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Holanda sobresalta al sector al proponer generalizar el control de tetrodotoxina

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

La sustancia, en niveles muy bajos, está presente en caramuxos y mejillones gallegos

27 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace siete años, un individuo en Málaga compró en el mercado local una caracola procedente de Portugal. La coció, la comió... y entró en coma. Permaneció así durante tres días. Quienes lo trataron creyeron en un primer momento que lo había provocado la toxina PSP, porque se le habían paralizado todos los músculos, pero pronto se comprobó que se trataba de otro tipo distinto, una que ya se había encontrado en Aveiro y que es la que está presente en el exótico pez globo: la tetrodotoxina (TTX). Ese fue el primer caso de toxicidad en humanos detectado en Europa por esa toxina que tiene la peculiaridad de ser provocada por una bacteria presente en microalgas. Como en el sur sabían que en el grupo de Farmacología Veterinaria de Lugo algo conocían de esa sustancia venenosa, se pusieron en contacto con el equipo de Luis Botana. Y tras analizar el caso comprobaron que la caracola ingerida por el malagueño tenía tetrodotoxina en cantidad suficiente para matar a seis personas. Ese fue el punto de partida del proyecto Atlantox, coordinado por el grupo lucense de Veterinaria, con el que se mapeó la presencia de TTX en la costa ibérica atlántica encontraron esta toxina en varias especies, que se podrían incorporar a la cadena alimentaria marina por varias rutas.

Paralelamente, hace dos años, en el Reino Unido detectaron esa sustancia nociva en las ostras. Y el año pasado, los griegos la encontraron en sus mejillones, que, además, asociadas a microalgas dinoflageladas, presentes también en el Atlántico.

Cambio climático

Vaya por delante que en ningún caso se han encontrado niveles como el de la caracola que casi se lleva por delante al malagueño. Y que si en algunos caramuxos se han apreciado cantidades limitadas, en el mejillón se convierten ya en trazas, de tan bajo es el nivel que tienen. Esa mayor presencia de TTX se vincula al cambio climático, que podría estar dibujando un nuevo perfil toxicológico en las especies.

Hasta ahí todo bien y con el riesgo emergente de la tetrodotoxina controlado. Pero resulta que la semana pasada Holanda sobresaltó tanto a productores como a científicos al solicitar a la DG Sanco (Dirección General de Salud y Consumo) de la Comisión Europea que incluya en el paquete de higiene el control del nivel de tetrodotoxina en los bivalvos. Esto es, que generalice los análisis para detectar la cantidad de TTX que presentan las especies que pretendan ser comercializadas en el mercado europeo. Es más, algunas fuentes aseguran que ya lo ha implantado a nivel nacional, aunque llevan la cuestión con tanto secretismo que, al menos el grupo de Botana, no ha podido conocer el alcance de la medida adoptada por la Administración holandesa y mucho menos a qué se debe ese temor que ha llevado a las autoridades sanitarias a plantear la normalización de esos controles.

La legislación europea ya impide comercializar especies de peces en los que se detecte TTX, pero no menciona los moluscos y se teoriza con que esa inclusión es la que persiguen los holandeses. Implantar esos controles no sería el problema. La spin-off de Veterinaria puede medir esa y otras toxinas en un solo pinchazo. El problema es que la propuesta que los Países Bajos han elevado a la DG Sanco coloca el listón muy bajo, en los 20 microgramos por kilo de vianda, con lo que se corre el riesgo de incorporar otro factor que limite la comercialización, como lo es ahora la toxina lipofílica, la PSP o la ASP. Sobre todo porque esos 20 microgramos están muy por debajo de los entre 2.000 y 5.000 en los que se sitúan las dosis que se consideran letales. Por tanto, en la práctica viene a significar que en cuanto se detecte la presencia de tetrodotoxina se prohíba la comercialización.

La DG Sanco empieza ahora a valorar la propuesta de Holanda y a consultar a los Estados miembros y sus laboratorios de referencia, pero Botana señala que es un «paso importante» que se empiece a pedir que se analice la TTX.