La modelo rock and roll cumple 40

maría piñeiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ANDY RAIN

Kate Moss alcanza la madurez física manteniendo su característica actitud rebelde

15 ene 2014 . Actualizado a las 12:19 h.

Mientras usted está leyendo esto, Kate Moss ultima su fiesta de cumpleaños ambientada en la Francia de María Antonieta, y lo hace en Necker, una de las islas Vírgenes. O de resaca. O ambas cosas a la vez. Porque Moss es puro rock and roll.

La modelo, que mañana cumple 40 años -25 de los cuales bajo el ojo público y la admiración /desprecio de medio mundo-, sigue siendo una chiquilla alocada que sale de juerga con sus amigos hasta las tantas, se pasea con los ojos emborronados y mala cara, y habla con el tono áspero de quien vive más de noche que de día.

Ella, que ha reconocido que durante años jamás recorrió una pasarela serena -el champán francés era su principal alimento-, es un icono por todo eso, o tal vez porque a pesar de ello sigue en la brecha. Es la cuarta modelo mejor pagada del mundo, según Forbes, y aunque necesita dobles de cuerpo para sus anuncios de la tele y mucho photoshop en los de las revistas, es imagen de Versace y Rimmel, entre otras empresas.

En el 2005 salió esnifando un polvo blanco mientras esperaba a su novio del momento, el reconocido yonqui Pete Doherty, y automáticamente se fue a rehabilitación. Parecía que su futuro estaba en el alero, pero Moss es como un stone, eterna. Remontó, y en el 2011 se casó con el músico Jamie Hince, vestida con un modelo del apestado John Galliano, marcando pezón y barriguita, mientras en Mónaco hacían lo mismo Alberto y Charlene, que con sus penas convertían la boda de Moss en una oda al amor.

La relación de Kate con el guitarrista de The Kills amenazó con atemperarla: hasta anunció que quería ser madre de nuevo (tiene una niña de 12 años). Sin embargo, sigue acaparando flashes en la madrugada londinense, riéndose enseñando colmillo y apadrinando a quien puede ser su sustituta, la malota Cara Delevingne .

40 años. Es probable que nada de eso le importe a Moss: la edad está en la mente, y la suya está hecha de rock and roll.