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Agricultura rompe una lanza por la legalidad de los barcos galos retenidos

e. abuín, e. mouzo REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Fueron conducidos a A Coruña para comprobar una irregularidad en las capturas

22 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Le Dolmen y Les Menhirs, la pareja de arrastreros pelágicos franceses que el lunes fueron interceptados por la patrullera Tarifa cuando faenaban frente a las costas gallegas, seguían ayer atracados en el muelle de A Coruña. Los inspectores pesqueros del Ministerio de Agricultura continuaban con sus investigaciones y comprobaciones para verificar la existencia de «una presunta infracción» relacionada «con las especies capturadas», que son pez espada, patudo y atún blanco, informaron desde ese departamento ministerial. 

Ahora bien, desde ese gabinete aclaran que «en ningún momento en la actividad pesquera del arrastrero pelágico francés y su pareja Les Menhirs se ha constatado pesca o actividad ilegal». Que fueran conducidos al muelle de Oza escoltados por la patrullera Tarifa simplemente responde a una «medida provisional» para realizar las comprobaciones finales en el puerto de A Coruña y verificar esa supuesta irregularidad que detectaron los inspectores a bordo del Tarifa cuando realizaron una comprobación a Le Dolmen en el ámbito de las operaciones de control e inspección de la actividad pesquera en el Cantábrico Noroeste. Procedimiento, por otra parte, habitual en estos casos. 

Desde Agricultura confirman que solo se inspeccionó al Le Dolmen. Si Le Menhirs vino detrás fue porque decidió «acompañar voluntariamente a su pareja hasta el puerto de A Coruña». 

Medida provisional

Cuando finalicen las comprobaciones, las autoridades pesqueras decidirán si se confirman o no las medidas provisionales impuestas.

Desde el departamento que dirige Isabel García Tejerina no precisaron en qué consiste esa presunta infracción que están examinando. Sin embargo, fuentes próximas a la armadora explicaron que la pareja realizó dos lances, uno corto y otro más largo. Al finalizar el de menor duración, Le Dolmen no habría apuntado las capturas en el diario de pesca, que sí anotó Les Menhirs al término del lance más largo. Faltarían así por anotar 500 kilos de bonito, siempre según las citadas fuentes. 

Y ese descuido no entra en la categoría de ilegalidad. Por eso rompe una lanza Agricultura, que subraya que tanto Le Dolmen como Les Menhirs «pescan legalmente la cuota asignada a Francia de atún blanco y lo hacen utilizando la modalidad legal y autorizada de arrastre pelágico, debiendo cumplir las condiciones establecidas por las normativas correspondientes sobre esta actividad». 

Escepticismo

El sector recibe con escepticismo ese alegato en defensa de los arrastreros pelágicos: «Se estiveran legais non estarían en terra», apostilla un armador de los más beligerantes con la actividad de los buques extranjeros frente a las costas gallegas. Al entender de los armadores locales, es muy extraño que Agricultura pueda mantener parada a una pareja por un simple error burocrático o por una falta administrativa. «Raro, raro», sugieren.

Recuerdan que ya otras embarcaciones de esta modalidad fueron detenidas por pescar especies para las que no tenían cuota, como el atún rojo, de cuya captura y descarga tienen pruebas gráficas.

Los arrastreros franceses dejan el Cantábrico después de un mes faenando frente a Galicia

Si esto fuese realmente una guerra, podría decirse que el enemigo se ha batido en retirada. La flota gallega certificaba ayer que no queda ya ninguna pareja de arrastreros pelágicos franceses faenando a doce millas de las costas gallegas, donde llevaban un mes a la captura de bonito, una pesquería que ya han abandonado buena parte de las embarcaciones gallegas por falta de rentabilidad. Persisten, sin embargo, barcos de pequeño porte de Celeiro, Burela, San Cibrao, Cariño, A Guarda... Lo hacen al norte de Galicia, al lado de asturianos, cántabros y vascos que emplean cacea y de los vascos y cántabros que usan cebo vivo.

Así, después de varias semanas agitadas, en el caladero reinaba ayer la calma. «Agora todo está moi tranquilo», explicaban desde alta mar. Y en las redes sociales dejaban constancia de que esa desbandada ya había arrojado sus primeras consecuencias positivas: «Sin la [flota] pelágica en la fosa de Hércules, los barcos de la cacea vuelven a tener el pescado estabilizado», apuntan. Estabilizado porque sin el arrastre pelágico actuando de noche -de día no trabaja porque el bonito se mueve demasiado rápido para ese aparejo-, «o peixe pode por fin repousar e comer de día, sen andar asustado nin acelerado».

La flota clama a las autoridades para que defiendan un método tradicional de pesca y lo protejan frente a otro que no mima el producto y produce mucho descarte.