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Lápices y plumas

Carlos M. Losada Souto OBITUARIO

SOMOS MAR

27 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es raro escuchar adjetivos positivos de un alto cargo de la Administración. El día a día, la precariedad en la que nos movemos actualmente, el exceso y la instantaneidad de la información hacen que nos olvidemos enseguida de una noticia o evento importante, y también, por desgracia, de las personas que han dejado tras de sí numerosas obras, soluciones técnicas, una forma de entender la ingeniería... Y amigos.

Hace ya unos cuantos años, tuve la suerte de coincidir con Jaime, hombre discreto, trabajador incansable y con una mente clara y analítica que conseguía plasmar de forma sencilla las complejas peticiones con las que se enfrentaba continuamente como ingeniero jefe de Costas en Galicia.

Sus herramientas de cálculo y sus lápices y plumas, envidia de los modernos programas informáticos, eran capaces de dibujar secciones de muelles, diques, lonjas, puertos deportivos y edificios complejos, que eran verdaderas obras de arte realizadas a mano, y que atraían nuestra atención como si fuésemos niños sorprendidos por la belleza de las líneas que emanaban de la mano del artista.

Su producción profesional, que abarcó varios continentes, y su colaboración con las instituciones mundiales de referencia, fue reconocida en no pocas ocasiones a través del otorgamiento de medallas y honores de gran nivel social, político y profesional. Jaime hizo grande y admirable su profesión de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, pero lo que quizás siempre me admiró de él fue su nobleza, su sencillez y su capacidad de mantener la discreción y alejarse del bullicio, de las fiestas y de las cámaras, como si de un caballero antiguo se tratase.

Se fue como era él: discretamente y sin hacer ruido. Como no queriendo molestar a ninguno de nosotros, los que tuvimos el honor de compartir con él momentos históricos.

A partir de hoy el mundo será más seguro, porque al igual que hizo siempre, estará colaborando desde donde esté, con sus lápices y plumas, su mano y su mente de artista, a corregir los errores originales del proyecto, para que nada, ni ninguna ola de los 100 años sea capaz de arrebatarnos nuestra sonrisa.

Muchas gracias por tu amistad, amigo Jaime.