El dinero empieza a escapar de las sicav por miedo a un castigo fiscal

MERCADOS

Juan Salgado

En medio año 7.500 personas se han dado de baja de estas sociedades, cuyo patrimonio ha caído en casi 3.000 millones. Las grandes gestoras recomiendan integrarlas en fondos de inversión ante las propuestas de los grandes partidos para endurecer su tributación

21 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Andan las grandes fortunas españolas con la mosca detrás de la oreja. La culpa la tienen los políticos, y no porque no se pongan de acuerdo para pactar un Gobierno, sino por algunas de la propuestas con las que los cuatro grandes partidos (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) se presentaron a las últimas elecciones. Aunque hay ejemplos de que no hay que fiarse de todo lo que salga en los programas electorales, y también de la dificultad que tienen estas formaciones para ponerse de acuerdo, lo cierto es que las coincidencias en sus propuestas para revisar el actual régimen de las sicav inquieta a las grandes rentas que tienen en este vehículo de inversión una de sus principales herramientas para rebajar su factura fiscal.

Aunque las ideas son diversas, todos coinciden en la necesidad de asegurar que estas sociedades de inversión de capital variable cumplen con el carácter de institución de inversión colectiva que exige la normativa, que requiere que para su constitución se reúna un mínimo de cien accionistas que aporten, en conjunto, un capital de al menos 2,4 millones de euros. En la práctica, muchas sicav están controladas por una sola persona, que reúne 99 hombres de paja (conocidos en el argot como mariachis) para cumplir con los requisitos que permiten beneficiarse de una tributación especialmente dulce, con un tipo del 1 % en el impuesto de sociedades por los beneficios generados en el año (en el momento en el que se rescata, sí hay que abonar las plusvalías en el IRPF, a razón de entre un 19 y un 23 %). El PP, por ejemplo, planteaba que solo computasen como accionistas aquellos partícipes con al menos el 0,55 % del capital de la sicav, mientras que los partidos de izquierda pedían límites por arriba, para que ninguna persona pudiera tomar una participación que le diera control absoluto de la sociedad. Ciudadanos, por su parte, quería devolver el control de estas a la Agencia Tributaria, al entender que la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que es la que se ocupa ahora de la supervisión, ha demostrado ser muy laxa.

Con todas estas propuestas sobre la mesa, y ante el temor a lo que pueda suceder cuando por fin se forme Gobierno, en los despachos de las grandes entidades financieras, que actúan como gestoras de esas sociedades, hace tiempo que preparan su plan B para blindar a sus clientes ante cualquier intento político por endurecer la tributación de las sicav. La solución más fácil, que es la que muchas ya están recomendando a sus clientes, es transformar sus sociedades en fondos de inversión, cuyos partícipes pagan en concepto de plusvalías lo mismo que los accionistas de las sicav cuando retiran el dinero (aunque estos, gracias al sistema actual, pueden optar por reinvertir los beneficios en su vehículo de inversión y pagar solo el 1 % anual en sociedades, ya que tienen control absoluto sobre la gestión).

La propuesta está calando, como demuestran las cifras. En apenas medio año el patrimonio acumulado en las sicav ha caído en casi tres mil millones de euros, al pasar de los 35.482 millones que gestionaban estas sociedades en noviembre del año pasado a los 32.566 que se registraban al cierre de junio, según los datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco). Hay 45 sociedades menos que entonces (quedan 3.382 de las 3427 que había en noviembre) y, aunque casi medio millón de españoles siguen gestionando su patrimonio a través de sicav, más de 7.500 personas han retirado sus fondos de estos vehículos de inversión en lo que va de año.

Un centenar de fusiones

En lo que va de año, son 123 las sicav que se han fusionado con fondos de inversión, integrando en estos un patrimonio conjunto de 883 millones de euros. Más de la mitad de las operaciones corresponden a Bankinter, la cuarta mayor gestora de sicav en España, que ha fusionado 68 de estas sociedades con fondos, por un importe de 309 millones, según la información registrada en la CNMV.

Un movimiento que cuenta con el plácet de la Dirección General de Tributos, que en marzo avaló, en respuesta a una consulta vinculante planteada por una de estas gestoras que quería fusionar una de sus sicav con un fondo, la legalidad de la operación. Un salvoconducto para asegurar que esos miles de millones que se pongan en movimiento no abandonen el país en un momento de máxima incertidumbre económica y política.

Mientras, la creación de nuevas sicav se ha estancado. En lo que va de año no llegan a la veintena, una quinta parte de las que habían nacido en el mismo período del año pasado.

Pero la fusión con fondos no es el único blindaje que se están aplicando las sicav. Algunas, preocupadas no tanto por un cambio en la fiscalidad como por que se empiecen a aplicar sanciones a aquellas sociedades con un partícipe que ejerza un control absoluto. Por ello, ya hay sicav familiares que se están integrando en otras sicav de su gestora para diluir el porcentaje de participación en manos del accionista mayoritario y curarse en salud si se imponen topes máximos de participación como proponen los partidos de izquierda.

Hay también quien ha optado por un cambio más radical, transformando directamente sus sicav en sociedades anónimas, como ha hecho recientemente el empresario gallego Manuel Jove con sus sociedades Doniños y Bourdet.