Más pobreza y más desigualdad en medio de la gran recesión

Manuel Lago
Manuel Lago PROFESOR DE RELACIÓNS LABORAIS (UDC)

MERCADOS

Juan Salgado

En los seis años más críticos de la crisis, el porcentaje de españoles en riesgo de exclusión solo lo superó Grecia y Lituania. Paro y salarios bajos agudizaron el problema

17 may 2016 . Actualizado a las 18:53 h.

La UE define a las personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social a las que se encuentran en alguna de las siguientes situaciones: Aquellas con ingresos inferiores al 60 % de la renta mediana del país, después de las transferencias sociales; las que viven en hogares que carecen de al menos 4 de cada 9 condiciones, que van desde la posesión de electrodomésticos a mantener la vivienda a temperatura adecuada pasando por poder pagar la vivienda; y hogares que tienen una baja intensidad de trabajo, esto es, en los que sus miembros trabajan menos del 20 % de su potencial de trabajo.

Se trata por lo tanto de un indicador que además de los ingresos integra otras variables y que se denomina AROPE (At Risk Of Poverty or social Exclusión) sobre riesgo de pobreza y/o exclusión social. Un índice que coloca a España entre los más altos de la eurozona (29,2 %, sobre el 23,5 % de media en la zona euro). Tan solo por detrás de Grecia y Lituania, que forman el grupo de los cinco peores junto a Portugal e Italia. En el extremo opuesto se sitúan los países que además de generar mayor riqueza tienen un estado del bienestar más desarrollado (los nórdicos, Francia y Holanda).

Eurostat también proporciona la cifra absoluta de las personas que están en esta situación de riesgo. En el 2014, en el conjunto de los 19 países de la eurozona había 77.823.000 personas con riesgo de pobreza y/o exclusión social. Pero si en Europa hay un problema, en nuestro país la dimensión es todavía mayor. En el mismo año son 13,4 millones de personas que viven en España se encuentran en este umbral de pobreza, lo que convierte a nuestro país en el centro del problema de la UE, debido a que somos el cuarto con más población -multiplicamos por 14 veces la de Lituania y por 4 la de Grecia- y por lo tanto lo que suceda es determinante en la cifra conjunta de la Unión. La cifra es impactante.

La tasa de riesgo de pobreza de España ya era alta antes de la crisis, pero desde el 2008 esta situación se agravó. Antes de la recesión, el índice AROPE era del 23,8 % en nuestro país y en el 2014 es del 29,2 %, por lo tanto sufrió un incremento de 5,4 puntos en los últimos 6 años.

Es ese mismo período, el índice para el conjunto de la eurozona también aumentó, pero lo hizo con una intensidad mucho menor: pasó del 21,7 % al 23,5 %, lo que supone un incremento de 1,8 puntos. Si comparamos esta variación con la de España el resultado es muy negativo: el indicador de pobreza creció tres veces más aquí que en la media de los países de la eurozona.

Esta peor evolución se traslada a un empeoramiento del diferencial negativo para nosotros: en el 2008, el índice AROPE era apenas 2 puntos más alto en España, una diferencia que se elevó a 5,7 puntos cuatro años después. La conclusión es evidente, España ya era un país con un elevado nivel de pobreza y desigualdad incluso antes de la crisis, pero la recesión y las políticas de los gobiernos han hecho que el problema se agravase, aumentando la diferencia con la media, alejados de los países más desarrollados y formando parte del grupo de los que tienen los peores índices.

Las estadísticas de Eurostat expresan el fenómeno de la pobreza no solo en tasas sino que también en personas afectadas y estas cifras permiten apreciar mejor el drama que se vive en España.

Desde el 2008, el número de personas en situación de riesgo aumentó en España en 2.616.000, hasta alcanzar la cifra más alta desde que se realiza esta estadística, 13.402.000 personas en riesgo de pobreza y la exclusión social.

