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Las primeras sardinas grandes se vendieron en A Coruña a 6 euros el kilo

e. mouzo, e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

MARTINA MISER

Un informe de Bruselas certifica que la biomasa está en mínimos históricos

22 jun 2016 . Actualizado a las 09:58 h.

Y el cerco dio con la sardina. Después de un San Antonio «sen pena nin gloria», porque «non houbo tempo para pescar e a sardiña que había e nada era todo un», San Xoán ha obrado el milagro y ha hecho caer los primeros ejemplares «dos bos», grandes, en los aparejos de los cerqueros gallegos, explica Andrés García, patrón mayor de Sada. Los de su puerto, al igual que la mayoría de los cerqueros que operan por las aguas del norte de Galicia -incluso alguno de Asturias-, vendieron en la lonja de A Coruña, que es donde se obtienen los mejores precios, dado que se concentran la mayoría de los compradores y compiten por llevarse algún lote de una especie que escasea y por la que todavía hay quien está dispuesto a pagar los seis euros en kilo en lonja que alcanzó ayer la especie. A 80 euros se pagó la caja de sardina más cara. Por la más barata, repleta de medianillo -ese tamaño de la que entran entre doce y quince piezas el kilo- se ofrecieron 8 euros.

En A Coruña se descargaron en torno a 15.000 kilos, pero solo un tercio de esa cantidad era de la grande. De esa que gusta ver en la parrilla en la fiesta del solsticio. Las otras diez toneladas descargadas eran de tamaño pequeño, una talla que abunda en el caladero pero de la que los cerqueros quieren escapar, conscientes de que es la sardina grande del año que viene.

El desembarco permitió hacer acopio a los exportadores. Las placeras no entraron en la puja. Y es que para pagarla a 80 euros a 48 horas de la fiesta, prefieren esperar al propio día, «porque levarán o mesmo prezo e estarán máis frescas», comentan. ¿Y si no aparece esa noche? «Sempre aparece», replican.

Caída generalizada

Mientras los pescadores cruzan los dedos para conjurar la escasez, un informe del Observatorio de la Pesca y de la Acuicultura de la Comisión Europea constata que las reservas de la especie en aguas del Atlántico están en el nivel más bajo de su historia. El estudio destaca la caída «considerable» de este pelágico, importante para el sector pesquero y para las industrias conserveras de España y de Portugal. Según Bruselas, en los caladeros ibéricos del Atlántico la biomasa se redujo un 71 % en los últimos diez años y en el 2015, el déficit en el comercio de sardina fue de cien millones de euros.