Lujo que se guarda en la despensa

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

HENGHAMEH FAHIMI

En el mercado existen toda una serie de efímeras joyas gastronómicas por las que algunos acaudalados consumidores están dispuestos a pagar desde 6.000 hasta 20.000 euros el kilo

15 jul 2018 . Actualizado a las 05:08 h.

La vainilla se ha revestido de oro en los últimos meses para convertirse en uno de los ingredientes más prohibitivos que podemos encontrar en las estanterías del supermercado. La escalada de precio que ha experimentado este producto de un tiempo a esta parte ha llevado a algunos productores y cadenas de comercialización de helados a tomar medidas drásticas. Algunas incluso anunciaban la retirada de esta opción de sus menús. La curva que está dibujando el precio de la vaina de vainilla -que ha pasado de los 94 euros el kilo en el 2014 a los 700 en la actualidad- ha convertido un simple helado en un producto de lujo.

Detrás de esta situación hay razones de peso. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el 2016 Madagascar produjo cerca de 3.000 toneladas de orquídeas de vainilla, más de la mitad de la cuota de mercado mundial. Los últimos ciclones que han castigado una y otra vez las cosechas han disparado el valor de una especie que ya se sitúa como el condimento más caro del mundo, solo situado por detrás del azafrán. La vainilla vale ya más que la plata.

Pero no es el único producto por el que hay que estirar el bolsillo. Con la vainilla compiten otros condimentos igual de livianos en la balanza y de pesados para la cartera. El azafrán es, sin duda, uno de los más icónicos en esta particular lista de la compra. La especia más cara del mundo se vende en el supermercado en pequeñísimas cantidades por las que hay que pagar un precio nada desdeñable. Y para conseguir un kilo de este ingrediente de lujo hay que poner sobre la mesa desde 5.000 hasta 30.000 euros. Bautizado como el oro rojo, su precio estelar tiene su razón de ser en el complicado proceso de elaboración y en su valor en la cocina: los que saben aseguran que es la única especia capaz de conquistar olfato, gusto y vista al mismo tiempo y con igual intensidad.

Al hablar de productos gourmet es imposible escapar del caviar. La escasez de producción de estas pequeñas bolitas de peculiar y fuerte sabor lo convierten en un aperitivo solo apto para las cuentas más abultadas. Las huevas de esturión más apreciadas son las procedentes de las variedades sevruga y beluga, que producen, principalmente, Rusia e Irán. Sin embargo, el más exclusivo, por el que se llegan a pagar más de 20.000 euros el kilo, es el conocido como caviar blanco, obtenido de ejemplares de esturión beluga albino del mar Caspio con más de 100 años de edad.

sabor irrepetible

Otra joya gastronómica efímera es la trufa, por la que algunos han llegado a pagar más de 6.000 euros el kilo. A pesar de que la negra se lleva la fama, en el mercado existe una variedad blanca mucho más exclusiva, por la que las mejores mesas del mundo se disputan cada año una lucha sin cuartel bien pertrechados de sus abultadas carteras. Este hongo silvestre tan escaso y difícil de encontrar crece bajo la tierra del Piamonte, donde se recolecta en los primeros días del otoño. Su penetrante aroma y su peculiar sabor -que ningún otro alimento hasta ahora conocido es capaz de imitar-, junto con la dificultad para conseguirla, la convierten en algo extraordinario. Su hábitat, con unas condiciones muy marcadas, es imposible de reproducir de manera artificial y la recolección requiere del experto olfato de un perro y la habilidad perfeccionada durante años de los cosechadores.

En todo este compendio de exquisiteces de precio desorbitado también aparece un producto al que estamos bastante habituados el grueso de los consumidores. El café, al que pueden acceder la inmensa mayoría de paladares, también tiene una variedad digna de aparecer en esta lista. El Kopi Luwak, por el que se pagan entre 75 y 90 dólares por una pequeña taza, es actualmente el café más caro del mundo, una consecuencia directa de la escasa producción que se consigue al año (unos 500 kilos en todo el mundo). La obtención no es tan glamurosa como su precio: este café se produce moliendo los granos extraídos de las heces de la civeta, un felino asiático.

Vainilla, caviar, trufa o azafrán son alimentos de ligera presencia que cuestan una fortuna

ILUSTRACIÓN:

MABEL RODRÍGUEZ