El lujo de ir a la «uni» en EE.UU.

Victoria Toro

MERCADOS

Estudiar en una universidad estadounidense resulta un exceso. Y no porque posea los mejores centros de educación superior del mundo, sino por sus precios. La subida de las tasas universitarias muy por encima del aumento de la inflación, ha provocado que sea cada vez más difícil para las clases media y trabajadora. La solución ha sido acudir a los préstamos universitarios. Y eso genera un gran problema nacional. En la actualidad, la deuda de estos créditos para acceder a la educación superior asciende a 1,2 billones de dólares (un billón de euros)

30 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La enorme deuda de los estudiantes universitarios estadounidenses constituye un gran escollo para ellos porque comienzan sus vidas profesionales con una enorme carga. Pero también es un problema nacional. En los últimos meses, una vez que la economía estadounidense parece definitivamente recuperada de la crisis, cada vez más voces se hacen eco de esta coyuntura y de sus causas, entre las que destaca la elevada cuantía de las tasas de matrícula.

Es cierto que no todas son tan considerables, y que existen excelentes universidades públicas con precios más asequibles. Pero también lo es que en la última década se ha producido una subida general tan significativa en los costes de ir a la universidad en ese país que el panorama ha cambiado.

La matrícula en alguna de las grandes como Harvard, Princeton, Columbia o Yale cuesta unos 65.000 dólares anuales (alrededor de 54.500 euros). Pero eso es solo el precio de la matrícula sin más: ni seguro médico, ni material, ni libros, ni extras, ni, sobre todo, alojamiento y manutención. Si a ese gasto se le suma todo lo que un estudiante universitario necesita para vivir durante un curso, la cantidad alcanza los 100.000 dólares (87.000 euros). Y eso quiere decir que el precio de una licenciatura de cuatro años supera los 400.000 dólares (350.000 euros). Mucho dinero, muchísimo para la inmensa mayoría de las familias. En las universidades públicas la matrícula puede costar desde 12.000 dólares para los residentes en el Estado hasta los 30.000.

Entre las familias de clase media estadounidense existe la tradición de empezar a ahorrar para la universidad de los hijos en el mismo momento en el que nacen. Pero aun así, ahorrar casi medio millón de dólares por hijo no está al alcance de casi nadie. De ahí el aumento espectacular de los estudiantes que recurren a los créditos universitarios.

La crisis redujo las ayudas

Pero no siempre ha sido así. Las cosas empezaron a complicarse hace relativamente poco y han empeorado hasta casi la catástrofe con la crisis económica del 2008.

Los estadounidenses comenzaron a ir en masa a la universidad en la década de los años cincuenta con el surgimiento de su poderosísima clase media. En 1958 la matrícula anual en la universidad de Chicago, una de las más prestigiosas en Estados Unidos, costaba 870 dólares (755 euros) que trasladados a la actualidad serían algo más de 7.000 dólares (6.700 euros). Pero, en la actualidad, el precio de este trámite está muy por encima de esa cifra: para el curso 2015-2016 la matrícula cuesta 44.000 dólares (38.000 euros). 

En las décadas posteriores a los años sesenta, cuando cada vez más jóvenes norteamericanos llegaron a la universidad, las tasas fueron aumentando de forma gradual. Todo se transformó a finales de la década de los años ochenta del siglo pasado. Muchos Estados norteamericanos alcanzaron grandes déficits presupuestarios en esos años. Los gobernantes decidieron reducirlos de la manera en la que lo hacen habitualmente: recortando gastos sociales. entre los primeros en recortó fue la educación. Y cuando los Estados disminuyeron el dinero que aportaban a las universidades, estas cargaron la diferencia en los costes de matrícula.

Un ejemplo que sirve para entender lo que ha pasado es la Universidad de Ohio. En 1990, el Estado ya había recortado considerablemente su aportación a este centro público, de modo que solo recibió el 25 % del coste total; en el 2000 esa aportación bajo hasta el 15 % y en 2012 la Universidad de Ohio recibió solo el 7 % del coste total. La mayor parte de la diferencia entre lo que cuesta que un alumno estudie en ella y lo que aporta el Estado lo pagan los propios estudiantes en las tasas. Y eso no ocurre solo en Ohio. Por ejemplo en la también pública de Washington los costes de matrícula aumentaron un 150 % en los diez años transcurridos entre el 2003 y el 2013.

La crisis del 2008 supuso la puntilla a la terrible situación que atravesaban la mayoría de las universidades públicas del país. Entre el 2007 y el 2012, la matrícula ha subido un 15 % en cuarenta de los Estados, más del 25 % en dieciocho de ellos y más de 50 % en ocho de esos territorios. En California y Arizona, dos Estados con gigantescos déficits, la matrícula subió por encima de un 70 % en ese mismo período.

Pero, claro, hay algo que también aumentó de forma desproporcionada en ese tiempo, los préstamos universitarios, que desde el 2008 han crecido un 84 %.

Titulaciones gratuitas

La situación de la enseñanza superior en Estados Unidos está en la actualidad a punto de vivir una revolución que, casi seguro, tendrá lugar en los próximos años. La pasada primavera el presidente Barack Obama hizo una propuesta que supone un cambio de paradigma: hacer gratuitos los llamados community colleges, centros de educación superior públicos para estudios de dos años. El argumento de la Casa Blanca es incontestable: el futuro necesita profesionales cualificados y el país que tenga mayor número de ellos estará a la cabeza de la economía mundial. La única forma de conseguirlo es una disminución de las tasas universitarias.