¿Puede España crecer más que Estados Unidos?

MERCADOS

Juan Salgado

El Gobierno defiende que el PIB se disparará este año casi el 3 %. La euforia, alentada por el BCE, los tipos bajos y el petróleo, es compartida por los analistas 

03 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Constatamos la firme recuperación de la economía española», sentenció el jueves, tras un Consejo de Ministros vespertino, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Flanqueada por los ministros de Economía y Hacienda, esgrimió el triunfo de las políticas del PP materializado en un cuadro macroeconómico de previsiones casi eufóricas. Ya lo había avanzado el lunes el presidente, Mariano Rajoy, en su primer desayuno informativo de la legislatura, casi a las puertas de su conclusión: España crecerá este año prácticamente un 3 %, en concreto el 2,9 %.

La previsión del Plan de Estabilidad que el Ejecutivo remitirá a Bruselas es que el país se instale en un círculo virtuoso hasta el 2018, marcado por el crecimiento de la economía (2,9 % también en el 2016 y 3 % en los dos años siguientes) y la caída del paro, que al final del período estará en el 15,6 % de la población activa frente al 21,1 % que pronostican para el cierre del 2015.

A la luz de los últimos datos conocidos, que indican que el PIB avanzó entre enero y marzo prácticamente un punto -suma siete trimestres consecutivos en positivo y marca el mayor ritmo intertrimestral desde el cuarto trimestre del 2007, antes de la crisis-, el optimismo del Gobierno no parece descabellado. De hecho, Rajoy y su equipo no están solos, pues la mayoría de las previsiones de analistas, instituciones y organismos nacionales e internacionales apuntan en idéntico sentido. No hay duda: España despega.

La bendición de los analistas

«España está a punto de crecer a un ritmo más rápido que los Estados Unidos durante los próximos tres años y va a surgir como un referente en la historia de la recuperación europea». La afirmación, que pudiera parecer exagerada, proviene de GAM, una de las mayores gestoras de fondos del mundo. Dado que su negocio es acertar en las inversiones, no son en absoluto propensos a los ataques de euforia gratuita. Niall Gallagher, gestor del fondo GAM Star Continental European Equity, en el que el 11,5-% de su patrimonio está expuesto a España, aseguraba días atrás al portal británico especializado en fondos Citywire Global, que el mercado nacional había hecho los esfuerzos de recuperación «más prometedores» de los últimos tres años. Comparado con el resto de Europa, «la verdadera estrella del show es España. Es el país que logró el mayor desapalancamiento», insistió.

Por ello, GAM se muestra más positiva que el consenso -incluso más que el Ejecutivo de Rajoy- y pronostica un crecimiento del PIB de entre el 3,5 y el 4-%. La economía de la potencia americana creció en el primer trimestre un 3-%, con un tímido avance intertrimestral de solo dos décimas, algo que preocupa. «Es más plausible que la economía española crezca más que la de Estados Unidos cada uno de los tres próximos años. Ciertamente, junto a Irlanda será el mercado de mayor crecimiento en Europa, incluyendo el Reino Unido, en el período que viene», subraya Gallagher.

El mismo jueves otros analistas, como los de Barclays Capital también mejoraban sus previsiones sobre el país, constatando el «fuerte impulso» del primer trimestre y considerando «muy probable» que continúe. Por ello, ha revisado al alza su estimación de dinamismo del PIB, que para este año lo sitúan en el 3-% frente al 2,75-% anterior, es decir, tres décimas por encima de lo que espera el Banco de España y a una del Ejecutivo.

Las estimaciones son prácticamente unánimes y oscilan entre un mínimo del 2 y un máximo del 3-% de avance del PIB para este ejercicio (2,2 y 2,8-%, para el 2016), según el último panel de consenso de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), que incluye a 17 analistas. Respecto a dos meses antes, las previsiones han mejorado una media de medio punto para este año.

