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Madrid busca voluntarios entre la flota para mejorar la selectividad del arrastre

e. abuín, s. serantes REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

SIMÓN BALVÍS

Necesita barcos para realizar dos campañas de prueba en Gran Sol y el Cantábrico

25 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

España trabaja a marchas forzadas para estar en disposición de ser el alumno más aventajado de Europa en cuanto llegue el momento de aplicar la prohibición de descartes, que será casi total -o casi total- en el 2019. A partir de esa fecha, la flota tendrá que desembarcar en puerto todo lo que pesque de las especies sometidas a cuota, independiente de que alcancen o no la talla comercial adecuada o se trate de un producto para el que el barco no dispone de cupo.

Claro que para ser la primera de la clase tiene todavía mucho que estudiar. En el aire está qué ocurrirá con las pesquerías multiespecíficas, aquellas en las que no hay una única especie objetivo, y el agotamiento de la cuota de una de las que pesca puede traducirse en el amarre si no consigue hacerse con más cupo, aunque disponga de posibilidades para otra especie. Claro ejemplo de este caso es el arrastre. Ironizan los armadores con que este aparejo no puede evitar la entrada de determinados ejemplares con una señal de prohibido el paso para disuadir de entrar en la red a los pezqueñines o a las especies para las que ya han agotado la cuota. 

Pruebas empíricas

Pero el Gobierno está convencido de que algo sí se puede hacer para mejorar la selectividad de esta arte de pesca. Y pretende comprobarlo empíricamente. Así es que empezará en breve a buscar voluntarios entre este segmento de flota para desarrollar una campaña en este sentido. En principio, se prevé que la prospección se lleve a cabo entre septiembre y diciembre y se dividirá en dos partes: una de 14 días en aguas comunitarias, y otra de seis jornadas en el caladero nacional.

Los responsables de la campaña serán los científicos del IEO (Instituto Español de Oceanografía) y Azti, su organización homóloga del País Vasco, que se encargarán de analizar los datos que se recaben de ambas prospecciones, así como de plantear las propuestas técnicas finales para mejorar la selectividad del arrastre. 

Candidatos

No parece que el Ministerio de Agricultura vaya a tener problemas a la hora de encontrar candidatos para embarcarse en esta aventura científica. Primero, porque se trata de encontrar soluciones a un problema que, de no resolverse antes del 2019, puede suponer el colapso para la actividad pesquera. Y segundo, porque las capturas que los buques participantes realicen durante estas campañas no computarán contra las posibilidades de pesca que la embarcación tiene asignadas. Y ya se sabe que estas son siempre escasas.

El Gobierno ya solicitó la colaboración del sector en una de las últimas reuniones de la Mesa Nacional de Descartes, el organismo creado para implementar la obligación de desembarque de aquí al 2019. Y espera todas las ideas posibles y propuestas de soluciones específicas para resolver, sobre todo, los obstáculos que plantean las especies limitantes.

La promoción de los productos descartados tendrán prioridad para recibir ayudas

Otra incógnita que inquieta a la pesca es qué hacer con las capturas no deseadas que se tendrán que desembarcar obligatoriamente. Su conversión en harina es la salida más probable para esos ejemplares de talla pequeña o escaso valor comercial que antes de la prohibición se iban por la borda y ahora tendrán que llegar a subasta con el resto de lo pescado. Precisamente para conseguir que alguien maquine otra forma de aprovechar los descartes, el Gobierno español ha dado prioridad a la promoción de estos desechos en la concesión de ayudas al desarrollo de nuevos mercados y fomento de productos pesqueros y acuícolas.

El Consejo de Ministros aprobó ayer las reglas que regirán estas subvenciones a entidades sin ánimo de lucro para incentivar el consumo de productos marinos o de cría. Aunque no aclara qué cantidad total se destinará a este fin, sí estipula que el tope máximo por entidad será de 100.000 euros y que serán subvencionales campañas regionales, nacionales o transnacionales de promoción e información al consumidor sobre las características de los productos.

Con los descartes, también tendrán mayor valoración las acciones dirigidas a promocionar nuevas presentaciones, productos o envases, así como las que promocionen los productos pesqueros de costera, y la acuicultura ecológica o los sellos de calidad.

Las ayudas se concederán en régimen competitivo y podrán ser campañas plurianuales, con una duración de hasta 24 meses.