La burbuja de las materias primas distorsiona la economía mundial

MERCADOS

Juan Salgado

La rápida desaceleración de la economía china, que reduce la demanda de recursos básicos, la liquidez masiva de los bancos centrales que orienta las inversiones hacia este tipo de productos y una sobreoferta están detrás del desplome iniciado hace varios años

30 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La inestabilidad de los mercados asiáticos, con China a la cabeza, alcanzó su punto más álgido el pasado lunes, con el gran latigazo de la semana que llevó a las bolsas de todo el mundo a mínimos que rememoraron la gran recesión del 2008. Las bolsas del gigante asiático caían a plomo después de jornadas de grandes correcciones iniciadas en junio sin que las medidas del Gobierno de Pekín pareciesen surtir el más mínimo efecto. Como en cualquier período de volatidad, sobre todo de la envergadura que están atravensando las principales plazas mundiales, los ajustes necesitan argumentos y exigen responsables. Y voces experimentadas han apuntado como uno de los principales causantes de estas nuevas turbulencias en el tablero de la inversión a las materias primas, cuyos precios han acelerado su caída a mínimos desde la crisis financiera del 2008, incluso más allá. La evidente vinculación que los recursos básicos mantienen con la segunda economía mundial intensifican la convincción de que la economía china se está desacelerando a ritmos más intensos de los datos proporcionados por el Ejecutivo de ese país.

¿Cómo operan los mercados de las materias primas?

En líneas generales, los mercados financieros que rigen los precios de la mayoría de las materias primas operan en la plaza de Londres. Pese a que todos los recursos en general (energéticos, metales y alimentos) han caído, cada materia prima tiene su propia dinámica de mercado. Y los analistas así lo entienden. Tanto Alejandro Bueso, director de Análisis de Bolsamanía y editor jefe de Web Financial Group, como José María Rodríguez, diferencian la coyuntura que atraviesa el precio del petróleo respecto al recorrido de otros metales o recursos. Uno y otro coinciden en que la actual incertidumbre se veía venir. En el caso del crudo, «la circunstancia no es nueva, comenzó a depreciarse hace más de un año y está alcanzado ya los resortes del 2008. El petróleo es el director, es la materia prima principal que nos da pistas de que algo pasa, aún no se ha llegado al nivel del 2008, pero estamos ya bastante cerca. Debería frenar ya esta ecalada bajista», entiende José María Rodríguez.

¿Y los otros metales?

Las tensiones son especialmente significativas sobre el hierro, el cobre, el aluminio e incluso el oro que han experimentado correcciones tan a la baja que en algunos casos los precios están por debajo de los costes de producción. Lo que ha ocurrido es que hay una sobreoferta respecto a la demanda: una burbuja, en definitiva. Y en el caso de estos recursos están especialmente ligados a la producción china. «Aproximadamente la mitad de los consumos mundiales de los recursos básicos proviene de China», confirma Alejandro Bueso. Y a nadie debería coger por sorpresa que la ralentización de la economía del gigante asiático es una evidencia anunciada. De hecho, la cotización de estos metales lleva al menos cuatro años decreciendo y entre los argumentos esta la negativa de las grandes compañías a reducir la producción. «La burbuja en el mercado de las materias primas se desinfla porque la realidad económica mundial no es tan boyante como hace un año y eso después de seis años de crisis y tras los estímulos emprendidos por los bancos centrales» que están inyentando liquidez que en buena parte se dirige a estos mercados.

¿Estos recursos solo están vinculados a la evolución de la economía china?

De ningún modo, entienden los expertos. China tiene problemas, se está desacelerando más rapidamente de lo previsto y tanto es así que las autoridades necesitan ayuda. Lo que ocurre es que la precisan más rápidamente de lo que el mundo se la pueda dar. «La economía americana, que es la más pujante, puede ayudar, pero llega hasta donde llega. Y todo ello tiene una segunda lectura. Llevamos más de seis años de recesión, de semicrisis después de la gran crisis financiera y los bancos centrales han hecho todo lo posible y aún así se ha conseguido una recuperación tibia o mediocre. Esa es la realidad», afirma Alejandro Bueso. Ahora, añade, la bolsa china comienza a corregirse, pero la especulación no se ha ensañado especilamente con su economía. «Donde sí la ha habido, es decir, a dónde se ha dirigido la liquidez que los bancos centrales han venido inyectando ha sido hacia las materias primas. La bolsa china perjudica en pequeña medida a su economía real, pero las materias primas son unos activos financieros que sí afectan al resto del mundo».

 ¿Qué países resultan más perjudicados?

Sin duda, aquellos que exportan materias primas a China. Latinoamérica especialmente, aunque los países que han corregido los desequilibrios de su economía lo soportarán mejor, que no es el caso de Argentina, Brasil y mucho menos Venezuela o Rusia. Australia deberá rehacer sus cuentas para cuadrar los ingresos que dejará de percibir por el hierro que vende a la segunda economía mundial, una circunstancia similar que afecta a Chile con el cobre y, sobre todo, los productores de petróleo. Europa apenas está afectada por este escenario, si bien países que mantienen relaciones comerciales estrechas con China verán reducidas sus ventas por la debilidad del país y la menor disponibilidad de sus ciudadanos para adquirir productos importados. 

 ¿Dejará de ser china la fábrica del mundo?

De ningún modo, entiende el analista Alejandro Bueso. «Quizás deje de reemplazar tan rápidamente a las fábricas de otras partes del mundo, pero China tiene un papel muy importe en el sector de la manufactura, es casi irreversible. Algunas industrias norteamericanas han regresado con su producción a EE.UU., o eligen México como emplzamiento alternativo, pero la plaza asiática sigue disponiendo de una mano de obra barata, sofisticada, el chino es muy trabajador e inteligente. Lo que más comienza a inquietar a empresas y a gestores de fondos es  la inestabilidad política  en el país, de la que ya se habla cada vez con más frecuencia. Eso sí que preocupa», concluye.