El primer banquero del mundo 

Victoria Toro. Corresponsal en Nueva York

MERCADOS

El norteamericano Jamie Dimon pierde el respaldo mayoritario de los accionistas de JP Morgan Chase por su elevado salario: 20 millones de dólares. La entidad esquivó la crisis financiera

24 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El martes pasado, los accionistas del banco estadounidense JP Morgan Chase votaron para aprobar los sueldos de los altos ejecutivos de la compañía. El director general de la empresa ganará 20 millones de dólares y sin embargo esa no fue la noticia. La noticia fue que el 39 % de los accionistas, un porcentaje mucho más alto que nunca, había votado en contra de que Jamie Dimon se llevará todo ese dinero.

Y eso fue la noticia, porque Jamie Dimon es a la banca estadounidense lo que Dios a la Biblia. Se le conoce en su país, EE. UU., como «el principal banquero del mundo». Un financiero que, incluso en los años duros de la reciente crisis y en medio de las turbulencias que han sacudido a la banca, se convirtió casi en una estrella. Pero quizá como las estrellas, la vida profesional de los banqueros se apaga algún día.

Jamie Dimon es un neoyorquino de origen griego que lleva la banca en los genes. Su abuelo, que emigró desde Grecia a Estados Unidos, ya era banquero. Su padre y su hermano mayor se han dedicado a las inversiones en Wall Street. Tras acabar sus estudios de negocios en Harvard, el financiero Sandy Weill convenció a Dimon para que se fuera a trabajar con él a American Express y rechazara las ofertas de trabajo, con salarios mucho más altos, que tenía de varios bancos como Goldman Sachs o Morgan Stanley. Jamie Dimon no solo hizo eso sino que cuando Weill dejó American Express se marchó con él. Juntos comenzaron a levantar una pequeña compañía financiera que mediante fusiones y adquisiciones acabaría, en 1998, formando el mayor conglomerado de servicios financieros creado hasta ese momento: Citigroup.

Pero ese mismo año, Dimon abandonó Citigroup. Esa salida de la compañía que había ayudado a crear estuvo rodeada de especulaciones. La mayoría decía que había sido su propio mentor, Weill el que le había señalado la puerta de salida porque quería promocionar a su propia hija dentro del banco. Ocho años más tarde, Jamie Dimon admitía en una entrevista las razones de su marcha de Citigroup: en efecto, Sandy Weill le había despedido.

Pero a partir de ahí, Jamie Dimon entró en la vía que le iba a conducir a convertirse en el primer banquero del mundo. Eso sí, después de tomarse algo más de un año sabático en el que estuvo reflexionando sobre lo que quería hacer a partir de entonces con su vida. Las alternativas que barajó fueron escribir libros, criar a sus hijos en casa o dar clases. Y en el año 2000 tomó una decisión: «Lo que sé que mejor hago tiene que ver con los servicios financieros, y soy bastante bueno en eso». Así que, tras los meses de descanso y reflexión, volvió a lo suyo. En el año 2000 fue nombrado director ejecutivo del banco Capital One, que en ese momento era la quinta entidad financiera en importancia de Estados Unidos.

Cuando cuatro años más tarde, JP Morgan compró Capital One, Dimon se convirtió en presidente de la organización nacida de la unión de los dos bancos. En el 2005 ascendió a director ejecutivo de JP Morgan Chase y un año más tarde era nombrado presidente de la junta directiva. Ya tenía todo el poder. Y además eran años de bonanza.

En el 2008 estalló la crisis y afectó gravísimamente a las compañías financieras. Y sin embargo, desde entonces JP Morgan Chase se ha convertido en el primer banco estadounidense. Mientras el resto de sus colegas llevaban sus compañías a la bancarrota, a terribles pérdidas o a sobrevivir con rescates gubernamentales, JP Morgan Chase no solo resistía sino que avanzaba. Así que no es extraño que a Dimon se le mire en Estados Unidos como a un mago.

