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En el pescado también hay tendencias

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARCOS MÍGUEZ

El consumidor tira ahora más de congelado, compra menos y pasa con mayor frecuencia por los refrigerados

12 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía se gasta en pescado. Más que en perfumes y potingues, aunque menos que en frutas y verduras, carne y bebidas. Un total de 8.002 millones de euros dedicaron el año pasado los españoles a llenar de proteínas marinas su cesta de la compra -ya fuesen estas en forma de pescado o de marisco-, al lado de los 8.457 millones de euros que se dedicaron a comprar lechuga y afines, los 8.397 de la carne, 8.122 de las bebidas y 7.401 invertidos en colonias y cremas. Una factura importante, cierto, pero en la que cada vez entra menos pescado. Aunque el año pasado esa cesta global del mar se mantuvo, su consumo en los hogares cayó un 2,4 % con respecto al 2014, algo que ha hecho saltar las alarmas tanto en el sector productor -que reclama rebajas de impuestos y campañas de promoción para recuperar aquel segundo puesto que España tenía en Europa como principal consumidor de pescado-, como en el Ministerio de Agricultura, que se ha lanzado a realizar análisis de mercado y a buscar fórmulas para volver a ganar el terreno perdido. Y dentro de la retracción, también se aprecian cambios en las preferencias. Todas estas cuestiones salieron a colación en el último congreso, el 17, organizado por Aecoc en Baiona.

Cambio de tendencia

Más congelado. Aunque todavía se consume mucho más en fresco, lo cierto es que esta categoría cedió terreno el año pasado en favor del congelado y otras presentaciones. Lo ha constatado la consultora Nielsen: a pesar de que el 62 % de los pescados y mariscos que se compran son del día, lo cierto es que su consumo bajó un 0,8 % con respecto al año anterior. Por el contrario, los consumidores retiraron de los arcones del congelado un 3,5 % más de producto marino. Esta modalidad acapara el 15 % de cuota de mercado.

Menos conservas

Las socorridas latas. El comprador tira antes de latas que de congelado. El 18 % del pescado y marisco que se consume está en conserva. Pero las últimas tendencias parece que están desplazando a las socorridas latas como producto para resolver rápidamente una comida o una cena. Eso puede explicar que su compra haya bajado un 1,5 % con respecto al ejercicio anterior.

Refrigerados

Avíos con salmón ahumado. Quien dice salmón, dice arenque. O bacalao. O cualquier producto ahumado. Esa podría ser la nueva solución rápida de la que tiran las familias para alimentarse sin invertir demasiado tiempo en su preparación. Y es que esta forma de presentación de los productos marinos, junto con la modalidad de refrigerado, han sido las estrellas revelación del año. Según los datos de Nielsen, la compra de este tipo de productos, antes menos habituales en la cesta de la compra, ha crecido un 8,3 %.

Refrigerados

Eviscerado o fileteado. Si el caso de los ahumados es llamativo, más lo es lo de los productos refrigerados. Entiéndase por esta categoría el pescado entero, eviscerado, descabezado o en filetes que tras su procesamiento es mantenido en cámaras frigoríficas. De nuevo la rapidez y la comodidad se imponen y las colas de la pescadería se cambian por las neveras del envasado. Es la explicación a que el gasto en pescado refrigerado haya crecido un 10,6 %.

Más consumidos

El reinado de la merluza. En España hay un pescado por antonomasia. Es la merluza y su versión en tamaño reducido, la pescadilla. De los 4.970 millones de euros que los españoles se gastaron en comprar pescados y mariscos frescos, un 15,2 % se invirtió en esa especie. Es decir, que de cada cien euros empleados en adquirir proteínas marinas, más de 15 fueron para merluza. Menos, diez euros, se dedicaron a adquirir sardinas y boquerones y nueve a marisco. Los moluscos copan un 9 % del gasto y 8,5 % el salmón. La merluza está a la cabeza tanto en fresco como en congelado, aunque en esta categoría los pelágicos ceden el puerto a crustáceos y moluscos y a cefalópodos.

Si es en lata, atún

En girasol o en oliva, líder indiscutible. A llenar la despensa de latas de conservas los españoles dedicaron 1.430 millones en el 2015, lo que costaron lasa 163.000 toneladas de productos adquiridos. Y la mayor parte de esa factura la ocuparon las latas de atún. Copan las dos primeras categorías de productos del mar en conserva. Ganan las que contienen túnido envasado con aceite de girasol y le siguen las que se enlatan en aceite de oliva. Suponen, según Nielsen, el 36,3 % y el 19,6 % del total de kilos vendidos. Claro que las familias se llevan para casa conservas de otro tipo, pero en mucha menor medida. Si acaso, alguna de sardinilla, que supone un 7,9 % de las conservas y, si eso, alguna de mejillón o si acaso una de caballa o de pulpo.

Factores de compra

Los caprichos del consumidor. Los cambios de tendencia descritos por la consultora Nielsen dan la razón al secretario general de Pesca, Andrés Hermida, que en el congreso apostó por «conocer las motivaciones de los consumidores, en base al análisis de sus necesidades, e identificar los factores emocionales y racionales que entran en juego en la decisión de compra». Ese es el objetivo de los análisis que está realizando Agricultura sobre El Comportamiento del Consumidor de Productos Pesqueros y El Comprador de Conservas y Preparados de Productos Pesqueros. Eso, junto con la promoción que llevaban pidiendo a gritos los productores, tendrá que provocar la recuperación del consumo de un producto sano y vital.

Sushi, el producto de moda

Sushi y surimi son los dos diamantes en bruto para el sector comercializador de productos pesqueros. Según Ignacio Biedma, experto en Distribución de Nielsen, son «productos de moda», que paulatinamente aumentan su presencia en el lineal y sus referencias a la venta. Vale que, como en el caso de los ahumados y refrigerados, su peso en la cesta de la compra es todavía pequeño, pero apunta maneras. En el caso del sushi, apenas representa un 0,1 % de las ventas, pero se comercializó un 115 % más en kilos que el ejercicio anterior. Y eso es, según el responsable de Clientes de Nielsen, porque se vende en formatos muy vinculados al concepto de conveniencia, «y ya sabemos que muchos consumidores hoy en día demandamos productos que nos solucionen nuestro día a día, sin olvidar el componente saludable».