¿Cuánto cuesta el tiempo?

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Juan Salgado

El presencialismo explica por qué la productividad por hora de los españoles es un 25 % inferior a la de los alemanes; Una racionalización de horario y más derechos laborales mejorarían los datos

02 abr 2017 . Actualizado a las 15:36 h.

El tiempo es oro. Incluso puede llegar a superar el récord alcanzado por ese metal cuando en el 2011 llegó a los 1.923 dólares por onza. Y no solo lo es por el valor que cada persona pueda darle, también porque malgastarlo provoca importantes pérdidas tanto a la empresa como a la calidad de vida del trabajador. Aunque cada vez son más los ejecutivos conscientes de ello, el presencialismo es todavía una de las principales lacras del mercado laboral en Galicia y en España. Para acabar con él, los economistas coinciden en que hay que ser realmente conscientes de lo que vale nuestro tiempo, hacer una racionalización de horario y aumentar los derechos laborales para evitar la mala costumbre de «estar por estar», una práctica tan dañina como el absentismo. Logrando aunar todos esos factores, los empleados estarían más felices. Consecuencia: su nivel de productividad por hora y compromiso sería mucho mayor. Los números de las empresas también sonreirían.

«La productividad española ha crecido en paralelo a un incremento dramático del desempleo (el porcentaje de desempleados era de un 18,2 % en enero). No solo ha aumentado durante los años duros. Además, la productividad por trabajador supera ligeramente la media europea. «¿De dónde proceden entonces nuestros males?», se pregunta Pedro Rey Araújo, del grupo de Análise e Modelización Económica (GAME-IDEGA) de la Facultade de Económicas da Universidade de Santiago. Y él mismo da la respuesta haciendo una comparación con Alemania: «Pese a mostrar ratios por trabajador prácticamente idénticos, la productividad por hora trabajada alemana es un 25 % superior a la nuestra. La respuesta es clara. Trabajamos mucho y de modo inadecuado. Es más, probablemente trabajamos de esa forma porque trabajamos mucho».

Esto conduce a otra pregunta. ¿Por qué no lo hacemos mejor? «Las condiciones laborales precarias que sufren la mayor parte de los trabajadores españoles generalizan el miedo a perder el empleo. La precariedad nos aboca al presencialismo. Defender el empleo mediante la mera presencia en el puesto de trabajo es una conducta racional cuando miles de desempleados esperan a sus puertas. Las empresas españolas parecen preferir sillas calientes en lugar de trabajadores contentos y productivos. Un horario flexible es fundamental para ser productivos».

De ahí la importancia de racionalizar horarios para ganar calidad de vida y poder conciliar para estar con la familia o hacer actividades que gusten al trabajador. El responsable de la Asociación para la Racionalización de Horarios Españoles, José Luis Casero, es tajante en este sentido: «Cuando hablamos del uso del tiempo, me gusta más hablar de países que son eficientes y los que no lo son. España es la cuarta economía de Europa, pero en cambio somos aún los octavos en productividad». Esto lleva a este ejecutivo a hacerse preguntas como «por qué en España tenemos alguna empresa en la que paramos dos horas para comer cuando el fin de semana que estamos en casa podemos hacerlo en una hora».

La respuesta es una de las claves que explican por qué hay tantos problemas de conciliación en España: « Muchas veces es una cuestión de una mala organización del trabajo. Un directivo no solo lo es porque lleva el cargo impreso en una tarjeta, ha de incentivar la productividad. Dirigir es marcar un objetivo, estimular una serie de hábitos. Desayunemos bien y no tendremos que parar a las doce para el café».

Salir a las seis

Hay empresas que han empezado a comprender que la propuesta de acabar la jornada laboral a las seis de la tarde que había lanzado Mariano Rajoy en su día no es tan descabellada. La cuestión es tener voluntad, incluso para muchas pymes que dicen no tener capacidad para hacerlo. Podrían lograrlo, cree Rey, «cambiando la mentalidad para hacer más racional la distribución del trabajo de sus activos».

Repsol o Vodafone son algunas de las que suelen aparecer en los primeros puestos del ránking cuando se habla de conciliar la vida laboral y familiar. Fuentes de la compañía de telecomunicaciones dicen que, al mismo tiempo que tienen jornada flexible o promueven el smartworking, disponen de otros servicios para empleados. A través del Club Vodafone tienen un banco de tiempo donde gestionan productos o servicios como ir a la tintorería o llevar el coche a la ITV. Además, ofrecen asesoría y realización de trámites administrativos o acceso a la tienda propia donde comprar determinados productos. Pero en ese afán por gestionar mejor la jornada, ofrecen a las madres trabajar 30 horas a la semana durante los seis meses posteriores a la reincorporación no rebajando su salario, la alternativa de juntar la jornada de lactancia hasta 26 días naturales, pedir un permiso previo a la natalidad de 15 días o una excedencia hasta que el niño tenga cuatro años.

Medidas como estas hacen que el tiempo tenga mayor rentabilidad.

«Mucha gente piensa que el valor monetario que se asigna a cada hora adicional de su tiempo debe ser el mismo que lo que percibe de salario por hora en su trabajo. Pero esto no es cierto. Para la mayoría de la gente, una hora adicional de tiempo tiene más valor que lo que le pagan en su empresa. Esto tiene sentido desde el punto de vista de que, cuantas más horas esté en la oficina, el tiempo libre no resulta tanto y entonces su valor es mucho más alto», explica Spencer Greenberg, uno de los directivos de Clearerthinking, una página de Internet que ha diseñado una herramienta para ayudar a hacer un mejor uso de nuestro tiempo mediante el cálculo de lo que para cada uno vale una hora.

Desconexión digital

Nuestro tiempo libre es nuestro, no de la empresa. Esta semana, el PSOE presentó una propuesta no de ley instando al Gobierno a «garantizar la protección de la privacidad digital en el ámbito laboral y regular la desconexión de los trabajadores fuera del horario laboral» como ya han hecho otros países de Europa. El miércoles la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, se comprometió a implantarla, de acuerdo con los agentes sociales. Pero su homólogo de Energía, Álvaro Nadal, la corrigió diciendo que eso no podía regularse de forma inmediata. De momento ya hay quien lo hace. La presidenta de la Asociación de Empresarias de Galicia, Susana Pérez, es un ejemplo: «Tengo dos empresas, trabajo mucho, pero cuando llego a casa apago el móvil para estar con mi hija».

«Un horario flexible es fundamental para estar contentos. Eso aumenta la productividad»

«¿Por qué hay empresas que paran dos horas para comer cuando en casa podemos hacerlo en una?»

«Para la mayoría de la gente una hora de tiempo libre tiene más valor de lo que le pagan en su empresa»