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A la flota le incomoda que vigilen con cámaras a bordo si tira pescado al mar

salvador serantes VIVEIRO / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

SIMÓN BALVÍS

El Gobierno español apoya a los armadores si quieren probar ese sistema de control

20 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

De la teoría a la práctica puede haber travesías tan largas como las que recorren autoridades y dirigentes de la flota para aplicar la norma europea que prohíbe devolver pescado al mar. Como casi todo en el sector, los legisladores creen que cuanto más se vigila, menos infracciones se cometen. De aquí al 2019 pretenden acabar con los descartes. Y entre los Estados de la Unión Europea se debate cómo controlarlo. Todo está por decidir, pero uno de los sistemas es el de videovigilancia a bordo. Cámaras grabando los parques de pesca y las entradas y salidas de las capturas. A la flota le incomoda y el Gobierno español duda, pero apoya a los armadores que quieran probarlas. La Secretaría General de Pesca ha ofrecido financiación para que la flota experimente con circuitos de cámaras cerrados. Algunos países europeos comprueban cómo funcionan en pesquerías específicas, no tan mixtas como, por ejemplo, la española dirigida a especies demersales. Y en otros, prueban con fotografías, en lugar de tomar imágenes de vídeo.

Observadores y alternativas

Una alternativa a la videovigilancia sería la presencia de observadores a bordo de los barcos. De las conversaciones entre los Estados miembros se desprende que ese método de control le costaría más a los armadores. Pendiente de valorar el impacto económico, otra opción que se estudia en estos momentos es combinar las cámaras con los observadores.

Por lo que ha trascendido hasta ahora, entre la flota española se decantan por otros métodos para controlar que los barcos no devuelvan pescado al mar. En flotas cuya actividad esté plenamente documentada, cabría tomar como referencia los promedios de especies para comprobar si las capturas de una embarcación se ajustan a las medias de la pesquería. Esa vigilancia se reforzaría intensificando las inspecciones de los barcos en los puertos, en el mar o desde aeronaves.

Con los datos de los descartes que manejan gestores públicos y privados de la pesca, el arrastre de fondo sería uno de los segmentos de flota con más problemas para acatar ese reglamento. Parece haber coincidencia en que la solución pasa por mejorar la selectividad de ese arte y, en lo posible, reducir las capturas accidentales de las especies principales y de las pelágicas, así como de la merluza, el bacalao, los tiburones u otras de profundidad.

Estudios económicos

Cada vez quedan menos arrastreros de fondo españoles en aguas comunitarias, donde la mayoría de la flota de palangre es de bandera o capital español. En reuniones entre dirigentes de la Secretaría de Pesca y gestores del sector, hay preocupación por cómo le afectará la prohibición de los descartes en el 2019. En ese caso, el problema no son las capturas accidentales, sino cómo compensar las que lleguen a bordo de especies de las que España tiene poca cuota o ninguna. Entre ellas, la caballa o el bacalao.

Para el conjunto de las flotas, hay unanimidad al proponer estudios económicos y de viabilidad que permitan valorar cómo repercutirá la obligación de traer a tierra todo lo que pesquen.

Reticencias por el uso de las imágenes y las garantías para los tripulantes

La videovigilancia a bordo es un asunto delicado. Hay muchas cuestiones pendientes antes de decidir u ordenar grabar a las tripulaciones en su puesto de trabajo para comprobar que cumplen las normas. Entre algunos de los Estados miembros de la Unión Europea hay reticencias. Entre otras razones, porque no se ha determinado quién podrá acceder a las imágenes ni los posibles usos que se permitirían.

El Gobierno también duda

Por las informaciones a las que ha tenido acceso este diario, como la videovigilancia en la pesca tampoco está legislada, se echan en falta garantías sobre su aplicación para los tripulantes y los armadores de las embarcaciones.

En sintonía con el sector, desde el Gobierno español se plantean dudas sobre el control a bordo con cámaras. Entre otros motivos, por el coste económico para una flota tan grande como la nacional o por la infraestructura técnica y los medios humanos que harían falta para aplicarlo.

Comportamiento diferente

Dentro de los pesqueros se trabaja ahora con innumerables normas externas de obligado cumplimiento. Vigilarlos con cámaras de vídeo marcaría un punto de inflexión para profesionales que se quejan por el exceso de control al que ya están sometidos. Si las tripulaciones saben que las graban, no se descarta que su comportamiento sea diferente al habitual. Sería otro factor en contra de las cámaras; precisamente, porque las imágenes que tomasen no describirían la realidad de la pesquería. Y se desvirtuaría el objetivo final.