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Volanteros gallegos amarran al agotar la cuota de merluza para todo el año

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

ANGEL MANSO

Algunos han tenido de comprar cupo a otros barcos, que venden a 0,80 euros el kilo

18 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace medio año, la desesperación de un armador de la volanta que acampó frente a San Caetano, Ricardo Villar, acabó catalizando el malestar de todo ese segmento de flota, que acuciado por la escasez de cuota y un férreo marcaje por parte de las autoridades inspectoras, se instaló frente a la sede administrativa de la Xunta. La movilización concluyó días después con varias agrupaciones de todo el Cantábrico sentadas en una mesa de trabajo de la que habrían de salir soluciones a los problemas de los volanteros. Seis meses más tarde, las preocupaciones de la volanta gallega siguen siendo las mismas o peores, hasta el punto de que son ya ocho las embarcaciones que han tenido que amarrar debido a que en menos de cinco meses de campaña han agotado las 30 toneladas de merluza que tienen asignadas para todo el año. Y algunas ya han tenido incluso que sacar la cartera para comprar cupo en otras comunidades y así poder continuar pescando. Se da la circunstancia de que solo son los volanteros gallegos los que terminan sus posibilidades de pesca. Esta semana acabaron su cupo dos volanteros de Cedeira, como antes lo habían hecho tres de Corme, dos de Laxe y otro de Muxía. Todos están ahora amarrados. Y no hay dos más parados precisamente porque tuvieron que comprar kilos a embarcaciones de otras comunidades autónomas a las que no les llega todo el año para agotarlas. Así hacen negocio: vendiendo a 80 céntimos el kilo de cuota de merluza, tienen asegurados 20.000 euros sin ir a pescarla.

Más pequeños y con alternativa

Según explican los volanteros gallegos, que no sean capaces de consumir la merluza que tienen asignadas se debe a que se trata de embarcaciones más pequeñas y con menos tripulación que las que tienen su base en la comunidad autónoma y a que, además, disponen de cuota suficiente de especies alternativas, como la xarda. Y si es verdad que la volanta también puede dirigirse a la caballa -entra en las dos toneladas que tienen asignada las artes distintas del arrastre y cerco-, lo cierto es que crearía un serio problema, puesto que «xa sen participar nós, a cota este ano dou para dúas semanas escasas de costeira; se chegamos a ir, se cerra en dous días», explica Ricardo Villar, patrón de Cedeira que a las 04.00 horas del lunes pescó sus últimos kilos de merluza.

Desde hace año y medio, Villar intenta explicar a la Consellería do Mar «que este reparto non funciona». Que hay barcos y censos a los que le sobra, y que son los gallegos los únicos que se quedan escasos. «Nos dirán que non sabemos administrar a cota», al tiempo que se pregunta si son solo los barcos de Galicia los que no saben hacer que 30 toneladas les duren todo el año. «A verdade é que eu non sei administrar 30.000 quilos de pescada a 2,5 euros o quilo para todo o ano con nove ou dez tripulantes a bordo». Es más, «non sei nin como fomos capaces de chegar ata maio».

Participarán en la costera del bonito, una pesquería a la que no están habituados

Villar sugiere que si en la Consellería do Mar tienen alguna idea de cómo hacer para vivir todo el año con 30 toneladas de merluza, «agradeceriamos que nola dixesen». Ahora bien, esa solución no puede ser la de que se dediquen al rape o al bonito. «Ir ao rape supón ter que realizar unha inversión de 60.000 euros en redes para que dentro dun mes ou 15 días chegue unha orde de Madrid na que se di que non se conceden máis cambios de volanta a rascos porque a cota está a punto de esgotarse». No es fantasear, es lo que sucedió el año pasado, según explican.

En cuanto al bonito, es lo único que les queda. Y a eso esperan para salir del amarre. Ahora bien, cruzan los dedos para que no ocurra lo de la pasada costera. Y es que, a diferencia de otros volanteros del Cantábrico, los gallegos no tienen habitualidad en esta pesquería. Antes de que la cuota de esta especie se repartiese individualmente, solían vivir todo el año de la merluza, por eso ahora, aunque ahora intentan sumarse a la campaña del bonito del norte, lo cierto es que las tripulaciones no están ni especializadas ni cualificadas. Así es que el año pasado, apenas mes y medio después de haber emprendido ruta por el Atlántico en busca del túnido, varios volanteros gallegos dejaron de ir a esa pesquería.

La mesa de la volanta ha sido convocada para mañana. Los volanteros expondrán allí sus problemas. Y algunos, como Jesús, con un volantero en Laxe, planteará volver a la cuota en común. Así, cuando se agote, se agotará para todos, no como ahora.