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Detenidos dos arrastreros pelágicos galos por supuestas irregularidades

e. abuín, e. mouzo REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

emiliano mouzo

Agricultura eleva la presión inspectora ante las críticas de los armadores gallegos

21 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las llamadas de atención de los armadores gallegos por la intensa actividad de los arrastreros pelágicos de Francia e Irlanda frente a las costas de Galicia ha tenido el efecto que aquellos deseaban: que Agricultura aplique a los buques de pabellón extranjero los mismos controles -y con la misma rigurosidad- a los que somete a la flota que lleva la enseña española.

La Administración ha recogido el guante y ha aumentado la presión inspectora sobre la veintena de buques que operan en pareja a escasas millas de A Coruña, al lado de barcos nacionales que, según denuncian, solo encuentran lo que aquellos desechan, ya putrefacto. Ese mayor celo inspector ha tenido un doble resultado. Por una parte, una desbandada general hacia el norte de las parejas que estaban operando cerca de Galicia. Por otra, la detención de dos embarcaciones, Le Dolmen y Les Menhirs, que capturan bonito con arrastre pelágico por parte de la patrullera de la Armada Tarifa, que participa en la campaña de inspección de pelágicos para el Ministerio de Agricultura, debido a una supuesta infracción pesquera cometida por una de ellas. 

Desde Agricultura no precisaron por qué presunta irregularidad fue interceptado el arrastrero, y mientras unas fuentes hablan de que llevaba pez espada cuando ya había acabado su cupo, otras sostenían que faltaban 500 kilos de bonito por anotar en el diario de pesca.

La tripulación de los dos arrastreros galos se paseaba ayer por el muelle de Oza, con la seguridad que da tener la conciencia tranquila. «Todo está en orden», aseguraron mientras esperaban a que alguien acudiese «de una vez» a inspeccionarlos para así poder descargar las capturas y volver al mar. 

Desbandada general

Si había o no razones para ese sosiego se sabrá en cuanto actúe la Secretaría General de Pesca. Que todo esté tan en orden como dicen es algo que ponen en duda desde el sector, al que llama poderosamente la atención esa huida de los barcos rumbo a Irlanda -encabezada principalmente por parejas de armadores españoles, hacen ver-, cuando no es esa precisamente la ruta que sigue el bonito en la costera. «Si quixeran ir tras do peixe porían rumbo ao leste, non ao norte. Iso foi escapando», apunta un armador de A Mariña que sigue desde el mar las derivas de los arrastreros pelágicos.

Los gallegos cargan contra quienes emplean ese aparejo porque se trata de un arte que consideran altamente dañino contra el medio. Pero no ocultan también que hay motivos económicos. Los que se derivan de la competencia desleal que supone para la flota española tener que faenar al lado de barcos que emplean ese aparejo que está prohibido por la legislación pesquera española para los barcos que ondean su pabellón. Así, se ven obligados a faenar en el mismo caladero, justo a las puertas de casa, al lado de 24 embarcaciones -algunas solo extranjeras por la bandera, no por el capital- que sí pueden emplearlo para pescar especies que también son objetivo de la flota oriunda.

La flota dice que un «chivatazo» provocó la huida de la mayoría de las parejas francesas

Cierto que los roces de la flota gallega con la de arrastre pelágico no son nuevos. Pero este año ha contribuido a exacerbar los ánimos el hecho de que los barcos del país se hayan visto obligados a abandonar la costera dado el desastroso resultado económico. Para los foráneos también ha sido mala, pero han seguido detrás del bonito y lo encontraron hace más o menos un mes frente a la costa gallega. Llegaron hasta estas latitudes 12 parejas, 24 barcos, explican desde el sector. Ocho de esas embarcaciones eran irlandesas y acabaron rápidamente su cupo. Las francesas resistieron más. Dieciséis buques estuvieron trabajando durante el último mes frente a Galicia, pero el lunes ya solo quedaban cuatro barcos, después de que el domingo pasado la mayoría escaparan hacia el norte. Se sospecha que por los temores a que aumentasen las inspecciones, como así ocurrió. De esas cuatro embarcaciones, dos son las que ayer estaban retenidas en A Coruña y otras dos estaban 12 millas al norte de Burela

La conselleira de Mar se refirió ayer al conflicto con los arrastreros franceses y aseguró que la Xunta está actuando en coordinación con el ministerio: «Estánse facendo controis, se está a inspeccionar a dous barcos, se revisaron todos os documentos de transporte...» Porque «todas as ventaxas que teñen eles como arrastreiros peláxicos nos parecen ben, sempre que cumpran coas normas, por iso estamos incrementando as inspeccións», dijo Quintana.