Mesa y mantel en casa de un chef

Begoña Íñiguez LISBOA / LA VOZ

MERCADOS

Tres socios crean Portuguese Table, un proyecto que permite al consumidor cenar o comer con un prestigioso cocinero luso; los menús oscilan entre 25 y 30 euros por persona

02 nov 2016 . Actualizado a las 13:22 h.

¿Quién no ha deseado adentrarse alguna vez entre los fogones de los chefs e incluso conocerlos un poco más y compartir con ellos mesa y mantel? En Portugal este sueño ya es una realidad, en vísperas del mayor evento de nuevas tecnologías mundial, la Web Summit, que se celebrará por primera vez en Lisboa entre el 6 y el 11 de noviembre y que traerá a la capital lusa a más de 16.000 emprendedores de todos los rincones del planeta. Uno de los artífices de este proyecto 100 % portugués es Paulo Castro, quien decidió crear hace unos meses, junto a Paulo Lopes y Jorge Azevedo, el proyecto Portuguese Table, una pionera plataforma digital que aúna lo mejor de la gastronomía portuguesa y la hospitalidad de la que hacen gala nuestros vecinos, desde otro punto de vista y a una buena relación calidad precio, que oscila entre los 25 y 30 euros por persona.

Y es que son los propios chefs y cocineros los que reciben en sus casas, previo pago del menú, a los comensales. «De esta manera -explica a La Voz Paulo Castro-, los cocineros ejercen también como anfitriones y promotores, no solo de sus platos sino de su propio país». Los tres socios son profesionales con muchos años de experiencia en el sector turístico y gastronómico de su país. En Portugal ya se ha bautizado a la nueva plataforma como una especie de Airbnb para la gastronomía portuguesa, en vez de para apartamentos turísticos. El motivo es que los comensales tienen que entrar previamente en la página de reservas (www.portuguesetable.com) y pagar el importe de la cena.

Para Paulo Castro, lo fundamental es cumplir «la hoja de ruta de calidad que tenemos trazada al milímetro, tanto con los chefs portugueses ya consagrados que quieran trabajar con nosotros, como con los cocineros amateurs excelentes con los que ya contamos». Y explica: «Cualquier cocinero anfitrión que quiera trabajar con nosotros tiene que cumplir una serie de requisitos de calidad y estilo, tanto en sus platos, como a la hora de recibir en sus casas a los comensales». En su opinión, otro aspecto prioritario es que tanto la materia prima como los menús lleven el sello made in Portugal. Lo mismo ocurre con los vinos que acompañan a los menús, también lusos y suministrados por los responsables de la plataforma.

Paulo Castro confiesa que «la idea surgió en uno de mis viajes a Barcelona, aunque nuestro proyecto final en poco se parece al barcelonés». La diferencia principal radica a su juicio en la esencia y en el producto final, 100 % portugués: «Desde la manera de recibir, la decoración de la mesa y también los platos que se tienen que realizar según unos exigentes criterios que exigimos a los chefs». El emprendedor concluye advirtiendo que «quien busque cocina internacional de fusión es mejor que se dirija a otro lado, porque nosotros apostamos por dar a conocer lo mejor de la gastronomía y hospitalidad portuguesa».

Portuguese Table ha comenzado con éxito su andadura en las dos principales ciudades lusas, aunque es en Oporto donde cuenta con más cocineros asociados por la propia vinculación de los tres artífices del proyecto a ella. Aunque no descartan en un futuro, aprovechando el bum turístico que vive Portugal, ampliarlo a otras ciudades lusas.

En pocos meses de vida, la plataforma ha quedado finalista en el Tourism Creative Factory, un acelerador de start ups y empresas creativas, promovido por Turismo de Portugal, y situarse en segunda posición en el Start Up Pirates, un certamen internacional de emprendedores celebrado el pasado verano en Vila do Conde, a pocos kilómetros de Galicia.