Honda CB500X, más dócil de lo que parece

MOTOR ON

GONZALO BARRAL

Honda nos presenta una moto muy ágil, barata de mantener y con un propulsor bicilíndrico que sorprende por  su suavidad y docilidad que es capaz de moverse como pocas entre la jungla asfáltica diaria

17 may 2015 . Actualizado a las 05:15 h.

La fábrica del ala dorada no solo sigue apostando por ofrecer productos de muy alta calidad y tecnología sino que de vez en cuando nos sorprende con una solución que además suma la diversión y la economía como ingredientes  en una fórmula que triunfa como son las motos multiusos. Este es el caso de esta media cilindrada que presume de estética offroad pero que  está hecha para el terreno callejero del día a día. Con un precio que no alcanza los 6.000 euros, esta Honda CB500X promete muchas horas de diversión a todo tipo de clientes, desde los que empiezan con su recién estrenado carnet A2  hasta los que buscan despreocuparse a la hora de moverse entre el tráfico de las ciudades o explayarse en las salidas mañaneras por carreteras zigzagueantes sacando los colores a muchas hermanas mayores con mayores cilindradas. Nadie quedará decepcionado.

A baja velocidad lo primero que nos sorprende es su agilidad, con el más leve movimiento del manillar nos lleva allí donde queremos ir. Su distancia entre ejes de solo 142 cm tiene parte de la culpa de esta asombrosa maniobrabilidad. Con un asiento bajo, un manillar alto estilo trail  y la estrechez entre nuestras piernas son otros de los elementos que hace que nos encontremos con una de las motos más ágiles, dinámicas  y fáciles de llevar del mercado en esta categoría de las asfálticas. La comodidad ergonómica es otro punto a su favor. Espalda recta y brazos en posición natural permiten afrontar viajes largos sin demasiado sufrimiento. En el apartado de frenos, cuenta con ABS de serie, un bien muy preciado reservado hasta ahora para motos de mayores precios. Dicho sistema presenta un funcionamiento correcto con un tacto que proporciona un plus de confianza. 

Su chásis de acero, para ahorrar costes, abraza a un robusto propulsor bicilíncrico de impecable factura. Sorprende por su suavidad con un leve ronroneo típico de dos cilindros que a bajas velocidades resulta casi eléctrico, sin apenas vibraciones, marca de la casa, pero que se transforma en cuanto abrimos gas dando una entrega de potencia muy lineal hasta las 8.500 vueltas, pareciendo una moto de mayor cilindrada, regalando alegría incluso a los más experimentados. La suspensión ha sido adaptada en longitud para adaptarse a superficies irregulares.  La trasera es la archiconocida Prolink probada en mil batallas con éxito.

La cuestión ahorradora es otra de sus cualidades para aquellos bolsillos que buscan un gasto contenido sin renunciar a la diversión, mantenimientos muy espaciados, cada 12.000 kilómetros, consumos mínimos, menos de 4 litros cada 100 km,  son serias razones para decantarse por esta montura. Tenemos que tener en cuenta que es una moto elemental, no cuenta con regulación de suspensiones, ni tampoco con tecnología punta, aunque para lo que está hecha no lo necesita . Es una moto básica, sencilla, tan barata de mantener como fácil de conducir. Pero en definitiva una moto que no nos dejará indiferentes.