Patrocinado porPatrocinado por

Galicia firma la mayoría de las crónicas negras de los accidentes marítimos

Espe Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

O. A. / L. P.

En las 22 investigaciones abiertas este año, ha habido 4 muertos en barcos gallegos

02 may 2023 . Actualizado a las 18:29 h.

Galicia firma muchas de las crónicas luctuosas que tienen por protagonista el mar, la pesca o la navegación marítima. Demasiadas. De las 22 investigaciones sobre siniestros abiertas este año por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), solo las aguas gallegas o barcos con puerto base en la comunidad han escrito capítulos con tintes necrológicos. Son cuatro las víctimas mortales de lo que va del 2016 en naufragios, vuelcos y accidentes a bordo con algún vínculo con esta esquina atlántica.

Afortunadamente, esos capítulos que suele protagonizar han ido bajando grados en una escala macabra que sitúa en su cúspide al 2014, año en el que se fecharon los más accidentes marítimos más graves, o al menos con más pérdida de vidas humanas. En espacio de un mes, tres embarcaciones gallegas o con gallegos en su tripulación acabaron en el fondo del mar, con bajas de buena parte de sus marineros. Y otras dos contribuyeron en los meses siguientes a magnificar el tétrico relato.

Curiosamente, un año antes otro triplete de pesqueros -Frances, Dadimar Dos y Ghandi- había proporcionado un mes de sobresaltos, aunque en este caso, todos los tripulantes de sendos barcos fueron rescatados ilesos. 

Investigaciones finalizadas

A excepción del Mar Nosso, cuya investigación el pleno de la Ciaim -en una decisión no exenta de polémica- dejó en manos de Portugal por tratarse de un buque luso, aunque de armador gallego, que se hundió fuera de las doce millas españolas y en el que no hubo pérdida de vidas de esta nacionalidad -dado que las cinco víctimas eran portuguesas-, el órgano adscrito al Ministerio de Fomento ha finalizado el análisis de los siniestros más trágicos, como fueron el del Santa Ana, en Asturias; el del Mar de Marín, en Vigo; el del Safrán, en San Sebastián, y el del Paquito Dos, en la cara norte de la península de Barbanza.

En el caso del portugués Santa Ana, de armador gallego, la investigación no aprecia causas técnicas y concluye que el accidente se debió a la falta de planificación de la ruta y a que la persona que estaba de guardia de navegación no prestó suficiente atención.

El vuelco del Safrán, con base en Celeiro, se debió, según la Ciaim, a la entrada masiva de agua en el parque de pesca, una inundación de la que nadie se dio cuenta hasta que fue ya imposible achicarla. Claro que esa zona se anegó porque había un orificio en estribor sin clapeta en la válvula, navegaba con una abertura sin cerrar por babor, la nave estaba sobrecargada y no se gestionó bien la estabilidad. Para explicar el naufragio del Paquito Dos alude a la confluencia de una concatenación de causas que no acierta de determinar en qué orden cronológico se sucedieron, derivadas todas de una serie de fallos que afectaban tanto a la preparación de la tripulación como a la aptitud del barco para las funciones que se estaban realizando. Errores que los tres tripulantes pagaron con su vida.