Un festival marcado por la polémica desde antes de su nacimiento

La Voz

A CORUÑA

09 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Nunca llueve a gusto de todos, y la historia del Noroeste Pop Rock es una buena muestra de esta afirmación. Año tras año, verano tras verano, el cartel del festival playero ha suscitado polémica entre aficionados a la música, componentes de grupos locales, promotores de conciertos y la propia Concejalía de Fiestas. Cuando desaparecieron del cartel los grupos de la ciudad, hubo gran revuelo. En los años en los que no actuó ninguna estrella internacional, el revuelo fue, si cabe, mayor. Si vienen grupos de culto, se critica el carácter elitista de un espectáculo público. Pero si los que tocan son celebridades «de toda la vida», el Noroeste se está volviendo populachero.

Lo cierto es que el Noroeste, para mal o para bien, ha evolucionado con el paso de los años. Incluso ha cambiado de nombre y de ubicación. Y desde luego, ha mutado su objetivo y filosofía: «Noroeste Pop Rock nació como un soporte para los grupos coruñeses que durante todo el año están encerrados en garajes, sótanos y buhardillas, ensayando y soñando con convertirse en estrellas de la música», escribía en La Voz el crítico musical Nonito Pereira, a la sazón principal impulsor del festival, el 23 de agosto de 1986, día en que se celebró la primera edición. Pero todavía podemos remontarnos más en el tiempo y comprobar cómo la polémica marcó a este festival desde incluso antes de su nacimiento.

El embrión

En 1982 tuvo lugar en A Coruña lo que aquellos que lo vivieron no dudan en calificar como el germen del que derivó el Noroeste: el primer concurso de Pop-Rock Cidade da Coruña. Nació este como gran oportunidad para el cada vez mayor número de grupos que estaban surgiendo en las distintas ciudades gallegas en aquellos años.

Decenas de bandas procedentes de las cuatro provincias hicieron llegar sus maquetas al jurado, presidido por el concejal Gonzalo Vázquez Pozo y compuesto por los críticos musicales Jesús Ordovás y Diego Manrique, Tomás Pereira, José Manuel Costas, Loquillo, que por aquel entonces estaba haciendo la mili en Ferrol, y un jovencísimo Nonito Pereira Júnior, que con tan solo 14 años cambiaría el voto del jurado en la gran final, al aparecer con un disco recién publicado de Siniestro Total, grandes favoritos del concurso, lo que invalidaba su participación. Cuentan que la bronca entre las representaciones coruñesa y viguesa en el backstage del Palacio de los Deportes fue antológica.

El concurso alcanzaría a celebrar su segunda edición, y desapareció. Eso sí, su legado quedó entre los grupos de la ciudad, generó una movida local, lejos todavía de lo que se estaba cociendo en Madrid o en Vigo. Pero la semilla estaba plantada y tan solo tardó tres años en germinar como Noroeste Pop Rock, «un festival que en su momento fue un referente a nivel nacional. Una gran oportunidad para situar a la ciudad dentro del mapa musical y que podría estar actualmente a la altura del Festival de Benicasim», asegura Pereira.

De todos modos, y polémicas al margen, el próximo fin de semana miles de coruñeses se citarán como cada año en Riazor para disfrutar de los conciertos del verano, que este año han costado alrededor de 600.000 euros, más de veinte veces el coste de aquel primer Noroeste de 1986.