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O Roncudo muestra su cara amable a los percebeiros con buen y abundante producto

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

SOMOS MAR

José Manuel Casal

La concesión marisquera de Corme volverá a cerrarse este viernes hasta que lleguen las Navidades

07 jul 2016 . Actualizado a las 11:34 h.

Hablar de O Roncudo es hacerlo de una de las zonas percebeiras de mayor renombre del litoral gallego. Emplazada en Corme (Ponteceso), apenas se abre entre seis y siete días al año, repartidos entre julio y diciembre. Es la niña mimada de la cofradía, que la vigila con mimo, incluso con patrullas nocturnas con los propios mariscadores para tratar de ahuyentar a los numerosos furtivos que buscan sacar tajada de la comercialización ilegal de percebe de primera calidad.

El pósito abrió ayer O Roncudo, que se volverá a cerrar tras la jornada del viernes. Es el paso previo a la 24.ª edición de la Festa de Exaltación do Percebe de Corme, prevista para este sábado.

Hasta el faro acudieron ayer turistas, curiosos y vecinos, que siguieron las evoluciones aprovechando las excelentes condiciones climatológicas: casi 22 grados centígrados, una buena bajamar, sin apenas mar de fondo... Un panorama que permitió a los percebeiros acercarse, bien por tierra, bien por mar, a las rocas de más difícil acceso. Solo el viento del nordeste dificultó algo las tareas de los mariscadores.

Sobre las once menos cuarto de la mañana, los vigilantes dieron el pistoletazo de salida a una nueva campaña extractiva. Los profesionales del mar, unos 30, tenían algo más de dos horas para coger el tope máximo permitido por la cofradía este año: 6 kilos de crustáceo por productor y día, uno más que el pasado año.

Piñas sorprendentes

Las previsiones optimistas se confirmaron a los pocos minutos de clavar las rasquetas (también llamadas ferradas) en la roca. Buen producto, de gran calidad, y unas piñas sorprendentes.

Con ferradas en la mano y mandiles amarrados a la cintura, hombres y mujeres comenzaron a trabajar. Los que lo hacían por mar lograron las mejores piñas. Muchos optaron por ir al conocido bajo de O Roncudo, un islote situado a unos 300 metros del faro, y solo accesible en jornadas como las de ayer: marea baja y el mar como un plato. O casi. Muchos alcanzaron el tope incluso antes de que los vigilantes dieran por finalizada la jornada de trabajo.

Mari Carmen Suárez lleva más de 30 años dedicados a esta actividad. También es la patrona mayor de Corme. Ayer estaba satisfecha de su primera jornada de trabajo: «É moi bo percebe, moi vermello e de gran calidade», apuntó, mientras realizaba labores de limpieza entre unas rocas que la aislaban del fuerte viento.

O Roncudo tenía ayer zonas repletas de crustáceo, un signo inequívoco de que la intensa vigilancia ha dado sus frutos e impedido que los furtivos esquilmasen el entorno, como en otras ocasiones. Una vez finalizadas las tareas de apaño y limpieza, los profesionales pasaron por el control de pesaje antes de llevar el marisco hasta los vehículos isotermo en dirección al Muro (A Coruña) para la subasta de hoy. Ninguno llevó ayer el crustáceo para rularlo en la lonja de referencia en Bergantiños, la de Malpica, que ayer vendió 60 kilos entre 16 y 40 euros.

No eran de O Roncudo, pero son cotizaciones que permiten a los percebeiros orientarse. En A Coruña se subastó anteayer percebe de A Percebellosa, un entorno próximo a O Roncudo, a entre 17 y 35 euros. Unos precios, como reconoció ayer Mari Carmen Suárez a pie de roca, que poco se parecen a los de épocas pasadas: «Aínda lembro cando o percebe se vendía a entre 16.000 (96 euros) e 17.000 pesetas (102 euros) o quilo».

Desfibriladores en la exaltación del producto en Corme

La Festa do Percebe de O Roncudo tendrá este año la calificación de «evento cardioprotegido». La organización se ha sumado a la iniciativa lanzada por la empresa B+Safe e instalará en la carpa central de la fiesta un desfibrilador operacional conectado (DOC). La exaltación de Corme contribuye así a sensibilizar de la importancia de contar en lugares públicos de una herramienta que permita actuar con garantías de éxito en el caso de que alguien sufra una parada cardíaca.