentar sobre las butacas a los amantes de la sinfonía de etiqueta. Algunos, incluso, hicieron doblete y no dudaron en acercarse al arenal tras dejar la plaza.

Muy buena entrada tuvo la actuación de la Orquesta Joven de la Sinfónica. Si en Riazor sonaba el rock, frente al Ayuntamiento era la música clásica la que hacía disfrutar a un público fiel a este tipo de conciertos, algo que se ha convertido en una tradición en las fiestas de agosto. La noche, sin ser excepcional, invitaba a ello y cuatro mil melómanos no faltaron a la cita.

Esta formación, dirigida por Davis Ethève y José Trigueros, contó ayer con la colaboración del pianista Doménico Codispati e interpretó, en su primera parte, la Obertura Cubana y Rhapsody in blue, de George Gershwin, combinación de música clásica y efectos de influencia jazzística. En la segunda parte, los jóvenes músicos abordaron la Pastoral de Beethoven.

Un público de todas las edades arropó a las promesas de la OSG. Su actuación fue calificada por los aficionados de «excelente».

Mucho más joven, pero con idénticas ganas de diversión aunque a volumen máximo, fue la gente que pobló después la playa, que anocheció casi tímida de concurrencia pero fue caldeándose. The Hives, incluso para los no iniciados en el sonido sueco, hacía casi imposible no saltar sobre la arena. Qué decir de los que ya sabían de la fuerza de sus guitarras. Fue la locura coincidiendo con los éxitos más conocidos y los guiños del cantante que, en correcto español, se ganó al público alabando su gusto musical y reafirmando, una y otra vez, «esto es rock». El batería también hizo lo propio por ganarse al personal, pero con sus baquetas, que al final de cada tema lanzaba al público mientras los cuerdas del grupo se deshacían de las púas.

Una bandera de Galicia con el escudo de la banda, la H de los Hives, fue ya, bien mediado el concierto, la apoteosis, que lograrían izar el grupo, vestido con un estilo Naranja Mecánica, todavía más en su último tema. Para volver a verlos, y escucharlos en España habrá que esperar al 26 de septiembre. Será en Barcelona.