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Los españoles pagarían más por el pescado si es sostenible, dice Greenpeace

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

XOAN CARLOS GIL

Pese a la buena disposición, muy pocos leen en la etiqueta cuestiones como el origen

20 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El 60 % de los españoles estaría dispuesto a pagar más si tiene garantías de que el pescado es sostenible. Es más, estarían incluso dispuestos a disminuir el consumo de productos pesqueros si de esa forma contribuyen a proteger los océanos. Son los datos que la asociación ecologista Greenpeace destaca de la encuesta independiente que ha encargado para conocer los hábitos de consumo en España, Italia y Grecia. En todos esos países estarían dispuestos a aflojar más el bolsillo por las especies sostenibles. En Italia, hasta un 76 % de los consumidores abonarían ese plus. Si la mayoría aceptaría un encarecimiento del entorno del 5 %, hay quien declara que pagaría hasta un 20 % adicional.

En cuanto a reducir o retirar el pescado o el marisco de su dieta si con eso contribuyen a proteger los océanos, un 82 % de los españoles se muestran dispuestos, menos que los griegos, donde un 88 % muestra esa disposición, y el 91 % de los italianos consultados. 

Concepto poco claro

Ahora bien, Greenpeace no oculta que los consumidores no tienen muy claro el concepto de sostenibilidad. En España, aunque un 58,3 % de los encuestados (849 consumidores en hogar y 799 en restaurantes) asegura saber de qué habla, hay un importante porcentaje de consultados que admite no saber qué quiere decir ese término.

De la encuesta también se infiere que los consumidores saben muy poco acerca de los productos del mar que ingieren. Así, menos del 10 % buscan en la etiqueta la forma en que el pescado fue capturado -el 7 % de los griegos, el 9 % de los italianos y el 7 % de los españoles-. Y solo dos de cada diez españoles miran en la leyenda el origen del producto, por más que después aseguren que prefieren y buscan el pescado de su propio país. Es más, Greenpeace estima que alrededor de un tercio del pescado que se consume en esos países es importado, no propio.

En la etiqueta, los consumidores españoles se fijan, sobre todo, en la fecha de caducidad y la fecha de captura, o en el momento del congelado y en método de producción -si es de pesca extractiva o de acuicultura-, pero muy pocos atienden a las artes de pesca que se han utilizado y, mucho menos, al nombre científico de la especie en cuestión. Es más, un 26 % de los consumidores desconocer qué información debe figurar en la leyenda. 

Hábitos diferentes

Los hábitos también cambian según donde se consuma el pescado. Si se come en casa, la selección se hace en función de la frescura, el precio y el sabor. Si se pide en un restaurante también se elige por esos tres criterios, pero en distinto orden: primero se atiende al precio, después al sabor y por último a la frescura.

Eso también es porque fuera del hogar no está tan al alcance conocer la información de la etiqueta. En este sentido, una amplia mayoría de los encuestados -el 76 % en España- considera que la información que se facilita en la etiqueta europea debería ser también obligatoria en los menús de los restaurantes y en los comedores.