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La toxina paraliza Chile

e. abuín, m. ares REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

La marea roja obliga al Gobierno austral a declarar zona catastrófica el sur del país, donde se concentra la producción de mejillón, mientras en Galicia comienza a remitir

15 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en Galicia ya han comenzado abrir los polígonos de mejillón por remitir el habitual episodio tóxico de primavera (han abierto algunos polígonos en Redondela, además de los de Sada), Chile está revolucionado por los efectos de una devastadora marea roja. Un purga de mar de dimensiones nunca vistas, tanto por su extensión geográfica, su duración y, sobre todo su virulencia, con niveles de toxicidad paralizante cien veces superior a lo permitido y que ha llevado al Gobierno chileno a declarar en alerta sanitaria a la región de Los Lagos primero y a la de Los Ríos después. Es más, para la primera, situada al sur del país, donde se asientan la mayor parte de los cultivos de chorito -como allí llaman al bivalvo que compite con el gallego-, se ha decretado zona catastrófica y el Gobierno ha articulado indemnizaciones a los pescadores afectados.

Precisamente, la cuantía de esas compensaciones mantiene en pie de guerra a la población, pues la considera insuficiente. Las protestas se hacen sentir en Puerto Mott -donde muchos comercios, locales hosteleros y hoteles han tapiado sus escaparates con chapas de madera para evitar nuevas roturas de cristales-, en Valparaíso -en solidaridad con los afectados del sur- y especialmente en Chiloé, donde 140.000 personas viven del turismo y de la pesca y que se ha visto completamente bloqueada, hasta el punto de quedar desabastecida de productos básicos y de combustible.

Es más, según comentan empresarios gallegos con intereses en el país austral, hubo operarios que se desplazaron un lunes a Chiloé a realizar una gestión y no regresaron el sábado hasta Puerto Mott a pesar de que tenían previsto regresar ese lunes.

5.000 personas sin actividad

Esos industriales admiten su preocupación y señalan que estos bloqueos están provocando cuantiosas pérdidas a muchos sectores económicos de la región de Los Lagos, especialmente a las plantas de salmón y de chorito. Solo en el sector del mejillón hay unas quince plantas paradas, sin actividad para más de 5.000 empleados, y que dejaron de procesar diariamente más de mil toneladas de chorito cuanto todavía había zonas que no habían sido afectadas por la toxina paralizante.

La marea roja comenzó a hacer estragos hace cinco meses. Fue obligando a realizar cierres por zonas -como ocurre en Galicia-, hasta que hace unas semanas la prohibición de extraer molusco se generalizó. Y lo peor es que no hay visos de que vaya a remitir en breve. Al contrario, los expertos hablan de cuatro o cinco meses más de episodio tóxico. Y hay estimaciones que apuntan a que hay zonas en las que almejas y choritos pueden tardar hasta un año en detoxificarse.

Los empresarios gallegos explican que la zona de producción de mejillón de Chiloé es como una ría gallega alargada, con una longitud de 200 kilómetros. Hasta ahora nunca habían vivido una situación igual, aunque admiten que la peor parte la ha llevado el sector salmonero, con pérdidas casi totales de la producción. La alerta saltó, precisamente, cuando aparecieron toneladas de crías de salmón muertas debido a las elevadas concentraciones de microalgas tóxicas. Luego vendría la aparición de toneladas de almejas macha muertas en la zona de Chonchi, al este de la isla de Chiloé.

El año negro para los cultivos chilenos que vino teñido de rojo

La aparición de decenas de ballenas varadas al sur de Chile fue el preludio de esta suerte de siete plagas que está sufriendo el mar del país austral, uno de los principales suministradores de bivalvos en el planeta, y fuerte competencia para el mercado galelgo.

Enero. Las empresas salmoneras de la región de Los Lagos comienzan a detectar mortalidades importantes, coincidiendo con la aparición de una microalga poco frecuente en la zona y que bloquea las branquias de los peces. En la región de Aysen también se aprecia la floración, aunque los daños son menores.

Febrero. Las mortalidades de salmón se extienden a otras granjas, con nueve empresas afectadas.

