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El «Alemar» negocia con Santo Tomé una fianza para quedar libre en días

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

El país africano hace oídos sordos a Bruselas y a Madrid y presenta una propuesta de sanción por pesca ilegal

13 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno de la república democrática de Santo Tomé y Príncipe no atiende a razones y está haciendo oídos sordos a los argumentos de la Unión Europea y de la Secretaría General de Pesca que le confirman que el palangrero gallego Alemar Primero no practicó pesca ilegal alguna porque las especies que guardaba en sus bodegas cuando fue apresado, hace una semana, están incluidas en el acuerdo pesquero firmado con Bruselas en el 2006 y cuya vigencia expira en el 2018. El tiburón, también.

Ni caso. El país africano ha presentado ya una propuesta de sanción al barco de A Guarda. El armador, José Bernardo Vicente Lomba, ha contratado a un abogado local para que defienda sus intereses y, al mismo tiempo, prepara alegaciones al expediente sancionador que entregará el lunes, según informó Joaquín Cadilla, presidente de la asociación de palangreros guardeses (Orpagu), que está actuando como portavoz del armador, que solo posee ese barco.

Y mientras se mueven las vías diplomática y judicial para liberar el buque, el Alemar está negociando con las autoridades de ese país del golfo de Guinea para fijar una fianza «razonable» que permita zarpar al palangrero la próxima semana. Así, al menos podrá seguir trabajando mientras se resuelve el expediente, algo que puede tardar meses, aclaró Cadilla.

El armador ya está tratando de reunir dinero para hace frente al depósito, que espera recuperar cuando el conflicto quede resuelto a su favor. De momento, la parada forzada del Alemar le está costando en torno a 4.000 euros diarios, «entre combustible, salarios, alimentación, seguros...», relata Cadilla. También tendrá que pagar los días en que permanezca atracado en el puerto de Neves, aunque sea a la fuerza.

Lo prioritario para Orpagu es que el barco con su tripulación a bordo -el patrón es el hijo del armador- «salgan de allí, porque aunque están bien, no están cómodos», explicó la directora gerente de la organización de palangreros, Juana Parada.

Una vez libres, el Alemar tiene previsto concluir la marea durante un mes y regresar a A Guarda.

Mientras, el armador sopesa si denunciar a Santo Tomé y Príncipe por el modo en que fue abordado su barco y cómo se comportaron a bordo las autoridades pesqueras. Estas iban acompañadas de militares, de ese país y también de Gabón, que estaban armados. En un primer momento, la tripulación del pesquero gallego temió que los visitantes fueses piratas pues llegaron en un barco de la organización Sea Shepherd sin distintivo y sin código de identificación, denunció Joaquín Cadilla.

Un cangués pasó nueve meses retenido en Dakar

El mal trago que están pasando los tripulantes del Alemar Primero, retenidos desde hace una semana en Santo Tomé y Príncipe, tuvieron que soportarlo antes decenas de pescadores gallegos. El precedente más cercano es el del cangués Juan José Cabadón Gutiérrez, que permaneció nueve meses retenido en Dakar (Senegal) con el pesquero que capitaneaba, el Praia de Aremilla. El barco fue apresado por la Marina de Senegal el 11 de octubre del 2015 después de varios meses pescando en Guinea Bissau. Llevaba a bordo 120 toneladas de merluza que había capturado en Bissau, el caladero para el que tenía licencia. Pero las autoridades del país africano lo acusaron de faenar en sus aguas. Los militares incluso se quedaron con su pasaporte, pero regresó a su Cangas natal el mes pasado a la espera de juicio.

Además, hace un año, el Adexe Primero permaneció tres semanas retenido por las autoridades de Rusia en el puerto de Múrmansk, enfrente del mar de Barents, en el océano Ártico, también por presunta pesca ilegal. El buque tiene base en Vigo, pero la armadora es canaria Mariscos Polar, que tuvo que abonar 56.000 euros para que el pesquero quedara liberado bajo fianza.

Rusia acusó al Adexe Primero de pesca ilegal por faenar en su zona de exclusión económica tras descubrir unas nasas de cangrejo real en sus aguas. La tripulación estaba compuesta por catorce rusos, ocho ucranianos, tres moldavos y el capitán español.