Galicia, ante el desafío del turismo diferenciado y de calidad

Cristóbal Ramírez

MERCADOS

Juan Salgado

La comunidad, con más de un millón de viajeros internacionales, bate récords cada trimeste de asistencia, gasto y hospedaje. El sector se muestra optimista nte el gran momento del año. Estos son sus retos

26 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Inundados de cifras positivas y con la hostelería a la expectativa, como ya viene siendo habitual por estas fechas. Así podría definirse con pocas palabras el panorama ahora mismo en lo que al turismo gallego se refiere. Porque los números, en efecto, son negros, no rojos, y los récords se siguen batiendo mes a mes, y ello constituye una buena noticia. Y los hosteleros, gremio precavido donde los haya, miran al cielo rogando al Apóstol Santiago que no vuelva la lluvia, mientras por el rabillo del ojo no le pierden la vista a los inminentes resultados electorales.

Pero impera el optimismo, reflejado en las palabras de Carlos Tardáguila, vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Restauración de Santiago y director del hotel San Lorenzo: «Creo que se presenta un buen verano de reservas, ya se está notando mucho».

En la Xunta elevan el listón. Nava Castro, la directora de Turismo, asegura que «en canto aos obxectivos estratéxicos sectoriais plasmados no Plan Integral de Turismo para este año xa foron superados antes de rematar o 2014», y cuando se le pide que concrete, se centra en que «Galicia superou o millón de viaxeiros internacionais, o gasto total dos turistas internacionais foi de máis de 855 millóns de euros e a nosa comunidade acadou os catro millóns de turistas».

Más etérea se muestra al hablar de los retos para este verano, que engloba en capítulos muy genéricos como «posicionar a Galicia como marca e como destino diferencial a nivel interno, nacional e internacional» o «convertela nun modelo europeo de turismo sostible». Y al intentar centrarse en este verano que acaba de comenzar, se remite al próximo 31 de diciembre: «Chegar á cifra de 1.250.000 viaxeiros internacionais, acadar un gasto de turismo internacional de 1.050 millóns de euros e superar os cinco millóns de viaxeiros». Eso sí, ni una palabra de autocrítica al ser preguntada sobre cuáles considera los puntos débiles del turismo gallego ante el estío.

Carlos Tardáguila, sin embargo, responde a la pregunta de dónde no hizo Galicia los deberes. «Se permitió crear muchas nuevas plazas hoteleras, y tenemos sobreoferta». Es partidario de «apostar por la conformación y comercialización de productos turísticos diferenciadores, que sean atributos propios donde Galicia tiene especial protagonismo». Y acaba diciendo que «Galicia siempre estaba en la mente de los tourperadores? ¡y ahora estamos viviendo de unas rentas que se acabaron ya!».

Ese parece ser uno de los desafíos inmediatos, pero con Incolsa -el organismo compostelano encargado de la promoción del turismo- desaparecido del día a día aunque hace unas jornadas fue nombrada gerente una excelente y experta profesional, no hay que pensar que Santiago mueva un dedo. Y aunque eso pueda parecer una ventana de oportunidad para el resto de Galicia, es todo lo contrario: la ciudad se define como el emblema del país. Para Tardáguila, «en Galicia tenemos que pensar en un poco más adelante y trabajar mejor en la comercialización». A ello es de justicia añadir la escasa penetración de la oferta en Internet, con cientos de establecimientos con su web desfasada, blogs que remiten a años atrás y una presencia en Facebook francamente mejorable.

Y a todo lo anterior hay que sumar el acierto de la Xunta de conseguir que la Vuelta Ciclista a España arranque de Galicia. No por el mero hecho en sí, sino porque lo hará el 20 de agosto. O sea, cuando empieza a haber huecos en los hoteles, que de nuevo -aunque sea por zonas- se van a llenar.

Siempre quedará el Camino

Resulta difícil pensar que queda por Galicia adelante algún incrédulo en lo que respecta al tirón del Camino. Y de hecho la ruta jacobea se ha convertido en un lugar común y en un emblema de Galicia por el mundo adelante. E in crescendo, como demuestran las estadísticas. En mayo, por citar el último mes, se expidieron 32.782 compostelas, mientras que en el mismo mes del año santo del 2010 fueron 28.849, números que se quedan cortos: entre el 20 % y el 50 % de los que arriban a Santiago a través de alguna ruta jacobea no acuden a recoger ese documento. En lo que se refiere a la ciudad compostelana, algunos hoteles esperan que la apertura de la Porta Santa en este Año de la Misericordia tenga una cierta influencia, y ya se han detectado grupos italianos y polacos que llegaron a la ciudad por ese motivo.

Necesitamos indicadores

Por Carlos Rodríguez

¿Y si en lugar de profetizar cómo va a ser el turismo en Galicia este verano establecemos unos indicadores para medir qué podríamos considerar avance? Ahí van los míos aunque doy por hecho que hay más. El primero, que la obsesión cuantitativa, tan querida por políticos y divulgadores, deje paso a la preocupación cualitativa. Pasar del cuántos vienen al cuánto gastan, cuánto empleo generan o cuántas áreas viven tiempos de mejora gracias a su implantación. El segundo, contrastar que ha crecido el producto tangible pasando, por ejemplo, del «se come bien» al dónde y qué. Acreditaríamos así que estamos consiguiendo y afianzando un producto propio diferenciado. El tercero, comprobar en qué medida se va dejando de mirar al sector con cierto desdén condescendiente para verlo como fuente de riqueza real, claro que no única, y aliado imprescindible de la ordenación del territorio, el medioambiente y el patrimonio. Y, por último, cuánto ha crecido la fortaleza empresarial independiente con visión de conjunto y unida. Y cuánto el empleo de calidad, es decir, con trabajadores cubiertos por buenos contratos y salarios acordes a su formación. Sin empresa solvente creadora de empleo solvente no hay calidad. En octubre volvemos a hablar.