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El sector denuncia la «cerrazón» de Bruselas para flexibilizar el «finning»

f. f. REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Gustavo Rivas

Propone cortar las aletas de tiburón a bordo y guardarlas en bolsas aparte

19 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A la Comisión Europea parece darle igual que la flota palangrera española mengüe por la prohibición total del finning, cercenar las aletas del tiburón a bordo. Tal y como constata el Ministerio de Agricultura, en enero del 2013, justo antes de que se impusiese la obligación de desembarcar el escualo enterito, había 243 barcos en el censo específico; dos años después eran 228, de los cuales solo 135 se mantuvieron operativos. «Es evidente que la norma de aletas adheridas al cuerpo está teniendo un perverso efecto en la rentabilidad de la flota tal y como ya anunciamos durante la negociación de una medida que no tiene fundamento», destacó el ministerio en el que informe que envió a Bruselas sobre las consecuencias de la norma.

Pero la Comisión sigue erre que erre y acaba de publicar un informe en el que se regodea con la bonanza y el grado de cumplimiento de la medida, pero sobrevuela sobre las consecuencias. Es más, las desprecia al asegurar: «Sobre la base de los costes de adaptación a los requisitos del nuevo reglamento, un análisis de los segmentos de flota pertinentes efectuado por los servicios de la Comisión indica que el mayor segmento de flota puede proseguir sus actividades con márgenes razonables de beneficios. En el caso de los segmentos que ya registran pérdidas, los costes de adaptación pueden agravar sus dificultades financieras».

También repite la cantinela de que seguirá tratando de convencer al resto de flotas del mundo para que prohíban el finning. Pero, «la Comisión no está consiguiendo ningún avance para se implante a nivel internacional», denunció Edelmiro Ulloa, secretario técnico y encargado del palangre de la cooperativa de armadores de Vigo (Arvi). De hecho, añade Ulloa, «saben que no lo van a conseguir, pero aun así siguen con el mismo criterio».

Los palangreros españoles no reclaman que se permita el finning, de hecho, ya no lo estaban practicando, aunque hasta el 2013 se expedían permisos especiales para determinados segmentos, que ya no están permitidos.

El sector reclama que se aplique el modelo neozelandés, que mantiene esas licencias excepcionales, pero el corte de las aletas se realiza a bordo, se embolsan y se almacenan junto a la carcasa, pero por separado. Guardar en las bodegas el tiburón entero está generando problemas de falta de espacio, accidentes al manipular el escualo, como cortes en las manos, y hasta pérdida de calidad del producto.

Pero, la «cerrazón y el bloqueo» a estas propuestas es absoluto por parte de la Comisión, a la que el «sector le importa poco», según Edelmiro Ulloa.

El secretario técnico de Arvi calificó el informe de la Comisión Europea como «lamentable, porque después de casi tres años publica tres páginas mal redactadas, simplistas» y que no resuelven nada.