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La piscicultura crece un 10 % pese a las trabas administrativas y financieras

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

XOSE CASTRO

Las granjas marinas produjeron 48.065 toneladas, por valor de 292 millones de euros

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La piscicultura en España va a más. Sorprendentemente. De las granjas marinas salieron el año pasado 48.065 toneladas de peces, un 10,2 % por encima de la producción del 2014, cuyo valor en primera venta ascendió a 292,2 millones de euros, un volumen de negocio un 10,8 % superior al del ejercicio precedente. Incluso en términos de empleo se ha mejorado: un 1,9 % más, hasta alcanzar los 1.900 trabajadores, hablando en términos de empleo directo.

Y todo ese incremento se ha producido a pesar de los obstáculos que el sector tiene delante. Trabas que persisten en el ámbito administrativo, en el acceso a la financiación, en la comercialización... Haber crecido con todo en contra supone todo un logro para los empresarios de piscicultura que, no obstante, siguen insistiendo en la necesidad de remover esas dificultades para promover el verdadero despegue de la actividad.

Los productores tienen la sensación de que la acuicultura marina española se encuentra ante la que probablemente sea una de sus últimas ocasiones para fortalecerse y ocupar una posición de liderazgo en el panorama acuícola europeo y mundial. No quieren dejarla pasar, pero se encuentran muchos vientos en contra.

Así quedó patente en la última asamblea general de la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos (Apromar), celebrada la semana pasada en Madrid. Sin entrar más en polémicas, la patronal de la piscicultura marina aludió a la importancia capital del mejillón como primera especie acuícola de España, pero también dejó patente que el potencial de crecimiento está en manos de otras especies, no en las de ese bivalvo.

Esas más o menos veladas alusiones al pulso que la miticultura y la pesca artesanal echaron a principios de año al Gobierno gallego a cuenta de la ley de acuicultura se enmarcan en las críticas que lanza la patronal al «gran retraso» que está sufriendo la puesta del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP) a disposición del sector. Es esta falta de financiación uno de los problemas más acuciantes, ya no solo por lo que implica para las inversiones de las empresas individuales, sino también para las acciones colectivas en la que los productores están embarcados. Apromar se refiere a la potenciación del sello Crianza de Nuestros Mares, cuya cofinanciación padece el mismo bloqueo que están sufriendo las empresas.

Convocatoria de ayudas

En este sentido, el secretario general de Pesca, Andrés Hermida, que participó en la asamblea, explicó que se está elaborando «la norma reguladora para poder destinar parte de las ayudas del FEMP a los planes de producción y comercialización», y está previsto que la convocatoria se publique en el segundo semestre del año.

Plan estratégico

Otra de las cuestiones que causan desasosiego al sector es la falta de avances sustanciales a la hora de poner en marcha el plan estratégico de la acuicultura española. Concretando, la mayor intranquilidad viene por lo lejano del cumplimiento de los objetivos que el documento marca para la Dirección General de la Costa del Mar. Casi un año después de la aprobación del plan, sigue habiendo el mismo atasco en la gestión de las concesiones y, sobre todo, «en el otorgamiento de concesiones extraordinarias por 50 años», tal y como prevé la Ley de Costas, exponen desde la asociación Apromar.

La patronal apunta también que no estaría de más que ese plan estratégico del Gobierno central fuese puesto en conocimiento de los departamentos de Medio Ambiente de las comunidades. A ver si así toman conciencia de que «son el punto crítico para la agilización de los trámites administrativos y la disponibilidad de localizaciones para instalar nuevas granjas», apuntan la agrupación empresarial.

Andrés Hermida anunció en la reunión de Apromar que su departamento va a relanzar los planes nacionales de acuicultura, abandonados desde hace unos años. Lo hará a través de una convocatoria de ayudas que se publicará en próximas fechas y se dirigirá a la realización de acciones que interesen y apoyen tanto las organizaciones representativas del sector como las empresas y que se ejecuten en más de una comunidad autónoma.

El Gobierno relanzará los abandonados planes nacionales de acuicultura

Europa, la crisis de los refugiados y la competencia turca

Ya en el plano europeo, los productores piscícolas temen que la situación geopolítica actual de Turquía ante la Unión Europea juegue en contra de los intereses del sector europeo. Ocurre que en junio del año pasado, más del 60 % de los criadores europeos de dorada y lubina presentaron una demanda ante la Comisión Europea contra el Gobierno de Turquía por el subsidio que proporciona a quienes cultivan esas mismas especies en el país, que después compiten en los mercados con las que producen griegos, italianos o españoles.

Arancel

Apromar y el resto de las patronales europeas esperan que el Ejecutivo comunitario imponga un arancel a las importaciones de dorada y lubina en ese país, para así reparar el grave daño que históricamente les ha venido causando esa ayuda de Estado que distorsiona la competencia.

Esa solución -la aplicación de un arancel sobre las importaciones- fue la que en su día aprobó la Comisión Europea para resarcir a los productores comunitarios por el daño que les habían causado las importaciones de trucha criada en Turquía, pues los acuicultores comunitarios de esa especie también denunciaron en su día las ayudas que el Gobierno turco concedía y que perjudicaron gravemente a los acuicultores.

Claro que cuando se resolvió el caso de la trucha turca todavía no había surgido la crisis de los refugiados. Y Turquía no se había ofrecido para hacerle a Europa el trabajo sucio. De ahí que los piscicultores tengan serias dudas acerca de la imparcialidad de Europa y teman que las cuestiones geopolíticas interfieran en la resolución de lo que consideran un caso claro de ayudas de Estado y distorsión de la competencia.