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Las reservas de sardina, en su nivel más bajo de la historia

Efe

SOMOS MAR

MARTINA MISER

Un informe del Observatorio de la Pesca y de la Acuicultura de la Comisión Europea alerta de la importante caída en las reservas de la especie

21 jun 2016 . Actualizado a las 19:27 h.

Las reservas de sardina en aguas ibéricas del Atlántico (Golfo de Cádiz, Portugal o Cantábrico) se encuentran actualmente en el nivel «más bajo» de su historia, según un informe del Observatorio de la Pesca y de la Acuicultura de la Comisión Europea (CE). El estudio destaca la caída «considerable» de la especie, importante para el sector pesquero y para las industrias conserveras de España y de Portugal.

Según la CE, en los caladeros ibéricos del Atlántico la biomasa se redujo un 71 % en los últimos diez años. En el mar Mediterráneo, también se ha producido un fuerte descenso de los desembarques de las flotas españolas y francesas, en caladeros como el Golfo de León.

El estudio señala que entre el 2004 y el 2014 la mayoría de los países que capturan sardina, excepto Croacia e Italia, sufrieron caídas en la pesca; en el caso de España disminuyó un 30 %. Esta especie no está sometida al sistema de cuotas que aplica la Unión Europea (UE) para la mayoría de las pesquerías del Atlántico; pero España y Portugal han acordado medidas, como un máximo de 14.000 toneladas para este año.

Por otro lado, la CE señala que la industria transformadora de ese pescado es importante en la mayoría de los países del sur de Europa, con unas 16.000 toneladas en el 2014, en el caso español. Resalta que en el 2015, la UE registró un déficit en el comercio de sardina por valor de 100 millones de euros, debido principalmente a la importación en conserva, aunque también, en menor medida, por las compras de género congelado para abastecer a las industrias.

Marruecos es el primer proveedor de sardina congelada y en conserva. Dentro del comercio intracomunitario, España y Croacia son los principales abastecedores de producto fresco y congelado, mientras que Portugal domina el mercado de productos en conserva.

La CE ha precisado que las importaciones comunitarias de este pescado en fresco son casi inexistentes, lo que prueba que no hay alternativa a la sardina europea para esa clase de suministro, ya que dada su «fragilidad y limitada idoneidad para la manipulación» debe ser consumida rápidamente. Por ello, el flujo de sardina fresca se limita en su mayoría a países vecinos (de Croacia a Italia y de España a Portugal).