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Sanidad envía a Vigo a su cúpula para investigar la sangría de contenedores

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

Oscar Vazquez

Los operadores creen que el «exceso de celo» de Aduanas desvía pesca a Leixões

20 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A falta de cerrar los datos de diciembre, el Puerto de Vigo ya sabe que los números de tráfico de mercancía del 2016 van a ser peores que los del 2015. Ha influido la decisión de Maersk de trasladar parte sus cargas y descargas a Marín, aunque lo que lleva meses quitando el sueño a los usuarios, en particular a los operadores de pesca congelada, es el «exceso de celo» con el que, según denuncian, realizan su trabajo los funcionarios del punto de inspección fronteriza (PIF), lo que provoca que mercancía que, en teoría, tendría que ser despachada en horas, permanezca retenida en la aduana dos, tres y hasta cinco días alegando cuestiones de tipo documental.

Miguel Fidalgo, senador vigués del PP, trasladó la preocupación de las empresas a la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, que ayer tuvo oportunidad de conocer de primera mano el problema. Una delegación encabezada por el propio Fidalgo, con presencia de representantes de Conxemar y del presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique López Veiga, ofreció detalles sobre el funcionamiento del PIF vigués a la ministra y pidió la intervención de su departamento para acabar con el bloqueo.

El resultado es que Montserrat ha mandatado al secretario general de Sanidad y Consumo, Javier Castrodeza, para que en los próximos días viaje a Vigo, se reúna con los trabajadores del PIF y observe cómo realizan su cometido.

Según Fidalgo, quedó claro que el problema no solo afecta a la economía de Vigo y su entorno, sino a otros puntos de España. De hecho, en la reunión también participaron algunos de los principales importadores de Mercabarna y Mercamadrid, afectados por los desvíos. «Fue una reunión productiva», coincidieron Fidalgo y López Veiga.

De nada han servicio hasta el momento los intentos de solucionar un problema que está agotando la paciencia de los empresarios. Ante la evidencia de que todos chocaban y siguen haciéndolo con el mismo muro, las empresas empezaron a desviar cargamentos de pesca congelada al puerto de Leixões, donde no encuentran las trabas que tienen en Vigo. Así han acabado en la terminal portuguesa más de 50.000 toneladas de pesca congelada -sobre todo marisco procedente del Atlántico sur-, que en principio estaba destinada a Vigo. El presidente del puerto vigués, Enrique López Veiga, ha reconocido en más de una ocasión que la fuga de mercancía «nos está matando». La preocupación se ha hecho mayor tras conocer que algunas pesqueras están valorando la posibilidad de abrir naves frigoríficas en el entorno de Leixões y realizar desde allí las exportaciones.

Según Fidalgo, lo que le quedó claro a la ministra es que las trabas responden a cuestiones técnicas no de seguridad alimentaria. «Ha prometido trabajar mano a mano con el presidente de la Autoridad Portuaria para solucionar el problema».