La patronal pesquera traslada al papa Francisco las mejoras en la gestión pesquera mundial

Calentamiento global y desplazamiento de las especies, importancia de la flota artesanal, contaminación de los mares, degradación de los océanos, métodos destructivos de pesca, como el empleo de cianuro o dinamita, descartes injustificables... La encíclica Laudato Si’ del papa Francisco alude en no pocas ocasiones a la actividad extractiva, como fuente de riqueza y creación de empleo que la degradación medioambiental en muchas ocasiones provocada por los humanos está afectando negativamente y generando situaciones extremas en aquellas colectividades estrechamente dependientes del sector. Alude el papa Francisco, por ejemplo, al agotamiento de las reservas ictícolas, que perjudica especialmente a quienes viven de la pesca artesanal y no tienen cómo reemplazarla, la contaminación del agua afecta particularmente a los más desfavorecidos que no tienen posibilidad de comprar agua envasada, y la elevación del nivel del mar afecta principalmente a las poblaciones costeras empobrecidas que no tienen a dónde trasladarse.

Todo esto lo leyó el secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca), Javier Garat, que pidió audiencia en nombre de ICFA (Coalición Internacional de Asociaciones Pesqueras), pero le fue concedida a título particular en la audiencia de los miércoles en el Vaticano. Fue en ese encuentro, en el que Garat estuvo acompañado de su esposa, Marciala de la Cuadra, cuando se presentó como presidente de la patronal mundial de armadores y expuso al máximo representante de la Iglesia que compartía la idea de que es preciso cuidar del entorno, al tiempo que apuntó que en la pesca «hay lugar para la esperanza, puesto que se está mejorando mucho la gestión pesquera en el mundo gracias a la colaboración de los Gobiernos, los científicos, las oenegés y el sector, y que hay muchas historias de éxito».

Garat, muy satisfecho, comentó que el papa le agradeció la información y pidió rezos por las vocaciones sacerdotales, puesto que la Iglesia también necesita seguir «pescando» entre los hombres.

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