Alemania: Munich alumbra la banca del futuro

Patricia Baelo. Berlín

MERCADOS

A través de una aplicación, los clientes podrán hacer transferencias introduciendo un número de teléfono, identificarse por vídeo o incluso pedir un préstamo

29 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las mejores ideas surgen en tiempos de crisis. Una máxima que pone de manifiesto el caso de Fidor Bank, un banco on-line que vio la luz en la ciudad de Múnich en el año 2009, en plena recesión económica. El concepto «post-desastre», como aún hoy lo denominan sus propios creadores, nació con un solo objetivo: cambiar las reglas del juego para recuperar la confianza del ciudadano de a pie en las entidades financieras. De ahí su nombre, Fidor, que en latín significa «fe». En los últimos dos años, el banco ha triplicado su número de clientes, que ya supera los 100.000. Pero, sobre todo, ha demostrado que la confianza no está reñida con la innovación.

Es más, Fidor se ha propuesto revolucionar el mercado financiero al anunciar que lanzará a finales de este verano un banco completamente digital, en cooperación con la filial alemana de Telefónica. La aplicación O2 Banking permitirá a los usuarios abrir una cuenta bancaria en Internet y en cuestión de minutos, ya que el proceso de identificación será por videoconferencia. Las transferencias podrán realizarse simplemente seleccionando el número de teléfono móvil del destinatario en la libreta de direcciones, en lugar de tener que facilitar el tedioso IBAN.

Asimismo, la aplicación ofrecerá una herramienta destinada a la planificación financiera, la posibilidad de activar o desactivar la tarjeta de crédito MasterCard asociada a la cuenta e incluso solicitar préstamos de hasta 200 euros de manera inmediata. Aunque quizás lo más novedoso es que uno podrá decidir si desea que la entidad le pague los intereses correspondientes en forma de datos adicionales a la tarifa contratada con la empresa de telefonía O2. «Digitalización significa que un cliente pueda ponerse en contacto con su banco un domingo porque necesita un crédito», explica el consejero delegado de Fidor Bank, Matthias Kröner.

La entidad pretende ofrecer así la velocidad, la transparencia y la facilidad de uso que hoy demandan los usuarios, siempre conectados a Internet, ya sea a través de smartphones u otros dispositivos electrónicos. La motivación es la misma que le llevó en el 2014 a lanzar una campaña de Facebook, según la cual los clientes podían fijar ellos mismos el tipo de interés. Una vez que 2.000 personas habían dado al «Me gusta» en la página que tiene Fidor en la red social, aumentaba automáticamente dicho porcentaje.

La famosa iniciativa concluyó en Alemania, pero el banco la ha exportado con éxito a otros países, como el Reino Unido. «Desde el principio decidimos que queríamos ser distintos y así es como surgieron ideas tan disparatadas», confiesa Kröner. Con la filosofía de apostar por el cliente como co-directivo nació también la idea de premiar con 10 céntimos a todos los usuarios que formulen o respondan preguntas sobre la entidad. Si uno publica un video explicativo en el canal de YouTube recibe 100 euros, que pueden llegar a los 1.000 si diseña un nuevo producto financiero para Fidor Bank.

Entretanto, su comunidad digital cuenta con 300.000 miembros que a menudo ejercen el papel de asesores independientes. «Muchos clientes no saben qué preguntar y ello enseguida los hace ser víctimas del sistema», critica Kröner, que ha conseguido numerosos galardones para Fidor, como el Celent Model Bank del 2015, entre otros. Sin embargo, como todo aquel que rompe con las tradiciones, también se ha granjeado muchas críticas. Por ejemplo, la competencia no dudó en arremeter contra su campaña de Facebook, alegando que la política monetaria no debe guiarse por populismos sino por criterios economicistas, pese a que en los últimos años cada vez son más los bancos y cajas de ahorros que intentan captar clientes con acciones publicitarias de diversa índole.