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Los pósitos acorralan al presidente de la federación gallega exigiendo su dimisión

Espe Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

XOÁN A. SOLER

Fajardo se someterá a una cuestión de confianza para decidir sobre su continuidad

24 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La ficha que esta semana movió el patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas, al presentar su dimisión como vicepresidente segundo de la Federación Galega de Confrarías, ha tenido efecto dominó y amenaza con derribar a la que figura a la cabeza de la organización. Si no ha caído ya es precisamente porque Tomás Fajardo se negó a presentar esa dimisión que le exigieron el sábado los 21 pósitos de la provincia de Pontevedra. Su continuidad o destitución se decidirá en una asamblea extraordinaria, que se ha convocado para el próximo 13 de febrero, en la que el presidente se someterá a una cuestión de confianza.

Es lo que se acordó en una tensa asamblea que se celebró el sábado en O Milladoiro -donde la federación gallega tiene su sede-, en la que, además, se acordó hacer público el rechazo frontal y prácticamente unánime (56 apoyos y una abstención) al borrador de Lei de Acuicultura de Galicia y convocar una manifestación en defensa del sector pesquero.

«Alí estaban a maioría dos que me votaron para ser presidente, se agora a maioría decide que marche, marcharei, pero dimitir non vou dimitir», explicó Fajardo al término de la reunión.

Pero a tenor de los asistentes, en el ambiente no se respiran aires favorables a su continuidad. Los pósitos de Pontevedra llegaron pidiendo su cabeza porque así lo habían acordado el día anterior en una junta general en la que, además de no aceptar la renuncia de Rosas -pese a que esta era irrevocable-, decidieron exigir la dimisión de Fajardo por discrepancias con su gestión, aunque quizá «habería que dicir falla de xestión», apuntan.

Reproches

La principal crítica que hacen las cofradías a Fajardo, también patrón mayor de Porto do Son, es su actuación en el conflicto del cerco. Le reprochan que incumpliese un acuerdo sectorial al no presentar en una reunión con la Consellería do Mar y las asociaciones del cerco, el día 22 de diciembre, la propuesta de gestión acordada en el seno de las cofradías. El presidente de la federación alega que no le pareció oportuno ponerla encima de la mesa en medio del fuego cruzado que había entre Acerga y Cerqueiros Galegos, pero que se la hizo llegar por escrito a la consellería para que la plantease a todas las partes y se abordase en la siguiente reunión, «como así se fixo», el 12 de enero. Finalmente, la propuesta «foi rexeitada por Cerqueiros Galegos, Lugo e Ribeira».

Pero lo ocurrido en el caso del cerco, según los críticos, es solo la gota que colmó el vaso. También reprochan a Fajardo que no convocase esa manifestación que reclamó el sector en asamblea, ni informase del rechazo de las cofradías a la ley acuícola. En este sentido, el presidente de la federación apunta que el acuerdo fue declarado nulo después de haber consultado a los asesores legales, «pois non se pode aprobar unha protesta no punto de rogos e preguntas, senón que debe figurar como punto da orde do día». Aunque de ese punto nada se supo hasta el sábado. Se aprobó por 41 votos a favor y 16 abstenciones. Y en cuanto a la oposición a la Lei de Acuicultura, «xa mandamos as alegacións, e manifestamos á oposición, non sabía que había que estar continuamente recalcándoo».

«Rotundo rexeitamento» de las cofradías al anteproxecto de Lei de Acuicultura

Para que no hubiese dudas, la Federación Galega de Confrarías decidió dejar constancia de su «rotundo rexeitamento á totalidade» del anteproyecto de Lei de Acuicultura por «impreciso, incerto e ambiguo» y hacer público el informe que elaboró un equipo de trabajo coordinado por la federación de Pontevedra en el que se refleja abiertamente el temor de los sectores productivos de la pesca y el marisqueo de que se dé preeminencia a las grandes empresas acuícolas, con gran capacidad económica.

Además de reprochar la falta de diálogo con el sector, el documento remite continuamente a reglamentos futuros, lo que hace imposible «coñecer o alcance real do anteproxecto».

En cuanto a la conversión del marisqueo en acuicultura, creen que se debe garantizar que ese salto es voluntario, pero, además, no ocultan su temor a que esa transformación pueda conllevar un incremento de los costes de producción que haga inviable económicamente ese parque de cultivo colectivo y que derive en un abandono de la profesión, lo que conllevaría al «desmantelamento gradual das confrarías en prol de entidades privadas». Además, quisieran ver más clara esa reversibilidad de la que habló la conselleira, que tampoco clarificó si el pérmex para marisqueo a flote será compatible con el título habilitante para la actividad acuícola.

Demasiada desconfianza para poder sostener en pie un solo artículo de la ley. Así que piden comenzar de cero y están dispuestos a movilizarse por ello.