Grace Coddington, la película: Todos los detalles

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CULTURA

CAROLINE BLUMBERG | EFE
CAROLINE BLUMBERG | EFE

Las memorias de la mano derecha de Anna Wintour, llevadas a la gran pantalla, se estrenarán en el 2016

16 oct 2015 . Actualizado a las 21:45 h.

La excéntrica y pelirrojísima Grace Coddington es mucho más que la mano derecha de Anna Wintur, todopoderosa del mundo de la moda. Se ocupa esta señora desde hace muchos años de convertir en auténticas obras de arte los editoriales de la edición estadounidense de la revista Vogue. Antes de eso, la galesa fue modelo, un maniquí algo peculiar que sentó un precedente en cuanto a leyes estilísticas e iconos a emular. Coddington, pálida, tan despierta, testaruda, enfundada siempre en impecables atuendos negro, como de otra época, como levitando, publicó hace un par de años sus memorias. Llegaron a España a través de la editorial Turner y ahora dan el salto a la gran pantalla. Los derechos de Grace: A Memoir se los ha adueñado A24, responsable de The Bling Ring, la película de Sofia Coppola, amiga íntima de Caddington. Se estrenará el año que viene.

Aunque esta romática mujer cuenta con una vida digna de relatar con pelos y señales, no fue hasta el 2009 cuando su figura comenzó a emerger a la superficie. A desvincularse de la sombra de Wintour. El documental The September Issue, rodado para templar el cubo de agua fría que volcó sobre la directora de Vogue USA El diablo viste de Prada, arrojó luz sobre su huidiza estilista. Desde entonces, la gente comenzó a reconocerla por la calle. En los aeropuertos. En los restaurantes. Los aplicados de la asignatura de la moda, sin embargo, ya la tenían fichada.

En septiembre del 2002, celebró sus 30 años a bordo de la cabecera de estilo publicando un libro con sus mejores fotografías, primero en la edición británica y después, en la americana. Porque Grace Coddington nació en la isla de Anglesey, al norte de Gales, en el año 1941. A los 18 años dejó aquel lugar, difuminado, húmedo, y más vacío que lleno, para trasladarse al meollo británico. En Londres hizo sus pinitos como modelo sin, al principio, mucho apoyo. Sus tutores le aconsejaron que se buscase otra vocación, porque no era rubia ni tampoco demasiado guapa. Tozuda como pocas, se dejó cortar su voluminosa melena en cinco puntas. Y asumió el rol de cabecilla de un estilo que por anacrónico se convirtió en moderno. En excéntrico. Simplemente, empezó a funcionar. Todos la querían. Para vestirla. Maquillarla y peinarla. Y entonces, con 25 años, sufrió un devastador accidente de tráfico que le desfiguró la cara, truncó su prometedora carrera como modelo y le relegó al otro lado de la cámara.  

Necesitó cinco operaciones de estética para recuperar el párpado izquierdo. Y en 1968 se incorporó al equipo de Vogue UK. Este bache y otros dramáticos episodios personales, como un aborto que la dejó estéril, son narrados sin reparos de su puño y letra en sus memorias que ahora se harán imagen, en las que además Coddington describe con precisión y abundancia de detalles lo que vestía y cómo se pintaba en cada ocasión, un privilegiado testimonio de primera mano sobre la evolución de la moda en las últimas cinco décadas. 

La pelirroja dedica un capítulo entero de sus memorias a su célebre e inquietante jefa. Porque solo ella se atreve a plantarle cara a esa imperturbable, controladora y férrea mujer. Ambas pelean, sin trampas ni jugadas sucias, para imponer sus respectivos criterios sobre el couché. Discuten. Se enfrentan. Pero se respetan. Fue la dama de hierro la que le propuso que se uniera a sus filas al otro lado del océano cuando la nombraron directora de la edición estadounidense de Vogue.  Era 1988. Juntas se han convertido en el tándem más famoso e influyente del mundo de la moda.