Refugiados como oportunidad

Patricia Baelo BERLÍN / LA VOZ

MERCADOS

Los economistas germanos instan a ver la crisis migratoria como una vía para frenar la falta de mano de obra en la locomotora europea y como un estímulo para el consumo

11 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre el 2015 y el 2016, Alemania dio cobijo a más de 1,1 millones de refugiados, en su mayoría procedentes de Siria, Afganistán e Irak. Una cifra récord que ha dividido a la población alemana, que se debate entre la solidaridad hacia los más desfavorecidos y el rechazo, ya sea por miedo o por desconocimiento. Pero mientras los políticos se ocupan de organizar la acogida de demandantes de asilo, los economistas se hacen una sola pregunta: ¿puede la locomotora europea asumir los costes de semejante crisis migratoria?

Según los cálculos del Ministerio del Interior, el Gobierno de Angela Merkel destinó el año pasado unos 21.700 millones de euros al registro, alojamiento y manutención de inmigrantes, así como a posteriores medidas sociales y de integración. En el presente ejercicio, la gran coalición ya ha reservado para este programa otros 21.300 millones de los presupuestos, a los que hay que sumar los 1.400 que ha invertido en ayuda humanitaria para regiones en conflicto, el triple que en el 2015. Sumas que no han tardado en despertar recelo, también entre la plana política.

Las autoridades municipales son las que más se quejan. El alcalde de Dortmund, el socialdemócrata Ullrich Sierau, critica que los 670 euros que el Ejecutivo central se comprometió a conceder por la tramitación de cada solicitud de asilo sean entregados a los estados federados, que los redistribuyen de manera desigual. «Sin el dinero de Berlín no podemos lograrlo», denuncia en la misma línea la alcaldesa de Ludwigshafen, la conservadora Eva Lohse, quien asegura que los municipios no están recibiendo todo lo que les corresponde, más de 9.000 millones de euros anuales.

Sin embargo, lo que muchos ignoran son los efectos positivos del flujo migratorio en la economía alemana. «Se puede considerar un gran programa de estímulos», sostiene Ferdinand Fichtner, del Instituto de Investigaciones Económicas (DIW), quien insta a mirar más allá del corto plazo. Por ejemplo, en el ámbito del mercado laboral. Si bien se estima que en un principio la cifra de desempleados aumentará en unas 70.000 personas más el próximo año, los expertos pronostican que a medio y largo plazo, los refugiados ayudarán a paliar el déficit de mano de obra que sufre la locomotora europea, que cuenta hoy con más de un millón de empleos vacantes.

Es cierto que no todos los que llegan están cualificados, y que su integración en el mercado germano resulta compleja por los trámites burocráticos y legales, además del tedioso proceso de reconocimiento de títulos académicos. Aun así, el jefe del Instituto de Investigación Laboral y Académica (IAB), Joachim Möller, defiende que el verdadero potencial de los recién llegados reside en su juventud. Desde el Deutsche Bank advierten que, sin inmigrantes, la población activa del país menguaría en unos 4,5 millones de personas en los próximos cinco o diez años.

Asimismo, la acogida de refugiados impulsa tanto el consumo público, con mayor inversión en vivienda social, como el privado, escribe el director del DIW, Marcel Fratzscher, en el diario Handelsblatt. Todo ello conducirá a un aumento del PIB de la locomotora, que rozará el 1,7 % en solo un lustro, es decir, unos 50.000 millones de euros más que sin demandantes de asilo. Por ello, y pese al desafío que supone, los economistas instan a los políticos a ver esta crisis como una oportunidad, en lugar de un lastre.

Especialmente porque, después de todo, las arcas alemanas cerraron el 2016 no solo con deuda cero por tercer año consecutivo, sino con un superávit de 6.200 millones de euros, debido a los elevados ingresos fiscales y los bajos tipos de interés. Como reconoce el propio ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, defensor acérrimo de la austeridad, «en Alemania existen los medios para afrontar el reto de la crisis migratoria».