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La Justicia prohíbe a dos furtivos agresivos pisar las playas de Boiro

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

SOMOS MAR

Matalobos

Las sentencias, sin precedentes, podrían suponer un hito en la lucha contra esta lacra

20 jul 2016 . Actualizado a las 07:53 h.

Los juzgados de instrucción número 2 y 3 de Ribeira han dictado en los últimos días dos sentencias sin precedentes que suponen un gran avance en la lucha contra el furtivismo. El contenido de los fallos hace referencia al problema histórico que se vive en Cabo de Cruz. Y es que dichas decisiones judiciales prohíben a dos furtivos violentos, y con antecedentes por agresiones a personal del pósito, aproximarse a una distancia inferior a 200 metros de los arenales que son titularidad de la Cofradía Virgen del Carmen de Cabo de Cruz (Boiro) durante seis meses.

El primero de los mariscadores ilegales condenado es Juan Carlos Santiago Rodríguez. La sentencia, en su apartado de hechos probados, relata que el 4 de noviembre del 2015, mientras extraía marisco sin autorización, se puso agresivo con el personal del pósito que vigilaba la playa de O Chazo (Cabo de Cruz) para evitar que le quitaran el bivalvo que tenía en su poder. Incluso forcejeó con uno de los vigilantes, y en el transcurso de la discusión el acusado le dijo al denunciante que «se informaría sobre su lugar de residencia y que lo iba a esperar en su lugar de trabajo, así como que le iba a quemar el coche».

La sentencia, que en este caso procede del Juzgado de Instrucción Número 2 de Ribeira, incluye también una condena por un delito leve de amenazas y una multa de 360 euros. Carlos Santiago Rodríguez también tendrá que hacerse cargo de las costas del procedimiento y no podrá comunicarse por cualquier medio con el denunciante.

Segundo fallo

La segunda sentencia procede del Juzgado de Instrucción Número 3 de Ribeira y condena al mariscador ilegal y reincidente Jacinto Rodríguez Pérez «a no aproximarse a menos de 200 metros a un guardapesca del pósito crucense, en cualquier lugar en el que se encuentre y, concretamente, a los lugares donde desarrolla su trabajo en los muelles y arenales cuya explotación corresponde a la Cofradía del Virgen del Carmen de Cabo de Cruz y a los arenales que van de Punta Peralto a Pedra Rubia, playa de Barraña, Carragueiros, Retorta, Ladeira do Chazo, playa de Mañóns y Ladeira de Triñáns». La sentencia también impide al condenado comunicarse por cualquier canal con el denunciante, y ambas medidas tendrán una vigencia de medio año.

Los hechos que, en este caso, motivaron un fallo judicial tan severo ocurrieron el pasado 4 de febrero. Jacinto Rodríguez Pérez, que estaba en compañía de otros individuos mariscando sin permiso, hizo caso omiso de las indicaciones del guardapesca, a la vez que lo amenazaba con romperle las piernas y con clavarle un rastrillo en la cabeza mientras lo empujaba. La sentencia judicial recuerda que Jacinto Rodríguez Pérez ya tuvo otros conflictos, anteriores a esa fecha, con personal del pósito crucense que derivaron en otras tres sentencias condenatorias por los mismos motivos.

«Supone un gran avance, pero la lucha para que no roben almeja es diaria»

Las dos sentencias emitidas por sendos juzgados de Ribeira han sido recibidas con alegría en el seno de la cofradía crucense, que valora muy positivamente el hecho de que las titulares de estos juzgados busquen alternativas judiciales para frenar las situaciones de violencia que cada pocos días se dan a pie de playa. Ayer, la vicepatrona de la Cofradía de la Virgen del Carmen de Cabo de Cruz, Susana Silva, explicaba que los dos fallos «suponen un gran avance, pero la lucha para que no roben almeja es diaria, ya que son muchos los furtivos que vienen a nuestras concesiones para llevarse el marisco y como intentes detenerlos corres el riesgo de que te empujen o, directamente, agredan con un raño o den un puñetazo».

La segunda responsable del pósito boirense cree que se depositaron demasiadas expectativas en la reforma del Código Penal. La realidad, asegura Silva, «es que las cosas no han cambiado. Por un lado nos dicen que el problema es que la ley es ambigua, pero la realidad, nuestro día a día, refleja que los furtivos siguen actuando de forma organizada y son igual de violentos que siempre. Ellos siguen a los suyo y somos nosotros, con la ayuda de las fuerzas del orden, los que tenemos que plantarles cara con el riesgo que implica. Muchas veces están drogados y es ahí cuando se ponen más agresivos».