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Antonio Villalba: «El cáncer es una enfermedad muy extendida en bivalvos de Galicia»

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

MÓNICA FERREIRÓS

El investigador del CIMA y profesor de la Universidad de Alcalá apuesta por crear estirpes resistentes para superar un mal que podría ayudar a la investigación en el de los humanos

10 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ser reclamado por la Universidad de Columbia y publicar un artículo en Nature no ha hecho que Antonio Villalba, profesor honorífico de la Universidad de Alcalá de Henares, pierda de vista su gran objetivo como investigador: «Resolver problemas». Tampoco le ha hecho perder la memoria, y por eso deja bien claro que el éxito ha llegado gracias a un trabajo coral, y que parte del mérito es de David Iglesias y María Jesús Carballa, como él investigadores del CIMA.

-¿Cómo empezó la investigación sobre el cáncer en bivalvos?

-Llevamos trabajando en esta enfermedad desde 1997. Nos llamaron de la Cofradía de O Barqueiro, porque tenían una mortandad de berberecho llamativa y no sabían por qué. Determinamos que había dos enfermedades y una de ellas era un cáncer que estaba muy extendido. Hasta entonces no habíamos estudiado nada de berberecho y decidimos ver cuál era la situación en todo el litoral gallego. Comprobamos que esa enfermedad está muy extendida por Galicia. A partir de ahí, hemos seguido avanzando. Si no hubiéramos hecho todo ese trabajo, probablemente no hubiesen contactado con nosotros desde Estados Unidos y no hubiésemos publicado el artículo.

-Así que... ¿cáncer?

-Es un cáncer, sí. La terminología que usamos en el ámbito de los moluscos es neoplasia diseminada, que es un tipo de cáncer que de alguna manera recuerda a la leucemia de los humanos, por el tipo de órganos a los que afecta y por cómo se distribuye por todo el organismo.

-¿A qué especies afecta?

-La lista de moluscos que tiene este tipo de cáncer es bastante larga, más de veinte. En la mayoría de ellas, son casos aislados. Pero hay cuatro especies, el berberecho, la almeja bicuda, y un mejillón y una almeja de Norteamérica, en las que el porcentaje de individuos afectados es muy elevado. En la bicuda tenemos porcentajes de hasta el 65 %. Que haya tantos individuos afectados llevó a plantearnos por qué. La dinámica de este mal es la de una enfermedad infecciosa, que se contagia. Durante un tiempo, pensamos que era por un virus. Pero nuestros colegas de Norteamérica publicaron en el 2015 que realmente el vehículo de transmisión del cáncer no era ningún virus, sino las propias células cancerosas de un individuo enfermo, que se liberan y son captadas por otros, que no son capaces de destruirlas y proliferan en su interior. Es como si fuese una metástasis que salta de un individuo a otro, una supermetástasis.

-Eso da un poco de miedo...

-El hecho de que haya células cancerosas que saltan de un individuo a otro no es nuevo. Ocurre con otros cánceres en vertebrados como el diablo de Tasmania y con un tumor venéreo de perros. Pero en el medio marino, es la primera vez que se constata. Entonces pensamos, ¿esto es un hecho aislado o está extendido? Seguimos investigando y comprobamos que en el caso del berberecho, del mejillón y de la almeja norteamericana, las células cancerosas tienen un genotipo propio de la especie. Pero en el caso de la almeja bicuda, no. Son células cancerosas que se propagan entre las almejas bicudas, que saltan de unas a otras, pero originalmente son células de almeja babosa; es decir, de otra especie. Esta es la primera vez que se demuestra que hay transmisión de células cancerosas entre especies diferentes.

-¿Y la babosa padece cáncer?

-Nunca hemos detectado almejas babosas con cáncer. En bancos donde hemos cogido bicudas con la enfermedad, incluso con porcentajes de hasta el 65 %, hay babosas que no lo tienen. La hipótesis que manejamos es que sea un cáncer que se formó hace tiempo en las almejas babosas, que las más susceptibles murieron, mientras que las que resistieron el cáncer fueron las que se fueron reproduciendo. De manera que hoy, todas las babosas son resistentes, por eso no las encontramos con cáncer. Es una hipótesis, pero nos parece una explicación razonable.

-¿Cuánto lleva ahí el cáncer?

-Lo detectamos en los noventa, pero es que antes no se había estudiado. El cáncer está ahí desde hace tiempo. Cuándo se originó, y por qué, son algunas de las preguntas que quedan por contestar...

