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Dos detenidos al llevar almeja de Ferrol tóxica a una depuradora de Cambados

j. romero, r. estévez, e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

José Pardo

La Policía Autonómica los arrestó por delitos contra la salud pública y furtivismo

24 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nuevo golpe al furtivismo en Galicia. En este caso, en una operación que tuvo las Rías Baixas por escenario, pero que hunde sus raíces en Ferrolterra. El mismo día en que esa comarca se sobresaltaba con la detención del patrón mayor y de otros cuatro miembros de la Cofradía de Barallobre por, entre otras acusaciones, vender bivalvos con alta toxicidad, marisco de esa ría protagonizaba otro operativo policial que se saldó con dos personas detenidas en Cambados.

La Policía Autonómica arrestó a los dos ocupantes de una furgoneta a la que había venido siguiendo desde Ferrol hasta el municipio de O Salnés. Que los agentes se fijasen en ese vehículo no fue casualidad, dado que este operativo se enmarcaba en una investigación sobre furtivismo que se prolonga desde hace varios meses, y dentro del furgón viajaban dos viejas caras conocidas, las de dos personas que están consideradas como los mayores compradores de los furtivos de la ensenada ferrolana de A Malata, área catalogada como zona C y de la que el marisco que de allí sale solo puede ser consumido tras ser sometido a un tratamiento térmico o en fresco tras pasar un tiempo en una batea de depuración situada en zona B, de menor carga microbiológica. Al parecer, no era el caso de las capturas que llevaban en los capachos, pues ambos fueron arrestados por presuntos delitos contra la salud pública y furtivismo.

El seguimiento llevó a los agentes hasta el casco urbano de Cambados. Pero una vez allí, y dado de la furgoneta realizó una maniobra prohibida y adelantó en línea continua, la perdieron de vista. Fueron solo cinco minutos, pues, como la investigación llevaba ya meses en marcha, había otra patrulla de la Policía Autonómica apostada delante de una depuradora de Cambados de la que se tenía constancia de que podía llevar tiempo aceptando marisco, preferentemente almeja, extraída por los furtivos. Y justo esa fue la parada de las dos personas después arrestadas.

Con el marisco en la báscula

Los agentes esperaron a que los intermediarios descargasen los capachos y fue después de depositar el marisco sobre la báscula cuando intervinieron. Lo hicieron acompañados de veterinarios de la Xunta, dado que con las pruebas acumuladas y la presencia de estos funcionarios ya no fue necesario presentar orden judicial.

Con todo, la parada en la depuradora no fue la primera. En ese esquinazo involuntario que los intermediarios dieron a los agentes dejaron una cantidad indeterminada de bivalvo. Un volumen incierto, pero por el que cobraron 1.800 euros, que es el dinero que les requisaron los agentes, junto a 40 kilos de almeja de la que no pudieron demostrar su procedencia, al no disponer de la documentación obligatoria que acredite su legalidad y, de paso, su salubridad.

Parte de ese marisco fue enviado al Intecmar para su análisis y determinar si es o no apto para consumo. El resultado, no obstante, no será óbice para cargar a ambos con un delito contra la salud pública, amén del de furtivismo. Y es que, según fuentes próximas a la investigación, la cantidad de pruebas acumuladas hicieron que esas imputaciones fueran rápidamente consentidas por el juez instructor. La operación sigue abierta y no se descartan más detenciones en los próximos días.

Las citadas fuentes señalan que esos intermediarios compran bivalvo a furtivos, pero también bivalvo legal, que mezclarían y colocarían a las depuradoras. Estas, por su parte, se encargarían de blanquear el producto dando una procedencia lícita a esas capturas.