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«Nos sacaron rápido y aquí estamos, todos bien para poder contarlo»

A. F. Cuba / S. Serantes / E. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Salvamento

Tras pasar la noche en observación, ayer recibieron el alta los tripulantes del «Gure Uxua» evacuados a Gijón

05 feb 2017 . Actualizado a las 12:46 h.

Sonrientes, con ganas de bromear y preparados anímicamente para volver a salir al mar, al fin y al cabo, su profesión, lo que saben hacer. Así abandonaron ayer el hospital de Gijón en el que pasaron la noche cinco de los doce tripulantes del Gure Uxua, el palangrero de Cariño que el jueves naufragó a 50 millas de Navia cuando regresaba para vender en Burela la pesca capturada en los caladeros franceses. «Fue todo bien, nos sacaron rápido y aquí estamos todos bien para poder contarlo», comentó a los medios reunidos a las puertas del hospital de Jove Miguel Mújica, el patrón cántabro del pesquero con base en Cariño, que transmutó en una amplia sonrisa todo el nerviosismo que el día anterior le había impedido explicar lo ocurrido al armador del pesquero. 

Ayer repasó los peores momentos del naufragio, que fueron cuando tuvieron que abandonar el barco para pasarse a una balsa. Y el tiempo que estuvieron los doce en esa balsa salvavidas para dieciséis. Él, que fue el último en ser evacuado por el helicóptero, calcula que permaneció dos horas en ese cascarón mecido por las mismas olas de ocho metros y más que mandaron su barco al fondo.

El armador del Gure Uxua, José Pernas, explicó ayer que, según le había contado el patrón, «un golpe de mar fixo correr o aparello, o barco encheuse de auga e tiveron que abandonalo antes de que fora a pique». 

Los doce tripulantes fueron evacuados por el Helimer 211 y el Pesca 2. El helicóptero con base en Viveiro trasladó a cinco tripulantes al hospital de Burela, donde recibieron el alta ese mismo día. El Helimer 211 llevó a siete a Gijón. Cinco, entre ellos el patrón, permanecieron toda la noche en observación en el hospital de Jove y ayer fueron dados de alta, como lo han sido también los dos tripulantes que fueron examinados en Cabueñes. 

El último barco del armador

Se escribe así el final feliz de lo que pudo haber sido una tragedia. La ausencia de víctimas y daños personales es la parte que más satisface a un armador, José Pernas, Pepe de Cariño de Arriba, que ha perdido en un feroz Cantábrico el que era su último barco, después de haber desguazado dos de los tres que tenía. «A tirar para diante», toca.

Parte de la tripulación se aloja en la casa del mar de Burela para declarar

Si el mismo José Pernas llevaba de regreso a Cariño a los marineros que, como él, residen en esa localidad de Ortegal, parte de la tripulación no ha podido regresar todavía a sus hogares para sacudirse el susto del cuerpo. Es el caso de los cinco portugueses que estaban enrolados en la embarcación naufragada, que permanecen alojados en la casa del mar de Burela. Ocurre que el lunes tendrán que prestar declaración ante las autoridades marítimas, por lo que viajar hasta el país luso para tener que regresar un par de días después no les compensaba.

Ayer no quisieron comentar la epopeya vivida horas antes. Se guardan ese relato para el capitán marítimo que corresponda. En este sentido, el de Burela, José Ángel Iglesias, explicó que lo habitual es que se preste declaración en la capitanía más próxima a la zona marítima en la que se produjo en incidente y, por tanto, en Asturias.

El Gure Uxua, un palangrero de menos de 100 TRB de 24 metros de eslora, tiene base en Cariño, en cuya capitanía marítima se despacha y vende en Burela, donde también pasa las inspecciones. Precisamente esta localidad mariñana era el destino de la singladura que el pesquero inició desde los caladeros franceses en los que pesca merluza. El complicado estado de la mar y el fuerte viento demoró la travesía, que se realizaba a baja velocidad y tratando de capear el temporal. El barco no llegó. Se hundió cuando faltaban 50 millas a su destino.