En el 2008, JP Morgan sí recibió dinero del Gobierno estadounidense para el rescate bancario, 25.000 millones de dólares. Era el más sano de los nueve grandes bancos estadounidenses y, sin embargo, recibió ese préstamo. Pero las razones detrás de ese apoyo no tenían que ver con su situación sino con la de los demás. El banco que dirigía Jamie Dimon aceptó, o más bien fue obligado por el secretario del Tesoro a aceptar, ese aparente rescate porque el Gobierno estadounidense no quería destacar tan claramente los bancos que sí tenían graves problemas de capital.

Es decir, si en ese momento se hubiera sabido que Dimon sí lo había hecho bien y su banco estaba sufriendo la contaminación de los activos tóxicos en mucha menor medida que los demás, hubiera sido demasiado evidente que los otros banqueros lo habían hecho muy mal. Es decir, el Ejecutivo norteamericano aparentó que el problema era común, es decir que les afectaba a todos, para intentar que ninguno más fuera a la quiebra como había ocurrido aquel mismo mes de septiembre con Lehman Brothers y prestó dinero, de forma pública, a los nueve grandes bancos del país. Así que Dimon se tragó los 25.000 millones.

Claro que las cosas comenzaron a verse tal y como eran cuando al año siguiente, todavía en medio del desastre, JP Morgan hizo público que durante el 2008 no solo no había perdido dinero sino que había ganado 5.000 millones de dólares. Lo dejó claro.

Un demócrata elogiado por Obama

La forma en la que JP Morgan sorteo la crisis del 2008 y las posturas demócratas de Jamie Dimon fueron suficientes como para que tras la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca su nombre estuviera en todas las quinielas para ocupar la Secretaría del Tesoro. No fue él, fue Timothy Geithner. Pero, otra vez cuando Geithner dejó el Gobierno en el 2013, el nombre de Dimon volvió a sonar como su sustituto. Aunque tampoco fue elegido en esa ocasión.

Pero que no le haya nombrado no quiere decir que Obama no considere a Dimon un buen financiero. Y además lo reconoce en público. En el 2012, en una entrevista en televisión, el presidente norteamericano respondió a la actriz Whoopy Goldberg que acusaba al banco de irresponsabilidad: «JP Morgan es uno de los bancos mejor gestionados que hay y Jamie Dimon es uno de los banqueros más inteligentes que tenemos».

Una carta sobre el cáncer

El año pasado, a Dimon le diagnosticaron cáncer de garganta. Él mismo se encargó de escribir una carta a los trabajadores del banco en la que lo explicaba. Aseguraba que el pronóstico era bueno y hasta detallaba los ciclos de quimioterapia que necesitaba. Todo salió bien y parece totalmente recuperado de la enfermedad ahora.

La revista Time lo eligió entre las cien personas más poderosas del mundo en los años 2006, 2008, 2009 y 2011. Precisamente, ese año, 2011, el salario del CEO de JP Morgan Chase fue noticia: 23 millones de dólares. Nadie en su sector había llegado nunca a tanto.

El problema es que a partir de  entonces algunas cosas cambiaron. Para empezar, las autoridades estadounidenses comenzaron a investigar prácticas bancarias que consideran ilegales y en ellas estaba implicado también el banco que dirigía Dimon, no solo él, pero él también. Multas por cobros excesivos en hipotecas; acusaciones de manipulación del mercado de la energía; la participación en la venta de productos financieros elaborados a partir de las hipotecas basura que provocó la crisis del 2008 y también la acusación de la Fiscalía estadounidense de prácticas corruptas en China, donde el banco habría contratado para sus oficinas a hijos de la élite del Gobierno de Pekín para obtener favores, una práctica que la ley estadounidense persigue aunque se realice fuera de sus fronteras.

En el 2013, el salario de Dimon bajó a 20 millones de dólares, el mismo que recibiría en el 2014. La diferencia es que hasta ahora cuando los accionistas votaban ese salario, los que lo aprobaban eran el 90 % y el pasado martes cayó hasta el 61 %. En los próximos meses se sabrá si Dimon ha dejado o no de ser el «principal banquero del mundo».