-¿Qué repercusión tendrá todo esto en el sector de la producción?

-Esto es muy importante. Hasta ahora sabíamos que el cáncer se contagiaba, pero no sabíamos la vía. Ahora ya lo sabemos: es una célula cancerosa que salta de unos individuos a otros. Sabemos que hay individuos que no están afectados, y habrá que saber qué les permite resistir a la enfermedad. Si hay marcadores genéticos de la resistencia podremos desarrollar estirpes con las que plantearnos repoblar.

-También para la marteliosis se planteó esa solución.

-Es en lo que estamos trabajando. Combatir las enfermedades en moluscos es muy complicado. La posibilidad de vacunación es muy reducida, porque no tienen inmunoglobulinas. Otra vía de abordar las enfermedades es con tratamientos químicos, antibióticos, drogas... Pero al medio natural no puedes añadir antibióticos porque no sería rentable y, sobre todo, por las consecuencias ecológicas. Así que, o encuentras una manera de cambiar la gestión que minimice los problemas o hay que ir a la selección de estirpes resistentes. Por eso estamos intentando encontrarlas de berberecho contra la marteliosis y sería una manera de luchar contra el cáncer.

-¿Puede ser una solución también para la ostra gallega?

-Hemos demostrado ya que con programas de selección genética se puede disminuir el número de individuos que mueren por la bonamia. Incluso tenemos una serie de genes candidatos que marcarían la resistencia a la enfermedad, de forma que es llevar el protocolo a la industria. Pero el sector está desmantelado, no hay una empresa potente que lo asuma.

-¿Su investigación puede influir en la del cáncer en humanos?

-Quiero dejar claro que el cáncer de los bivalvos no se transmite a los humanos. Te puedes comer una ración entera de berberechos afectados sin ningún riesgo. Sobre lo otro, pecando un poco de optimista, creo que lo que hemos descubierto sobre la supermetástasis, sobre que las células cancerígenas salten de un individuo a otro, puede darnos alguna clave sobre el proceso de metástasis.

«El cáncer está ahí desde hace tiempo; nos queda por contestar cuándo se originó y por qué»

«En el berberecho, la marteliosis es mucho más virulenta y grave que esta leucemia»

Aunque no nació en Galicia, Villalba se considera, por formación, un «investigador gallego». Para él es un orgullo, porque «en investigación marina, Galicia es una potencia, somos absolutamente líderes en muchos campos». Para muestra, su reciente publicación en Nature. Un trabajo que no le ha hecho olvidar otros asuntos que tiene sobre la mesa.

-¿Tiene algo que ver esa enfermedad con la mortandad de berberecho en la ría de Arousa?

-No. La crisis del berberecho a partir del año 2012 fue ocasionada por un caso de marteliosis que sigue. Es una enfermedad mucho más virulenta que el cáncer. El cáncer, cuando digo que está muy extendido, quiero decir que está presente en casi todo el litoral, pero no que afecte a todos los berberechos. En las zonas en las que más presente está, llega al 30 % de la población, como máximo hemos detectado un 45 %. Sin embargo, en el caso de la marteliosis, afecta al 100 % de los individuos del banco. Además, el cáncer perjudica a los ejemplares adultos, que ya se han reproducido, por lo que la continuidad de la población no peligra. La marteliosis, sin embargo, afecta a todo el berberecho, de todas las edades. Cuando hay un nuevo reclutamiento en la ría de Arousa, los individuos muy jovencitos se ven afectados, mueren todos. Así que es mucho más grave la marteliosis.

-¿Se ha avanzado hacia la solución de ese problema?

-Este problema surgió en el 2012 y sigue ahí, y crea mucha inquietud. Pero estamos trabajando con varios equipos, desde un enfoque multidisciplinar y abierto, para darle una solución a este asunto. Tenemos candidatos muy probables para identificar al huésped intermedio que transmite la enfermedad, y eso supondrá un gran avance. Creo que hay medidas paliativas que pueden funcionar, pero la solución definitiva va a tardar porque los programas de selección genética llevan su tiempo. Y más en este caso, en el que no hay supervivientes que permitan identificar genes resistentes...

-A veces los tiempos científicos parecen demasiado largos.

-Ya... Pero fíjate en la malaria, que tiene muchas similitudes con la marteliosis. Se empezó a investigar hace muchísimos años. No mata berberechos, mata a personas, y seguimos sin encontrar todavía solución. En el tema del berberecho estamos poniendo toda la carne en el asador, estamos avanzando bastante, sabemos muchísimas más cosas que en el año 2012.