La tijera asoma de nuevo en Londres

Rita Álvarez Tudela. Londres

MERCADOS

La mayoría absoluta obtenida por el partido conservador de David Cameron se traducirá en la inminente aplicación de un plan de ajuste sociales para eliminar el déficit público 

17 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Frenar más políticas de austeridad del Gobierno con mayoría absoluta del primer ministro británico, David Cameron, parece imposible. De hecho, el conservador ya ha confirmado a Iain Duncan Smith, como secretario de Trabajo y Pensiones, para seguir adelante con las polémicas reformas.

En concreto, Duncan Smith pondrá en marcha recortes valorados en 12.000 millones de libras, unos 16.000 millones de euros. La situación es de tal inmediatez que se está estudiando que el titular de Economía británico, George Osborne, baraje aprobar un presupuesto de emergencia en junio para revistar los gastos de otoño y dar más detalles de los recortes.

El plan de Osborne, ahora también nombrado por Cameron con el cargo de primer secretario de Estado para esta segunda legislatura, pasa por eliminar el déficit presupuestario para el bienio 2018-2019 con la imposición de recortes sociales cifrados en 12.000 millones de libras (16.000 millones de euros), unidos a la reducción de los gastos diarios del Gobierno en 13.000 millones de libras (17.998 millones de euros) y elevando a 5.000 millones de libras (6.922 millones de euros) las medidas por evasión de impuestos.

Todo ello, para reducir aún más el déficit público, que los conservadores consiguieron bajar de un 9,6 a un 5,7 % del PIB en sus primeros cinco años de coalición. Sobre la mesa está también generar más empleo y que la tasa de paro que se situó en el 5,5 % en el primer trimestre del 2015, lo que se corresponde a unas 1,83 millones de personas, siga lejos del 9,8 % de media de la UE.

Hasta el pasado jueves, 7 de mayo, el día de la jornada electoral, los conservadores habían asumido que no podrían imponer los citados recortes sociales porque se veían repitiendo coalición con los liberal demócratas, y creían que estos bloquearían los recortes sociales valorados en 12.000 millones de libras (16.000 millones de euros). Sin embargo, cuando se confirmó que conseguían 331 escaños en el Parlamento de Westminster, el camino parece una autopista sin peajes para Duncan Smith, Osborne y Cameron.

Para el Partido Conservador, los últimos cinco años han sido «un punto de reparación y recuperación» tras tomar el testigo del Gobierno Laborista. Si bien, los próximos cinco años que tienen por delante los ven como el período para poner «a la economía en el camino correcto y conseguir que Gran Bretaña vuelva a funcionar».

«Los próximos cinco años serán sobre todo de renovación. Será nuestra tarea renovar un sentido de equidad en nuestra sociedad, donde los que trabajan duro y hacen lo correcto son capaces de seguir adelante», anunció Cameron, diciendo que quiere asegurar que «la recuperación económica llegue a todos los lugares de nuestro país». 

Sin embargo, pese a todos los recortes, Cameron prometió durante su campaña electoral no subir ni el IRPF, ni el IVA, ni las contribuciones a la Seguridad Social. Además, el primer ministro británico también es partidario de renovar la relación británica con Europa, lo que garantiza «tener un mejor trato para el pueblo británico y que culmina en un referéndum sobre la permanencia dentro de la UE». 

El impacto que tendrían estas nuevas medidas económicas en una gran parte de la población preocupa y muchos. Ese es el caso de cientos de expertos en salud mental, quienes hicieron una llamada contra la austeridad del Partido Conservador, diciendo que su efecto es «profundamente preocupante» en el bienestar psicológico de las personas y el estado emocional de la nación.

Según una carta publicada hace menos de un mes por más de 400 consejeros, psicoterapeutas y expertos en salud mental, con el aumento de la desigualdad y la pobreza, así como con las familias que han sido echadas de sus casas, la situación es ahora más visible que nunca en las salas de consulta terapéutica. 

Por su parte, John Hills, director del Centro de Análisis de la Exclusión Social (CASE, por sus siglas en inglés), situado en Londres, cree que el impacto de los recortes «golpeará directamente a las familias monoparentales y a las personas con discapacidades, creando presión sobre los bancos de alimentos y dificultades a una escala que sería difícil de imaginar».

Pero Hills va más allá, y cita incluso como posibles afectadas a familias trabajadoras, que dependen directamente de las ayudas de vivienda y de créditos fiscales. «Eso es un montón de dolor de un gran número de personas que incluso votaron por los conservadores», explica este profesor.

Cameron sabe perfectamente que las reformas pueden ser vistas por muchos como una carga «muy desagradable» y fuente de muchas protestas y descontento social. Sin ir más lejos, la policía británica arrestó el pasado fin de semana a 15 personas en una protesta contra la austeridad cerca de Downing Street, la sede del Gobierno.

De ellas, doce personas fueron arrestadas por «desorden violento» y tres por «ataques contra la policía», mientras que un agente tuvo que ser atendido en el hospital de varias contusiones. Los grupos antiausteridad ya han llamado a celebrar más concentraciones en las próximas semanas frente a la sede del Banco de Inglaterra.

Hasta el momento, los recortes ya han golpeado con fuerza a muchos británicos. Desde la Fundación Joseph Rowntree, que lleva más de 100 años monitorizando la pobreza en el país, se asegura que uno de cada cinco niños vive en la pobreza y que más de la mitad de los 13 millones de pobres que viven en el país tienen un empleo.

Muchos culpan de la situación a los «contratos de cero horas», que implican que los trabajadores tienen que estar disponibles para trabajar en tiempos pactados con sus empresas, si bien sus servicios solo serán pagados cuando haya clientes y demanda suficiente. Este tipo de contratos afecta especialmente al personal de bares, restaurantes y tiendas.

Pese a que la economía británica creció a mejor ritmo que ningún otro país del G-7, un 2,8 % en el 2014, esa riqueza no está bien repartida y la desigualdad es ya palpable en los 445 bancos de alimentos repartidos por todo el país. Si en el 2010, poco más de 40.000 personas acudían a adquirir comida a sus centros, el año pasado ese número se disparó y hubo que repartir la cifra récord de un millón de ayudas. «Más del 45 % de los usuarios son personas que se han quedado sin subsidio», cuenta Molly Hudson, portavoz de la organización Trussel Trust. 

Ahora queda por ver si los nuevos planes de austeridad tendrán consecuencias más duras que nunca, o si los conservadores, con su mayoría absoluta, son capaces de llevar la recuperación económica a todos los hogares del Reino Unido.