Marzo. Se reúnen los servicios de emergencia para analizar la situación originada por la marea roja en las granjas de salmón y se empieza a idear cómo gestionar esos pescados muertos, pues las plantas de harina y vertederos no dan ya abasto. Y es que a mediados de marzo se habla de 38.500 ejemplares de salmón muertos, en lo que ya se califica como la mayor crisis del sector desde la aparición del virus ISA.

17 de marzo. Las autoridades notifican que el 84 % de los salmones muertos se han empleado en la elaboración de harina y autorizan el vertido de residuos en una fosa submarina a 130 kilómetros de Chiloé. Entre el día 10 y el 26 de ese mes se depositaron más de más de 4.000 toneladas de desechos de salmón. La patronal SalmonChile cifra las pérdidas el 29 de marzo en 106.00 toneladas, un 12 % de la producción anual.

20 de abril. Se decreta el cierre preventivo para la extracción de mariscos en el borde oceánico de la región de Los Lagos, desde el sur de la isla Chiloé hasta el límite con Los Ríos tras detectar toxina paralizante originada por la microalga Alexandrium catenella.

24 de abril. Se confirman 10 intoxicados por mariscos con toxina. Se extienden los cierres y se indica que es la primera vez que se detecta una floración de esta microalga en el Pacífico, pues antes se restringían a las aguas de los canales interiores. Al día siguiente aparecen machas muertas en un área de 5 kilómetros de largo por 1,5 de ancho.

29 de abril. Se decreta zona de catástrofe el borde costero de Los Lagos. Más de 7.000 familias afectadas.

El Niño al que la misma NASA llama «Godzilla»

En Chile se están viendo en los últimos meses fenómenos preocupantes vinculados al mar. Toneladas de salmón de cría asfixiadas debido a las elevadas concentraciones de microalgas tóxicas que le abrasaron las branquias hicieron saltar las alarmas después del varamiento, en diciembre del 2015, de decenas de ballenas en el sur de Chile. Después vendrían las muertes masivas de calamares gigantes en Arauco, la s almejas muertas del este de Chiloé, el manto que la semana pasada formaron millones de camarones difuntos en playas de Ciudad Coronel... Y todo, con una marea roja de una virulencia nunca vista.

¿Qué ocurre? Hay muchas explicaciones. Desde la versión de que la erupción del volcán Calbuco en la primavera del 2015 ocasionó tal calentamiento de las aguas que favoreció esta extraordinaria floración de microalgas, hasta una consecuencia de los vertidos en alta mar, a unas 60 millas de Chiloé, de más de 4.000 toneladas de salmones muertos a causa, precisamente, de la toxina. Tanto peso ha cobrado esta última explicación que la fiscalía ha abierto una investigación sobre el posible nexo entre el vertido de salmones y la marea roja.

Las hipótesis son tan variadas que una agrupación de biólogos marinos ha salido al paso para atajar un nivel de desinformación que ya consideraba preocupante. Señalan que el calentamiento global derivado del efecto invernadero ha producido cambios en la física y la química del agua, en la distribución y abundancia de las especies marinas, cambios en los ecosistemas y «un incremento de varamientos de especies marinas y blooms de microalgas en muchas costas del globo». Y las de Chile no iban a ser menos. Así que los expertos hablan de que la marea roja surge de un cóctel formado por calentamiento global, acidificación, eutroficación de las aguas interiores y un «extremo fenómeno de El Niño, señalado como Godzilla por la NASA.  

Como cada vez que hay purga de mar en Galicia, los biólogos chilenos, como hace el Intecmar, señalan que son fenómenos naturales y que suelen aparecer en primavera y en otoño. En Chile, uno afectó a los salmones de cultivo y el segundo a la pesca artesanal. Y estos episodios están estrechamente relacionados con el actual fenómeno de El Niño, fenómeno que, para este caso particular, la NASA, en agosto del 2015, advirtió que podría ser el peor desastre natural de la historia, llamándolo incluso como El Niño Godzilla, por ser el más intenso y de larga duración que se haya registrado, por lo que será el más devastador en la historia», recogen los biólogos.

Lo dijo la misma NASA: «No importa donde usted viva, sentirá los efectos de El Niño». En Chile pueden dar buena fe.