El crecimiento es muy acelerado y sostenido en el tiempo: ha crecido todos los años y acumula un incremento del 23 %. En ese mismo período, en los 18 restantes países del euro, esa población desfavorecida aumentó en apenas 4 millones de personas, equivalente a un incremento relativo del 6,7 %. Un dato final: 40 de cada 100 ciudadanos europeos que cayeron en esta situación de riesgo de pobreza en la zona euro desde que empezó la crisis son españoles.

Desempleo y bajos salarios

En el análisis de por qué el índice AROPE es más alto y sobre todo porqué evoluciona peor en España que en la media de la eurozona destacan dos factores fundamentales: el alto nivel de desempleo y la devaluación de los salarios en los últimos años.

El índice AROPE mide cuál es el riesgo según la relación de las personas con la actividad económica, con tres situaciones más destacadas: las personas que tienen empleo, las que están desempleadas y las que ya están jubiladas.

El colectivo con mayor riesgo de pobreza y/o exclusión social es el de las personas desempleadas: más del 60 % de las personas sin trabajo en España están en riesgo (3 millones de los 5 en paro).

En el año 2008 la tasa de riesgo en los desempleados era del 42 % y en 2014 llegó al 60 %, lo que implica un incremento de casi el 50 % en estos 6 años. La razón del mayor riesgo está en la generalización del paro de muy larga duración y el agotamiento de las prestaciones contributivas: después de dos años se acaban y en el mejor de los casos se accede a una asistencial, que por su cuantía, 426 euros, coloca a las personas que la reciben por debajo del umbral de pobreza.

Es por lo tanto el deterioro en la cobertura a los desempleados lo que disparó el riesgo: en el 2008 la tasa de cobertura del sistema era del 70 % y en el 2014 bajó hasta el 58 % y al mismo tiempo, el peso de las prestaciones contributivas pasó del 70 % en el 2008 al 43 % en el 2014.

Pero en España tener trabajo ya no asegura dejar de ser pobre: casi el 18 % de las personas ocupadas están en ese umbral. Casi 1 de cada 4 personas con empleo de nuestro país tiene ingresos tan bajos que lo sitúan en riesgo. La razón que está detrás de este deterioro es la devaluación salarial con sus dos componentes: la reducción de los salarios reales y el aumento del trabajo a tiempo parcial.

En el análisis de la evolución salarial desde el 2008 utilizando la estadística de los deciles de la EPA, se comprueba que donde más se reducen los salarios es, precisamente, en el decil 1, el que se corresponde con los que menos cobran. En el 2014, había en España algo más de 1,4 millones de asalariados en el decil 1, con un salario medio de 411 euros en 12 pagas, esto es, 4,932 euros brutos anuales, una cuantía tan baja que si la persona que la cobra vive sola se sitúa por debajo del umbral de la pobreza. Pero además, hay otros 1,4 millones -las del decil 2- que ingresaron de media 9.828 euros brutos anuales. Cobran poco y cada vez menos, porque es en estos deciles donde más se redujeron los salarios en términos reales con la crisis: el 25 % en el decil 1 y el 15 % en el decil 2. El 94 % de las personas que están en el decil 1 tiene un contrato por horas, porcentaje que es del 46 % en el decil 2 y que baja hasta menos del 3 % a partir del decil 5.

En los últimos años el empleo a tiempo parcial en los deciles de la EPA aumentó el 12 % y fue precisamente en la retribución del empleo con este tipo de jornada donde más afectó la caída salarial.

La última categoría que analizamos es la de los pensionistas. Son los que tienen el menor riesgo de pobreza y además su tasa de riesgo ha mejorado de forma sensible en la crisis. Si en el año 2008 casi el 24 % de los pensionistas estaba en el umbral de pobreza en el 2014 es del 12 %, esto es, se ha reducido a la mitad. ¿Cómo es posible esto, en un período en el que las pensiones han tenido subidas anuales muy bajas? El mantenimiento de las pensiones antiguas y el aumento de las nuevas en un escenario de caída de rentas en el resto de la sociedad se traduce en una mejora de la posición relativa de los pensionistas que es lo que refleja esa caída del índice AROPE para este colectivo.