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La flota deja de pescar anchoa tras una avalancha de descargas en el País Vasco

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

La lonja de Ondárroa tuvo que suspender la subasta al quedarse sin cajas ni hielo

02 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando por mucho, cuando por poco. En este caso -y sin que sirva de precedente- por mucho. Por la mucha anchoa que han encontrado los barcos que participan en la costera en aguas del Cantábrico. Fue tal la avalancha de bocarte que hubo esta última semana que incluso provocó el colapso de la rula de Ondárroa. «Quedou sen caixas para o peixe, sen xeo...», explica Eduardo Carreño, mientras se prepara para emprender camino de regreso a Galicia. Tal fue el desbordamiento que el miércoles tuvo que suspender la subasta. Y el jueves «levantaron a bandeira», como dicen allí cuando el sector acuerda dejar de pescar y prohibir la actividad. Ese parón que los gallegos aprovecharon para volver a casa servirá para decidir las medidas que se van a adoptar para corregir la situación.

Aunque sin llegar al extremo de Ondárroa, donde el martes pasado más de un centenar de embarcaciones depositaron para su comercialización un millón de kilos de anchoa en apenas 24 horas, las descargas están siendo abundantes en todos los puertos vascos. Y ese exceso de oferta, por descontado que ha tenido efecto en las cotizaciones. El precio del bocarte no llega al medio euro. «A 20 céntimos se pagou o outro día», se lamentó Carreño, que, como el 80 % de la flota, trabaja frente a ese puerto y comercializa en su lonja. Porque si en Ondárroa se llegó a un extremo nunca visto, lo cierto es que las descargas están siendo abundantes en todos los puertos vascos.

Pequeñas y grandes

Lo peor es que esa anchoa es de escaso tamaño, de las que entran 40 o 50 granos (piezas) en un kilo. Y eso hace hundir todavía más la cotización. Cierto que también se ha visto bocarte grande, del de 30 ejemplares en kilogramo, aunque en menos cantidad. «Ese si que se paga ben», señala José Blanco, presidente de la Asociación de Armadores del Cerco de Galicia y propietario de un barco que participa en la costera. El mismo Carreño vendió el jueves anchoa de la grande a 6,87 euros el kilo. Eso sí, de las 10 toneladas que capturó el día anterior, 3 se las pagaron a 1,5 euros y 7 a 0,64. «Vale, son 10.000 euros, pero...» Pero se va consumiendo la cuota con pescado pequeño. «Gastando o TAC (total admisible de capturas) e quitando do mar as anchoas do ano que ven», reprocha José Blanco, que incidió en responsabilizar al sistema de reparto de cuotas el hecho de que se esté incidiendo tanto sobre la anchoa.

«Se houbera un cupo diario de xarda, como había antes, seguramente a flota iría a ela e moitos dos que viñeron ao País Vasco quedarían en Galicia pescándo, pero por políticas mal feitas fastidiámonos todos», explicó su visión.

Mucho barco gallego

De que hay mucho barco gallego operando también dejaba constancia en el diario Deia un patrón vasco: «Este año la presencia de buques gallegos es mayor que nunca. Me atrevería a decir que hay más barcos gallegos que vascos». Pero lo cierto es que la proximidad de la anchoa a la costa ha animado a dirigirse a esta pesquería a barcos de menor tonelaje que otros años no se les hubiese ocurrido ni por asomo acercarse al golfo de Vizcaya.

Un cierre que afecta tanto al bocarte como al resto de las especies del cerco

Eduardo Carreño regresaba el jueves a casa molesto por la decisión de «izar a bandeira». Que se haya hecho para la anchoa, vale, pero «non sei por que non se poden coller outras especies das que temos cota». Así que emprendió el viaje enfadado y a la expectativa de lo que decidían este fin de semana las organizaciones de productores del Cantábrico. «Falaban de baixar os cupos ou de poñer dous días de traballo á semana», explicaba José Blanco.

Lo que está claro es que «algo hai que facer», puesto que, según cálculos del sector, ya se ha consumido más de la mitad de la cuota, y la mayor parte se ha empleado en cubrir las capturas de pequeño tamaño. Y si la costera sigue el patrón del año pasado, para cuando aparezca el bocarte de mayor tamaño, ese por el que se pelea la industria que enlata delicatesen, ya no habrá cupo para seguir pescando.

Nuevos apuros para Galicia

Por descontado que la amenaza vuelve a cernirse sobre Galicia, que de nuevo podría quedar sin poder pescar anchoa en verano, algo que ya se está convirtiendo en tradición y que ha sido motivo de protestas el pasado ejercicio, el anterior y el precedente. Y es que, en agosto, cuando abunda en aguas gallegas, el cupo del Cantábrico está casi agotado y la pesquería cerrada en el Atlántico, al disponer solo del 1,14 % de la cuota.

Hasta el jueves, los barcos que participan en la costera del bocarte podían capturar 10.000 kilos por día, siempre que los ejemplares fuesen de más de 55 granos.