Consumo e inversión

¿A qué obedece el «milagro», el cambio de tendencia y que crezcamos de nuevo a tasas pre crisis? Barclays lo tiene claro: «El consumo privado y, en términos más generales, la demanda interna continúa siendo el principal motor de crecimiento». Esto se debe a la «mejora de las perspectivas de empleo y al aumento de los salarios reales», lo que se traduce progresivamente en más riqueza financiera, sin olvidar el efecto de la reforma fiscal sobre la renta disponible.

También el Banco de España, en su Boletín Económico de abril, aseguraba hace unos días que el consumo de los hogares ha comenzado el año con el mismo dinamismo con el que cerró el 2014, alentado por el buen comportamiento del mercado laboral y la mejora de las condiciones financieras. De hecho, en la presentación de sus resultados trimestrales, los principales bancos españoles destacaron el aumento de la contratación de crédito nuevo -tanto hipotecario como al consumo-, si bien aún no logra cubrir el que vence, generando un stock positivo que, sin embargo, sí se espera al cerrar el año.

El cóctel vitamínico del PIB lo completan la recuperación gradual del sector de la construcción, ya que al inicio de este año el Banco de España constata que ha continuado «la recuperación de la inversión residencial» que empezó un año antes, además del «tono positivo» mostrado por los indicadores de la inversión empresarial. También suma el efecto tractor de las exportaciones, pese a que se ha reducido.

Gracias al «viento de cola»

La economía crece. Cosa diferente son las causas de su dinamismo y si tal exhibición de músculo será sostenible o perderá fuelle cuando pase el fragor electoral. Porque los expertos llaman la atención sobre el enorme peso que los factores externos tienen en el despegue del PIB.

«Tenemos viento de cola», resumía gráficamente el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, esta semana, en referencia al halagüeño escenario internacional. Y es que la política de estímulos del Banco Central Europeo (BCE), los tipos bajos -prácticamente en cero-, la caída del precio del petróleo o la depreciación del euro respecto al dólar son factores que han impulsado en gran medida el crecimiento patrio.

Tanto es así, que el cuadro macroeconómico diseñado por el Gobierno se dibuja, además de con una rentabilidad del bono a diez años en el entorno del 1,1 % hasta el 2018 (clave para bajar el coste de la deuda), también sobre un Euribor en el 0 %, con el petróleo en los 68 dólares el barril y con un PIB mundial creciendo el 4 %.

Cualquier desviación en ese marco externo de coyuntural bonanza podría dar al traste con la euforia. De hecho, aprovechando la celebración del Primero de Mayo, los líderes de los principales sindicatos, CC.OO. y UGT, insistieron en que el Ejecutivo solo vende optimismo porque estamos en año electoral.

Aunque el Gobierno espera recuperar en el 2018, es decir, siete años después de perderla, los 20 millones de empleos -actualmente hay 17,45-, la tasa de paro seguirá siendo insosteniblemente alta, por encima del 15 % de la población activa, algo que criticó el secretario general de CC.OO., Ignacio Fernández Toxo, preguntándose si lo mejor que podía ofrecer el Ejecutivo era una tasa de paro «todavía tres puntos por encima de la media europea».

De hecho, el mercado laboral sigue siendo la asignatura pendiente, pues la reactivación continúa sin ser suficiente. Tampoco lo son, para numerosas voces expertas e instituciones internacionales, las reformas que se han acometido, que alertan además de que la proximidad de las citas electorales -municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina y generales en noviembre- puede poner en riesgo lo conseguido. Valga como ejemplo que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dejó entrever una nueva bajada de impuestos.

Aunque los resultados de los comicios pueden dejar los parlamentos autonómicos más fragmentados, para las generales se espera una moderación del impacto inicial previsto para Podemos. Esa es, al menos, la conclusión de Barclays esta misma semana. Pero el Ejecutivo no rebaja su tono e insiste: «Primero la inestabilidad política y después Grecia son los riesgos para la recuperación».