La incertidumbre política atenaza la inversión privada y frena la pública

Serafín Lorenzo REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Juan Salgado

Los expertos alertan de que la falta de Gobierno y la imposibilidad de elaborar los Presupuestos comprometen la economía. Piden medidas para reconducir el déficit público y activar la inversión

19 sep 2016 . Actualizado a las 07:30 h.

España sigue adelante sin Gobierno, pero la economía no marcha. Nueve meses después de las elecciones del 20 de diciembre, y cuando ya se han consumido 15 semanas desde la repetición de los comicios el 26 de junio, el país permanece anclado en un bucle delirante en el que la única salida a las sucesivas ausencias de mayorías parece la convocatoria de unas terceras generales. Este sainete político genera sus propios espejismos. Porque pudiera parecer que no ha frenado la economía. Los principales indicadores esbozan incluso algunos signos de recuperación. El empleo, todavía sujeto a la estacionalidad, detiene su caída, aunque sea por medio de contratos low cost. La creación de empresas ha repuntado en Galicia. Y el turismo afianza su condición de primera industria española en otro año de récords. Pese a la interinidad del Ejecutivo en funciones, el país mantiene sus constantes vitales. Tampoco la situación que atraviesa España es nueva en la UE. Entre junio del 2010 y diciembre del 2011, Bélgica estuvo 541 días sin nadie al volante del Gobierno. Su economía no solo resistió, sino que creció más de dos puntos en una coyuntura de desplome de la mayoría de países europeos.

Todo esto está muy bien. Pero los técnicos advierten que el período de gracia está agotado. Llega el momento de adoptar decisiones, medidas cruciales para el futuro del país que exigen la elaboración de unos Presupuestos. Y sin Gobierno España no puede comprometer la hoja de ruta que le reclama la UE. Los expertos consultados coinciden en que la urgencia de disponer de las cuentas debería ser el despertador que saque del letargo a una clase política ensimismada con los cálculos electoralistas que más interesan a cada partido.

endeudamiento desbocado

Porque sobre la economía también planean algunas amenazas que precisan la adopción de medidas concretas. Los inversores exigen una estabilidad que España no está en condiciones de garantizar con una expansión desbocada del déficit. En el 2007, en puertas del estallido de la crisis, la deuda pública española representaba el 35,5 % del PIB del país. Al término del primer trimestre de este año rebasó el umbral del 100 %. Tras cerrar el 2015 en 99 puntos , alcanzó en abril 100,5, y en junio se situó en 100,6. El precedente más inmediato de una escalada del endeudamiento de esa dimensión se localiza a mediados de los años 90. Aunque fue otro período dramático para el país, la deuda no superó el 67,4 % del PIB, más de 30 puntos por debajo de la cota actual. La traducción de este panorama a números absolutos es escalofriante. El endeudamiento lleva ya más de dos años por encima del billón de euros. La bomba de relojería está ahí y las medidas para tratar de desactivarla también están pendientes de unos Presupuestos sujetos a su vez a la formación de Gobierno. Aunque, ojo, estos datos también ponen de manifiesto el pinchazo de las políticas de austeridad, al menos en lo que toca al control del endeudamiento público.

La otra gran incertidumbre apunta a la inversión privada. Los mercados siguen con atención la situación política, y el goteo de mensajes inquietantes sobre la posible paralización de proyectos no cesa. Los grandes inversores reclaman una estabilidad que, en la actual situación de bloqueo, España no puede ofrecerles. Esta misma semana, el BBVA advertía del semáforo en rojo: «A pesar del entorno de bajos tipos de interés, la incertidumbre política parece estar afectando a proyectos a medio y largo plazo, a la capacidad para aprovechar esta posibilidad de endeudamiento y llevar adelante proyectos productivos». Las grandes empresas, esgrime la entidad bancaria, no se están endeudando para hacer esa inversión, ni siquiera disponiendo de ese marco de tipos bajos.

Y todavía queda otro talón de Aquiles, determinante para Galicia. Se trata de la adjudicación de obra pública, que tiene en el Estado su principal motor para esta comunidad. La inversión productiva de la Administración estatal ya sufrió el año pasado una notable desaceleración, con 127 millones de recorte. Pero ese enfriamiento, provocado en buena medida por el avance en las adjudicaciones en los trazados de acceso del AVE, tiene un impacto añadido que sí parece guardar relación directa con la interinidad del Gobierno. Las inversiones están comprometidas, pero no se ejecutan. La Asociación Provincial de Empresas de la Construcción de A Coruña aseguraba en julio que solo el 8 % de la obra pública proyectada por las administraciones en esta comunidad había sido adjudicada. Es un balance con una incidencia directa en la creación de empleo. No son solo los contratos que se frustran en el castigado sector de la construcción, sino también la cantidad de empresas que entran en riesgo de quiebra por falta de tajo.

Con estos elementos como punto de partida, los especialistas consultados trazan un escenario preocupante. Patricio Sánchez, profesor de Economía Financiera y Contabilidad en la Universidade de Vigo, subraya que «lo más relevante es la falta de Presupuestos». «No los vamos a tener, y eso condiciona tanto la evolución del déficit como la inversión extranjera. Con total seguridad. Y eso que en materia económica es difícil hacer afirmaciones tan rotundas», apunta. En cuanto a la reflexión de fondo, Sánchez opina que, sin Gobierno, la economía no puede subsistir, no sin pagar peajes demasiado elevados. «Y tenemos suerte de que el contexto internacional tampoco es que ande muy estable, porque si hubiera mejores alternativas de inversión fuera seguro que las empresas las encontrarían», apostilla. ¿Entonces, nos estamos dejando llevar? Patricio Sánchez lo tiene claro: «Es que es así. Funciona el turismo. Pero los Presupuestos todavía no habían tocado, y ahora vemos que no los vamos a tener, y de ellos dependen decisiones de gasto que no se van a tomar», advierte.

Miguel Vázquez Taín, profesor de Economía Pública de la Universidade de Santiago, abunda en la misma tesis. El momento crítico llega ahora, cuando hay que presentar unas cuentas que España no puede elaborar. «Hasta ahora la falta de Gobierno no ha afectado sustancialmente, ni a la evolución del déficit ni a las decisiones de inversión extranjera. El problema surge ahora, porque es el momento de los Presupuestos y sin ellos no se pueden afrontar las políticas comprometidas hace mes y medio con Europa para cumplir el objetivo de déficit público en el 2017. Ahí tendremos un problema», alerta.

medidas concretas

Vázquez Taín sostiene que un Gobierno en funciones carece del margen de maniobra para aplicar decisiones de calado, y discrepa de las que se están adoptando. «Puede tomar medidas como el pago fraccionado del impuesto de sociedades, pero para mí es un parche, una forma indirecta de pedir dinero prestado a las empresas. Hay que tomar decisiones sobre ingresos y gastos. Nos hemos comprometido con la UE, y hay que poner un documento sobre la mesa con medidas concretas. Los inversores quieren estabilidad», recalca Vázquez Taín.

También el profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo José Francisco Armesto insiste en la hipoteca de la ausencia de Presupuestos, «que impide disponer de un techo de gasto, que es algo fundamental, porque tenemos dos años para cumplir con la Unión Europea». «La falta de Gobierno se paga en economía. Las grandes inversiones están a la expectativa. No creo que se paralicen, pero podrían ralentizarse», concluye.