15 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.
No soy tan ingenuo como para oponerme al diésel por una cuestión ecológica. Los vehículos de gasolina contaminan cuatro veces menos, según un estudio del CSIC, ya que emiten niveles muy inferiores de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión. Pero quien quiera ir de limpio por la vida, que se mueva en bicicleta o coja el transporte público. No, mi apuesta por la gasolina tiene que ver con las características que le confiere a un motor de explosión. Me gustan la finura y la suavidad con que se conduce un coche de gasolina. Me gusta cómo suena. Me gusta que visite menos el taller -al lado de mi casa hay uno de diésel y está siempre lleno-. Los Fórmula 1 usan gasolina; el gasóleo, para los tractores.