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«Ata despois da Barca, alá por setembro, o polbo non vale nada»

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

SOMOS MAR

ANA GARCÍA

Las escasas descargas llevan un precio aceptable, aunque nadie está todavía satisfecho con la calidad

05 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Sobre la rampa del muelle de Corcubión, con su planeadora, A Moza, amarrada, Elías Quintáns Caamaño prepara las nasas con caballa como cebo para salir a por nécoras, porque «polbo, ata mediados de setembro, nada; collín algún, pero tireino ao mar, non vale para nada e a xente non o quere. Estamos tirando pedras contra o noso tellado», explica el marinero, que trabaja solo, tiene 47 años y lleva en el mar desde los 18.

Con las nécoras, cuya veda se levantó el viernes, tuvo algo más de suerte, consiguió «catro ou cinco quilos». No es para tirar cohetes, pero en los días más favorables, cuando «a boa vai a 40 euros» dan para afrontar los cerca de 60 que muchas veces se gastan en gasolina.

En su caso, lo fuerte viene de noche, porque en contra de lo que pasa con los barcos grandes despachados ya para el pulpo y que dejan las nasas fondeadas de un día para otro, a las ocho de la mañana tiene que traer el aparejo a tierra. «Un día podes facer 300 ou 400 euros, pero a maioría deles non chegas nin a 100», se queja el veterano pescador, cuya opinión sobre prolongar las vedas es tan compartida como rechazada en el sector.

A solo unos metros de Elías, en la lonja, las expectativas están aún abiertas, «porque o primeiro día do polbo nunca fai mira», según explica uno de los trabajadores. De hecho, ayer solo habían levantado nasas ocho barcos, que trajeron un total de 440 kilos, más o menos unos 60 cada uno. Ya estaban adjudicados desde el viernes, porque en Corcubión subastan una vez a la semana, y se los llevó Gallego Pereiro, de Camariñas, a un precio que osciló entre los 5,50 euros del más pequeño -sobre un kilo-, a los 8 euros de los ejemplares de mayor tamaño. Quizás aquí, en la talla, esté la principal novedad que se puede advertir todavía con tan pocos datos y es que «case hai os mesmos quilos de todas as medidas, cando outros anos sae todo pequeno ou moito grande», como explica el lonjero.

Más allá de Corcubión, las cifras tampoco permiten aventurar nada. En Fisterra, el patrón mayor, Manuel Martínez, explicaba que solo un barco había descargado unos 60 kilos, mientras que en Camariñas, Berto Suárez, desde la lonja, detallaba que aún no hay ningún barco despachado para pulpo porque «ata despois da Barca [mediados de septiembre] non vale». Así que toca esperar.

Mientras, en otras latitudes de Galicia, menos septentrionales, se lamentaban de lo mismo, de lo que costó a muchos profesionales reunir los topes establecidos (30 por barco y día más 30 por tripulante hasta un máximo de 210 diarios). Menos quejas había en cuanto a los precios: «Pasables», en Bueu.

Las cofradías evalúan el plan actual y estudiarán la gestión que se hace en otras zonas

La del pulpo es una de las pesquerías más importantes para la flota artesanal gallega. En Galicia hay 1.248 embarcaciones -casi un tercio de todas las que se dedican a artes menores- que disponen de pérmex (permiso de explotación) para trabajar con nasa de pulpo. Y, sin embargo, su gestión se limita a un puñado de medidas técnicas por zonas, una veda y acciones de control en el marco de un plan experimental que se renueva cada año, casi siempre a uña de caballo.

Eso es lo que ha llevado a la Federación Galega de Confrarías a embarcarse en un proyecto para evaluar la pesquería de este cefalópodo en el que ha enrolado a todo el sector, pero también a la Administración e, incluso, a los científicos con el objetivo de valorar cómo está funcionando el plan actual, qué problemas se detectan, qué se necesita para mejorar la extracción de este recurso... En definitiva, elaborar una hoja de ruta clara y con amplio consenso para mejorar la pesquería y diseñar un plan plurianual para explotar la especie.

Y como no solo en Galicia tiene peso el pulpo, sino que también es un recurso importante para asturianos, andaluces y portugueses, en la federación están dispuestos a analizar los modelos de gestión que emplean en esas zonas en busca de elementos que puedan ayudar a mejorar la pesquería gallega.

Los problemas de aquí ya los han expuesto los armadores que fueron consultados a través de una encuesta a la que respondió un 10 % de los afectados.