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Los Veintiocho se atragantan con las «especies de estrangulamiento»

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

SOMOS MAR

Pepa Losada

España exigirá un menor recorte de las cuotas de merluza sur y de jurel del Cantábrico

09 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya lo avisó la flota, pero Bruselas hizo caso omiso. El problema con las llamadas «especies de estrangulamiento» ha llegado para quedarse. Desembarcará en la mesa del Consejo de la UE el lunes y martes de la próxima semana, en plena negociación para el reparto de cuotas de pesca del Atlántico del 2017. 

Los pescadores gallegos lanzaron una alarma temprana. Esta misma semana lo volvieron a hacer ante el director general de Pesca de la UE, João Aguiar. Instaron a la Comisión Europea a tomar medidas urgentes debido a la enorme presión que están sufriendo por la política de descartes cero. El sector denuncia que la escasez o la falta de cuota para ciertas especies los obliga a paralizar la actividad cuando, al desembarcar las capturas en puerto, se encuentran con que han superado el exiguo cupo del que disponen. Antes las descartaban, ahora tienen la obligación de dar cuenta de cada ejemplar al echar el ancla. 

El problema es generalizado en toda la UE. La falta de previsión de Bruselas ha generado mucha polémica. El malestar es tal que el Reino Unido, en nombre de otros socios europeos como España, elevó la cuestión en la última reunión que mantuvieron en noviembre los ministros de Agricultura y Pesca de la Unión. El debate se retomará la próxima semana. «Se están explorando varios caminos para tratar de poner remedio a esta situación», asegura una fuente diplomática europea. Confirma que la vía más rápida sería el intercambio de cuota de especies entre países, aunque «Bruselas prefiere una solución más global».

Será tremendamente difícil conjugar todos los intereses. Países como España apenas disponen de margen para pescar eglefino, por ejemplo, una especie sin valor comercial para la flota gallega, pero cuya cuota es indispensable para quienes se dedican a las pesquerías mixtas. Otros socios como Holanda, interesados en sus stocks, no quieren renunciar a su parte del pastel.  

Salvar las cuotas

La flota gallega aguanta la respiración mientras espera el tijeretazo que se avecina la próxima semana. Las negociaciones para el reparto de los totales admisibles de capturas (TAC) se presentan tensas. Bruselas propone un nuevo recorte salvaje, del 45 % para el stock del jurel del Cantábrico y de otro 37 % para la merluza ibérica. El comisario de Pesca, Karmenu Vella, se ha guiado por las recomendaciones científicas para sugerir un esfuerzo de contención que puede llevar a la flota al desguace. «Bajadas tan pronunciadas de las cuotas precipitan el cese de la actividad pesquera y el desguace. Un barco desguazado es un barco que no se vuelve a construir», señala una fuente diplomática española.

El objetivo con el que parte la ministra de Pesca, Isabel García Tejerina, es mitigar al máximo ese tijeretazo aferrándose al criterio socioeconómico. «El año pasado se proponían recortes del 50 % para algunas especies. Eso se puede llevar por delante a la mitad de la flota de algunas comunidades pesqueras gallegas, donde el 20 % de la economía depende de la pesca», advierten los negociadores, favorables a alcanzar el rendimiento máximo sostenible (RMS) para todas las especies a un ritmo más flexible, sin dañar el tejido socioeconómico de las regiones pesqueras.

Para convencer al Consejo y a la Comisión de que atenúen las rebajas, Tejerina tendrá que justificar su demanda con informes que demuestren no solo el impacto negativo que pueda tener un recorte abrupto de las posibilidades de pesca, también deberá demostrar que un aumento de los TAC no pondrá en riesgo el objetivo de conseguir el RMS en el 2020, plazo máximo. 

Ofensiva para evitar los tijeretazos automáticos del 20 % por falta de datos

Si algo enerva el ánimo de la flota son los recortes abruptos de cuotas como los que viene proponiendo Bruselas año tras año para alcanzar cuanto antes el RMS. Aun más si se hacen «por precaución» y como consecuencia de la falta de datos científicos sobre el estado del stock de un año para otro. La ausencia de informes se traduce en un tijeretazo automático del 20 % de las posibilidades de pesca. Así consta en la propuesta de la Comisión Europea para los TAC del 2017 de algunas poblaciones de abadejo, merlán y gallo del Atlántico.

La propuesta es una piedra más en el camino para la flota que faena en pesquerías mixtas, que lamenta lo complejo y difícil que será aplicar todo el reglamento de la nueva política común de pesca con semejantes restricciones.

España continúa inmersa en la batalla para conseguir que la UE no recurra a la tijera cada vez que faltan datos para fijar una cuota de pesca. «Queremos que se sigan las tendencias. Si se registran mayores capturas, que se siga esa línea. Si no se realiza una evaluación del stock, que se fije el mismo TAC», aseguran fuentes de la delegación, incómodas con el corsé impuesto por las instituciones comunitarias. 

La reclamación va ligada a la denuncia que hace el sector sobre la divergencia entre los informes que elaboran los científicos sobre el estado de las pesquerías y lo que los profesionales se encuentran cuando salen a faenar. «El sector te va a decir que los peces saltan por la borda, claro, pero no vamos a poner en duda el trabajo de los expertos», apostillan.