Los Chousa, panaderos de casta

MERCADOS

cedida

Los orígenes del grupo lucense están en un obrador en San Fiz, donde Manuel Chousa transmitió a dos generaciones oficio y gen empresarial La compañía factura 78,8 millones

16 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Para José Manuel Chousa Vázquez, presidente de Ingapan, su hermano Rubén, director general y su hermana Marisa, la mayor de los tres hermanos, la mejor escuela de negocios fue su padre, Manuel Chousa, recientemente fallecido. De él aprendieron un oficio, el de panaderos ; recibieron sus primeras nociones de comercialización y de márketing cuando lo acompañaban en un Land Rover a repartir el pan que elaboraban en el obrador de San Fiz. En él es donde se sitúa el origen de la compañía que el pasado año facturó 78,8 millones de euros, en el que fue el mejor ejercicio económico de su existencia, y que este año afrontará las obras de un gran centro logístico, en Begonte. Su padre también les enseñó a los hermanos las primeras nociones de finanzas cuando iban con él a los bancos, y de derecho mercantil. Los tres saben que la palabra dada tiene el mismo valor que cualquier contrato.

Sin tiempo para casarse

Los comienzos de Manuel Chousa no fueron fáciles. Era el décimo de una familia de doce hijos y con 14 años decidió dejar la casa natal de O Corgo para buscarse la vida y seguir los mismos pasos que sus hermanos. Con ellos aprendió el oficio de panadero, que ejerció también en la mili. Se casó a los 18 años con Luisa Vázquez, una víspera de festivo para no perder días de trabajo. Ganaba un sueldo de 12 pesetas, que completaba vendiendo leche y carbón, que transportaba en una bicicleta. El día carecía de horas suficientes para hacer todo lo que se traía entre manos.

Chousa no se podía imaginar que lo que estaba creando en el año 1959, cuando se instaló con su esposa en la panadería de San Fiz, sería el germen de la empresa líder en panes gallegos y cuarta en el sector de masas congeladas de España, una línea de trabajo que iniciaron sus hijos, quienes al principio de sus respectivas trayectorias profesionales iniciaron caminos diferentes. José Manuel Chousa, junto a Roberto López García, su amigo, que se convertiría en su socio y actualmente consejero de Ingapan, empezaron en un viejo despacho de la calle Tinería y Rubén Chousa en otro en la avenida de A Coruña.

De la colaboración entre los hermanos nació Don León, la primera boutique del pan de Lugo, en 1987. Y, en 1993, después de informarse de que estaba haciendo el sector fuera de Lugo y de Galicia, en ferias profesionales, que marcaron la posterior trayectoria de la empresa, adquirieron en el polígono de O Ceao un terreno de 620 metros cuadrados, donde nació Ingapan.

Antes de dar el salto, en el horno de Chousa, en San Fiz, llevaron a cabo pruebas piloto con los conocimientos adquiridos en esas ferias, para introducirse en el campo de las masas congeladas que permitía a la empresa una venta no perecedera que le abriría mercados.

Poco a poco fueron creciendo, con ampliaciones y compras de otros obradores. Actualmente, el grupo lucense cuenta con nueve plantas de producción y con siete delegaciones en España y una en Miami, que cumple ahora dos años, desde la que venden en el sur de Florida, en Orlando y en Miami y que pretende convertir en plataforma para Estados Unidos. Uno de sus retos es cambiar los hábitos de consumo de los americanos del pan de molde al formato europeo, el pan crunch.

Si Manuel Chousa lo tenía claro y en su obrador, aparte de pan, elaboraba dulces, una línea de la que era responsable su mujer Luisa Vázquez -tenía cien gallinas para garantizar el abastecimiento de huevos- y empanadas, sus hijos y ahora sus nietos que ya están incorporados a la compañía, no desaprovecharon esta experiencia. Ahora con I+D+i hicieron un campo de batalla para poder competir en el mercado y sacar nuevos productos. La investigación y el desarrollo es la base de crecimiento de sus marcas Chousa, Kentes y Koama, con 250 referencias diferentes.

«No recuerdo los comienzos como un esfuerzo»

José Manuel Chousa Vázquez nació al año siguiente de que se pusiera en marcha la panadería Chousa., que empezó a operar con 200 kilos de harina. Pese al crecimiento experimentado en estos últimos años, -la compañía tiene ahora 450 empleados- la familia sigue manteniendo su peso en el grupo empresarial.

­-¿Cómo empezó en el sector?

-Mi padre me llevaba al colegio de los Maristas en la furgoneta de reparto. Las vacaciones y los días festivos ayudaba en casa. Era la norma. Si había que cocer de noche porque faltaba algún empleado, lo hacíamos. Si llegaba un camión de leña para el horno y era preciso prepararla, no había disculpas. Venían los vecinos a ayudarnos y después merendábamos todos juntos.

­-¿Cómo recuerda esos años?

-Para nada recuerdo esos años como un esfuerzo, sino más bien todo lo contrario. Lo pasaba muy bien cuando iba a repartir el pan con él y nos rifábamos los clientes. Se trabajaba muy a gusto. Me llevaba con él a todas partes y esa experiencia desde casi la infancia hizo que calara en mi personalidad y en la forma de trabajar.

­-¿Cuál es la filosofía de la empresa?

-Nos inculcó a todos los hijos la formalidad del trabajo y de la palabra dada, la dedicación y el esfuerzo. Todo ello fue calando en nosotros y son casi como un dogma para todos. Son principios que perduran en la empresa, pese a lo que ha crecido.